Los límites de los insectos
Dentro de los miembros del reino animal, los insectos (y en general los artrópodos) son uno de los grupos más exitosos. Con una abrumadora mayoría de tamaño pequeño y gran cantidad de formas que se han apropiado de prácticamente todo el mundo, los insectos son prácticamente omnipresentes en nuestra sociedad.
Sin embargo, hay un límite que tienen estas pequeñas criaturas, y es su cerebro. Estos animales tienen unos cerebros diminutos y carecen de un sistema nervioso complejo, como el nuestro, por lo que son casi robots que reaccionan a los estímulos de manera predeterminada. Se puede decir que las “decisiones” de un insecto, contrario a las de un mamífero, vienen integradas en su ADN, por lo que le es imposible dejar de actuar de la manera en que siempre lo ha hecho… o al menos, eso creíamos.
Pues recientemente un estudio de la Universidad de Bielefeld (Alemania) detectó que algunos saltamontes son capaces de modificar su canto al encontrarse cerca de un sonido anormal y, puntualmente, que lo hacen cuando se encuentran en las inmediaciones de un vehículo. Esto, que parece ser un comportamiento aprendido, podría revolucionar lo que creemos de estos animales.
El estudio de los saltamontes
Los saltamontes producen un “canto” al frotar sus patas con sus alas: este sonido sirve como medio de comunicación y, principalmente, como una manera de atraer potenciales parejas. De ahí la importancia que para un saltamontes tiene ser escuchado.
Sin embargo, variables no naturales como un vehículo pueden hacer que los saltamontes no sean capaces de hacer que sus potenciales parejas los escuchen. Por esta razón, los animalitos se ven obligados a modificar su canto si quieren pasar sus genes a una próxima generación.
Esta es la razón como algunos investigadores justifican el rápido aprendizaje de los saltamontes (que, evidentemente, tienen que haber desarrollado este nuevo canto en menos de un siglo). Sin embargo, algunas evidencias le apuntan a que los saltamontes realmente son capaces de aprender pues modifican su canto en ausencia de vehículos. Aunque esto no está confirmado del todo, podría significar que el cerebro de un saltamontes es mucho más complejo de lo que creemos.
Aunque pueda parecer una minucia, el hecho de que un insecto sea o no capaz de aprender implica replantear todo lo que sabemos del funcionamiento de un sistema nervioso. Por esta razón, los saltamontes que aprenden podrían ser una revolución en la entomología.
Fuente de imagen: glits.mx