Un paseo por «la roca»
Demos hoy un paseo por uno de los lugares abandonados más míticos de Estados Unidos, la conocida isla de Alcatraz con su más famosa e inexpugnable prisión dónde, durante décadas, fueron a parar los huesos de los delincuentes más peligrosos de la costa oeste norteamericana.
La Roca, como también se conoce a esta pequeña isla de la bahía de San Francisco, fue nombrada por primera vez como “La isla de los alcatraces”, por el español Juan Manuel de Ayala en el año 1775. Obviamente, recibió el nombre por la colonia de estas aves que vivía y todavía vive en la isla.
En 1846 un tal Julian Workman recibió la cesión de la isla del gobierno mexicano a cambio de que construyera un faro en la isla; faro que todavía está en funcionamiento y que es el faro más antiguo en funcionamiento de la costa oeste. Dos años después, tras el Tratado de Guadalupe Hidalgo, California pasa a formar parte de Estados Unidos y tras una batalla legal, la isla pasa a formar parte del gobierno.
La fiebre del oro convierte la zona de San Francisco en un hervidero de gente y el gobierno ve en la isla un lugar ideal donde emplazar baterías costeras para defender la bahía, de este modo en 1853 comienzan las obras de fortificación de la pequeña isla que terminarán en 1858. La primera guarnición de la isla constó de 200 soldados. Dos años después estallo la Guerra Civil, en la isla se montaron 85 cañones que llegarían a incrementarse hasta los 105 y que curiosamente nunca llegaron a abrir fuego sobre enemigo alguno. Esporádicamente, las instalaciones de la isla ya se usaron durante la guerra para encarcelar a algunos simpatizantes del bando confederado. Una vez terminada la guerra, la artillería no tardó en quedarse obsoleta y el uso defensivo de la isla perdió su sentido.
Así pasaron los años hasta 1933, cuando la propiedad de la isla pasó al Departamento de Justicia de Estados Unidos y tras las reformas necesarias, pasó a convertirse en la prisión de Alcatraz. Durante los 29 años que estuvo en uso, por la cárcel pasaron célebres criminales como Al Capone, Robert Franklin Stroud (el «Hombre Pájaro de Alcatraz»), Jose Sierra, James «Whitey» Bulger y Alvin Karpis, quien pasó más tiempo en Alcatraz que cualquier otro recluso. También se les proporcionó vivienda al personal de la prisión y a sus familias.
Debido a su alto coste de mantenimiento y a la contaminación de la bahía por las aguas residuales de los 250 presos más el personal de mantenimiento y funcionarios de la prisión. El Fiscal General Robert F. Kennedy decretó el cierre del presidio el 21 de marzo de 1963 y los reclusos fueron llevados a la cárcel de Marion, Illinois.
En 1969 la isla fue ocupada durante 18 meses por un grupo de nativos americanos de diferentes tribus que reclamaban su posesión basándose en el Tratado de Fort Laramie (1868). Durante la ocupación varios edificios fueron dañados o destruidos por los incendios, incluidos el patio de recreo, las casas cuarteles de la Guardia Costera y la casa del alcaide.
Fotografía LeeLeFever
Otros edificios fueron destruidos por el Gobierno de los Estados Unidos después de que la ocupación finalizara. Hoy en día, la isla es un sitio histórico operado por el Servicio de Parques Nacionales como parte del Parque Nacional Golden Gate y está abierto para visitas. Los turistas pueden llegar a la isla por ferry desde el muelle 33, cerca de Fishermans Wharf en San Francisco.
Y tras conocer la historia de este emblemático lugar, demos ahora un pequeño paseo. Algunas partes se mantienen para las visitas, de otras solo quedan las ruinas.
El Exterior
Edificios industriales donde trabajaban los presos
Talleres – Fotografías de Paul Tuna Turner
Otros edificios de servicios – Fotografía Say.fromage
Los corredores
Las celdas
Otros lugares
Sala de Uniformes. Fotografía Elements156
La Cocina. Fotografía Elements156
3 zonas del hospital. Fotografías Elements156
Túneles de comunicación entre los edificios. Fotografías Elements156
La morgue. Fotografía Battyward
Las fugas
Durante sus 29 años de funcionamiento, la penitenciaría alegó que ningún preso escapó con éxito. 36 presos han participado en 14 intentos, dos personas lo intentaron dos veces; siete murieron y dos se ahogaron. La escena más violenta se produjo el 2 de mayo de 1946, cuando un intento fallido de fuga de seis presos dio lugar a la denominada «Batalla de Alcatraz».
El 11 de junio de 1962, Frank Morris, John Anglin y Clarence Anglin llevaron a cabo con éxito una de las más complicadas fugas jamás concebidas. En la parte posterior de las celdas de los reclusos en el Bloque B (donde fueron internados los fugitivos) había un pasillo no vigilado de 0.91 metros de ancho. Los prisioneros cincelaron el hormigón dañado por la humedad de alrededor de un respiradero que conducía al pasillo, utilizando herramientas tales como una cuchara de metal soldada con plata de una moneda de diez centavos y un taladro eléctrico improvisado a partir de una aspiradora robada. El ruido era disimulado con el sonido del acordeón durante la hora de música, y el progreso de sus trabajos se ocultaba con falsas paredes de cartón que, en la oscuridad de las celdas, engañaba a los guardias.
El camino de la fuga conducía a través de un motor de ventilación; el ventilador y el motor habían sido eliminados y sustituidos por una rejilla de acero, dejando un hueco lo suficientemente grande como para un preso pudiera subir. Robando una cuerda de carburo de silicio del taller de la prisión, los presos habían quitado los remaches de la rejilla y los sustituyeron por otros de imitación hechos de jabón. También robaron varios impermeables para usarlos como balsa en su huida. Dejaron en sus respectivas camas muñecos de papel maché a los que habían pegado cabello real de la peluquería de la prisión para despistar a los guardias, y se fugaron. La hipótesis fue que llegaron a la bahía de San Francisco a las 10 p.m.
La investigación oficial del FBI contó con la ayuda de otro preso, Allen West, que también formaba parte del grupo de los fugitivos pero finalmente se quedó. Se cree que pudo deberse a que no pudo abrir la rejilla de ventilación de su celda a tiempo o bien porque le pudo el temor. En cualquier caso, cuando West fue capaz de abrirlo, sus compañeros ya se habían marchado y con ellos la balsa, por lo que no tuvo más remedio que permanecer en su celda hasta el día siguiente, momento en el que se descubrió la ausencia de los presos. Objetos pertenecientes a los fugados fueron encontrados en la cercana isla Ángel, y el informe oficial sostiene que los fugitivos se ahogaron al intentar llegar a tierra en las aguas frías de la bahía, pero sus cuerpos nunca fueron encontrados.
Agujero de escape en una celda. Fotografía Elements 156
Fuente:
wikipedia.net
ARCHIVO DE ABANDONOS DE T.E.M