La brecha que separa a los animales de los seres humanos en algunas ocasiones pareciera diluirse. Eso lo vemos cuando un animal se torna sensible, emotivo, capaz de comunicarse, no sólo con otros de su especie, sino con el ser humano y, lo que es más, cuando vemos que es inteligente, capaz de construir algo que requiere de inventiva.
El animal más inteligente del mundo
Y Washoe quizás sea el ejemplo más significativo, una hembra chimpancé que nació en 1965 y que murió en el año 2007, a los 42 años de edad. Ella fue el primer animal, el primer no-humano en aprender a comunicarse mediante un lenguaje. Los chimpancés, por su propia fisionomía, no podrían llegar a vocalizar, a pronunciar palabras, por lo cual los tutores de Washoe, en la Universidad de Nevada, le enseñaron el lenguaje de señas americano como parte de un proyecto de investigación acerca de la adquisición del lenguaje en animales.
El lenguaje de señas
El proyecto tuvo éxito, y Washoe aprendió 350 palabras y, lo que es más, ella, de su cuenta, se lo enseñó a su vez a Loulis, su hijo adoptivo. Ella se crio como un niño humano y tenía acceso a la ropa, peines, juguetes, libros, y un cepillo de dientes. Así mismo, se sometió a una rutina regular con las tareas, juegos al aire libre y paseos en el coche de la familia.
Un día, mientras sus tutores, Allen y Beatrix Gardner, paseaban con ella y al pasar por un algo donde había un cisne ella expresó las palabras: agua y pájaro. Pero Washoe también aprendía sólo de la observación. Ella era capaz de generar nuevas combinaciones a partir de las palabras que ya había aprendido. Por ejemplo, en alguna ocasión, al ver un termo expresó las palabras: taza, metal y bebida.
Autoconciencia y emoción
La chimpancé también llegó a desarrollar la conciencia de sí misma, así como de la emoción. En alguna ocasión le pusieron delante un espejo y le preguntaron que qué veía, y ella contestó: “Yo, Washoe”. En otra ocasión Kat, una de sus cuidadores estaba embarazada y, debido a complicaciones, debió de ausentarse de su trabajo y perdió a su hijo. De regreso Kat le pidió disculpas a Washoe por haberse ausentado, aunque decidió contarle la verdad. Le dijo: Mi hijo murió. Ante la noticia Washoe agachó la cabeza por un rato, luego volvió a levantarla, miro a Kat a los ojos, le tocó la mejilla y, aunque no lloró, le dijo la palabra: “llorar” y dibujó una lágrima.
A partir de 1980 Washoe vivió en la Universidad central de Washington donde gustaba de jugar con las muñecas, comunicarse, cepillarse los dientes, pintar o tomar el té. Cuando nuevos estudiantes llegaban a trabajar con Washoe, ella reducía el nivel de expresión para con ellos, lo que en algunos casos resultaba humillante para ellos.
Uno de los episodios más conmovedores sucedió cuando fue relacionada con otros chimpancés, ante lo cual ella sufrió una crisis de identidad y, aunque con el tiempo logró relacionarse bien con ellos, en principio parecía sorprendida al percatarse de que ella no era humana.
Muerte y controversia bioética
El 30 de octubre de 2007, miembros del Instituto para la comunicación entre chimpancé y humano, anunciación que Washoe había muerto. Tras ello, Washoe recibió varios elogios y generó un enorme impacto en la bioética. Algunos expertos inclusive señalaron que ella no sólo había creado relaciones cercanas con los seres humanos, sino personales, que era emocionalmente sensible y que, por consiguiente, era merecedora del mismo estatus moral que se le concede a los seres humanos.
El trabajo realizado con Washoe y otros primates motivó al proyecto gran simio para trabajar por incluir a los grandes simios no humanos como chimpancés, orangutanes y gorilas dentro de la comunidad de iguales, otorgándoles el estatus moral y protección legal que sólo disfrutan los seres humanos actualmente, con el objetivos de ponerlos en el estatus moral de personas, a cambio de propiedad privada.
Fuente de imágenes: newstalkkit.com; littlethings.com