El caudillo liberal
A nuestro público lector debe ocasionarle curiosidad la guerra en Colombia. Una guerra que lleva más de 60 años tiene un punto de inicio y ese fue “el Bogotazo”.
Es cierto que la formación de las guerrillas, el partidismo político y la represión violenta son característicos del país tropical desde la independencia colombiana. A finales del siglo XIX se intensificó con la sangrienta “Guerra de los Mil Días”.
Liberales y conservadores luchaban por el poder. Mandaban ejércitos de campesinos a matarse en los campos y así siguieron haciéndolo siempre. Solamente que desde los años veintes surgió un hombre llamado Jorge Eliecer Gaitán que cambió un poco el panorama. Pacificó. Llevó la lucha al diálogo ciudadano.
El conocido líder liberal había estado más apegado a los ideales de progreso de la nación. Era amigo de los campesinos y los más necesitados. Los obreros lo apreciaban y él les correspondía con lealtad y honestidad.
Efectivamente muchas personas no lo querían por ser “liberal” pero él buscó construir un nuevo ideal político que no dependiera del bipartidismo. Así Gaitán se fue volviendo el símbolo de las masas.
Hizo grandes marchas y muchas luchas sociales contra los más ricos. No podemos decir que Gaitán era comunista. Gaitán era un hombre que no se veía con una ideología generalizada. Él decía: “Yo no soy un hombre, soy un pueblo. El pueblo es superior a sus diligentes”.
Con tanto poder social el líder era amado por muchos y odiado por otros. Todos sabían que ese gran caudillo podía morir en cualquier momento si nadie lo cuidaba. El día que lo mataron el abogado Gaitán venía de su almuerzo.
Un asesino rosacruciano
Roa Sierra se levantó temprano esa mañana. Era 9 de abril de 1948. Por ser sábado era día de plaza, por lo cual el centro estaría lleno de campesinos que venían a vender sus productos. Esos campesinos amaban a Gaitán.
A Roa lo habían mandado para que matara a Gaitán. Nadie supo exactamente quien lo mandó. Desde hace 70 años la pregunta de quién mandó a Roa Sierra sigue sin resolver.
Lo que sí sabemos es la vida de Juan Roa Sierra. Este hombrecillo era hijo de una prostituta y el menor de 12 hijos. Su padre era tallador y Juan era un tipo que no se ajuiciaba.
Había pasado por varios empleos y no conseguía nada. Había trabajado de portero del consulado alemán, vocero, taxista, etc. Pero a pesar de todo seguía desempleado y ese desespero lo fue llevando a perder la razón.
Roa Sierra iba al consultorio de Gaitán en el centro de la ciudad muy seguido. Le contaba sus problemas de dinero, pues él tenía que enviar dinero a su ex mujer para su hija y ella lo azuzaba diciéndole que era un perdedor y que no servía para nada.
Eran tantos los problemas de Roa que Gaitán le había sugerido escribirle una carta al presidente de la república para que lo ayudara. Días antes del asesinato Roa Sierra había enviado la carta al presidente y este le dio “recomendaciones”.
Juan Roa Sierra también tenía amistad con el alemán Umland Gerd. Este personaje lo vinculó al Rosacrucismo. El número de afiliación de Roa era “Juan Roa 81816-S” de la sociedad californiana A.M.O.R.C.
La familia de Roa fue entrevistada luego del Bogotazo. Señalaban a Roa como un hombre supersticioso y muy apasionado por la política. Además Roa Sierra se volvió más callado meses antes del asesinato
Los tres disparos
En Bogotá, entre la carrera séptima con avenida Jiménez, Gaitán caminaba hacia su consultorio. Acababa de almorzar y se preparaba para una cita con un joven cubano universitario llamado Fidel Castro.
Varias citas había tenido ese día y la tarde del sábado se prestaba para ser más larga. Al entrar al edificio donde tenía su oficina, un hombre que conocía, Roa Sierra, le apuntó y disparó tres tiros.
Dos le dieron en la cabeza y uno en el pecho. El líder más grande de Colombia estaba tendido en la calle. En un inicio se sintió el silencio, luego la gente comenzó a llegar, lloraban, gritaban y se enardecían cada vez más.
El cuerpo de Gaitán fue recogido con mucho cariño por la plebe y montado en un auto hacia la clínica donde moriría en unos minutos. Este abogado, político y docente de la mejor universidad de Colombia había muerto por tres impactos de bala.
Mientras tanto los ánimos se caldearon. El pueblo comenzó a gritar: “¡Mataron a Gaitán!
De la plaza de Bolívar salían centenares de campesinos hacia la carrera séptima. El sonido del llanto recordaba la tragedia de la Peste Negra. Miles de desconsolados. El tranvía bajaba por la avenida Jiménez y los pasajeros bajaban por curiosidad.
La verdad más helada acababa de hacer temblar las entrañas de la sabana bogotana. Acababa de comenzar la tragedia que definiría el curso de la historia colombiana. Cientos de miles de muertos se pagarían durante los próximos setenta años.
El nudo|El desenlace
Bibliografía - https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Roa_Sierra
- https://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/el-dia-que-mataron-gaitan
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