Imagen del relato de Alexander Von Humboldt respecto a la pesca de tembladores
Humboldt
Alexander Von Humboldt fue uno de los más importantes exploradores del nuevo continente: en el umbral entre los siglos XVIII y XIX dedicó su vida a explorar las costas americanas, ascendiendo hasta las cumbres andinas y visitando las mesetas centroamericanas. Sus estudios impulsaron la ciencia de las recién creadas naciones por más de un siglo y sus memorias permitieron a los habitantes de la región conocer su tierra con un detalle no pensado hasta entonces
Uno de los relatos más discutidos del explorador es relativo a la pesca de las llamadas “anguilas eléctricas” en las aguas del amazonas. Allí, afirma Humboldt, los indígenas llevaban un animal grande (una vaca, caballo o cabra) a la orilla asegurando que al menos la mitad de su cuerpo quedase fuera del agua y esperaban que los peces se acercaran, tras lo que éstos sacaban la cabeza del agua y ejecutaban duras descargas que en ocasiones llevaban a la muerte de los animales. Las personas descendían entonces y atrapaban las “anguilas” que ahora estaban agotadas y no podían producir descargas.
Temblador
En el amazonas estos peces se conocen como “tembladores”, nombre que preferiremos aquí pues técnicamente hablando no son anguilas (su cuerpo es alargado, pero demasiado gordo para ser el de una anguila). Aunque desde siempre se conocen sus temibles capacidades eléctricas (capaces de dejar inconsciente a un caballo y de lesionar seriamente – incluso matar – a una persona, por mucho tiempo se pensó que el relato de Humboldt era una mera leyenda, pues jamás se les había visto salir del agua para ejecutar una descarga.
Un reciente estudio de la Universidad de Vanderbilt dirigido por la bióloga Kenneth Catania puso a prueba la capacidad de descarga de estas criaturas y demostró que en condiciones de estrés pueden reaccionar con mucha fuerza y sacar su cabeza del agua.
Esto no es un gasto inútil de energía. Como lo muestra la imagen, el sacar la cabeza del agua hace que la corriente tome muchísima más fuerza (pues pasa por el cuerpo del animal de vuelta al río) convirtiéndola en una herramienta defensiva aún más letal. Para que esto ocurra, sin embargo, el temblador debe sentirse atrapado (de lo contrario lanzará una descarga más moderada y sencillamente escapará) y en peligro inminente.
Acá vemos al animal en acción
Aunque Humboldt no lo menciona como un detalle importante si señala que esta peculiar cacería ocurría ante todo en la temporada seca. Esto, afirma Catania, se debe a que en este periodo los tembladores suelen encontrarse en pozos que se secan progresivamente, lo cual genera estrés y hacinamiento y hace que no tengan a donde escapar. Sin embargo, sus descargas siguen siendo potencialmente mortales, por lo que los nativos preferían sacrificar algunos animales para después pescar con más tranquilidad. La “sopa de anguila” era muy valorada en aquellas regiones.
El estudio de Catania, aunque no demuestra que la cacería haya ocurrido, si nos indica que los tembladores tienen, en efecto, la capacidad de salir parcialmente del agua para volver aún más letales sus descargas eléctricas. Parece ser que su investigación terminó de redimir la figura de Alexander Von Humboldt y darle más prestigio a su palabra.
Por ahora, Catania espera poder probar sus descubrimientos en los tembladores de vida salvaje en el Amazonas. Para hacerlo necesitará fondos, por lo que más de uno ha afirmado que debería pedírselos a los descendientes de Humboldt.
Imágenes: 1: musicallanera.net, 2: sciencedaily.com