La época del terror
Cuando Jacinto Cruz nació estaba destinado a convertirse en un bandido. A mediados del siglo XX, dos fracciones políticas dividieron a Colombia: conservadores y liberales; los primeros querían que la Iglesia mantuviera su poder y que el statu quo permaneciera. Los otros, los liberales, deseaban reformar al clero, limitar su poder, separarlo del estado y convertir este último en el motor de la economía. La pugna entre estos dos grupos (que llevaban enfrentándose la práctica totalidad de la Historia nacional) terminó en una violencia silenciosa que vendría a perjudicar a todos los colombianos.
Esta tensión terminó estallando por todo el país el día 9 de Abril de 1948, cuando el carismático líder liberal Jorge Eliécer Gaitán (apoyado por una gran mayoría de ciudadanos) fue asesinado por un hombre llamado Roa Sierra. Las personas del “pueblo” lincharon al asesino y luego de eso, presas del dolor, se dedicaron a saquear la ciudad, cebándose en los ciudadanos conservadores a los que vinculaban con su desgracia. Esto se conoce como “El Bogotazo”, y desde esta aciaga fecha muy pocos pueblos volverían a tener paz y tranquilidad por más de cincuenta años: pronto la Violencia se cerniría sobre todo el territorio nacional.
El gobierno de turno del conservador Mariano Ospina agilizó una pugna contra los que se levantaron en armas en el Bogotazo, pero la represión terminó volviéndose contra todos los liberales del país. Fue así como se inició esta triste época llamada “La Violencia”, que convirtió los campos en cementerios. Sin embargo, algunos parecieron disfrutar, más que sufrir, este cruel periodo de la historia colombiana.
Guerrilleros que se convirtieron en bandoleros
Jacinto fue un hombre criado en el campo, víctima como muchos desde que los conservadores amenazaron a su familia y asesinaron a unos primos suyos. Temiendo por su vida, creó una resistencia liberal en su poblado encargada de exterminar los soldados conservadores, pero como muchos otros pronto comenzó a disfrutar del poder y a abusar de este, comenzando a secuestrar, a tomar pueblos y a asesinar y violar personas sólo por pertenecer a la ideología conservadora.
La vida en esta época se debatía entre la violencia del gobierno y de los grupos que deseaban resistir al estado. Era imposible no tomar partido: las personas debían ser liberales o conservadores, lo que dejaba en una situación de riesgo a todos, porque podían ser asesinadas si caían en manos del bando contrario.
El mencionado guerrillero fue por herencia liberal, pues su madre y su padre lo habían sido así como sus padres antes que ellos. El pueblo del que era originario Santa Isabel, Tolima era igualmente liberal. Allí había conocido a un sanguinario que se hacía llamar Alma Negra quién le enseño los oficios de la masacre y el dominio de las armas, para defenderse tanto como para atacar. Pero para volverlo su discípulo lo obligó hacer algo: tenía que matar a alguien con un cuchillo y tomarse cinco vasos de la sangre de la víctima, acto que el hombre realizó sin parpadear.
Para 1959, el presidente del Partido Liberal, Alberto Lleras Camargo, hizo una amnistía con los grupos armados a lo largo del país. Sangre Negra no quiso dejar que acabaran su racha, por lo que optó por el bandolerismo y se hizo con una cuadrilla despiadada con la que siguió desolando los campos. Con el tiempo se convertiría en un temido personaje en las regiones del Tolima, contemporáneo de Efraín González y que llevaría en su cuenta más de 300 asesinatos.
Fue entonces cuando vino a conocerse como Sangrenegra
Los asesinatos de Sangre Negra
Bien han sido relatados los actos de asesinato de este fiero criminal. Una de sus más conocidas crueldades consistía en hacer el “corte franela” que consistía en cortar la parte alta del cuello de las personas y sacarles la lengua por ahí: usualmente este acto se hacía para castigar a soplones y delatores.
Pasaba por los pueblos y no dejaban a nadie vivo, los campesinos tenían que llorar la absurda violencia de este hombre que los obligaba a elegir entre matar a un hijo o ser testigos de la muerte de todos. Se dice que incluso una vez violó a la esposa de un alcalde, algo que no es de extrañar ya que Sangrenegra se caracterizaba por violar a las mujeres que tuviesen la desgracia de caer en sus manos.
Hizo muchas masacres pero de ellas la de Totaré y Los Guayabos marcarían la historia de Colombia para siempre. Solía perseguir y asesinar a quienes no le pagaran un impuesto que impunemente había puesto entre los campesinos: sin necesidad de usar armas de fuego los despellejaba como marranos y luego los dejaba secar para que los “gallinazos” (buitres pequeños) se comieran los cadáveres.
Eventualmente acorralado por las autoridades, Sangrenegra decidió suicidarse para no compartir el destino de sus víctimas. El suboficial William Moreno fue el encargado de la operación y, tras obtener su cadáver, lo trasladó de pueblo en pueblo para dejar que los residentes lo escupieran y golpearan. Finalmente, en una ironía del destino, fue sepultado en Totarito, región agraria donde cometió su última masacre.
Fuente de imágenes: 1: juandavidf16.wordpress.com, 2: wikipedia.org, 3: proclamadelcauca.com