Perros y gatos
Tras los perros, los gatos son seguramente el animal doméstico más popular, y aquel que ha recorrido mayores distancias acompañando a los seres humanos. Aunque se creía que la historia de los gatos comenzaba hace “apenas” 6.000 años (siendo domesticados en Egipto en torno al 4000 a.C.), recientes excavaciones indicaron que estos animales habrían sido compañía de los seres humanos por miles de años más de lo que se suponía, en particular una tumba con huesos de gatos y humanos en Creta en torno al año 7500 a.C.
Con esto, los gatos pasarían a ser el segundo animal en ser domesticado por los seres humanos (antes que las vacas, los caballos o las ovejas). Los primeros fueron los perros, antes del milenio XV a.C.
Pero una segunda pregunta es ¿cómo llegaron los gatos a todos los territorios en los que actualmente se encuentran? Esta era la pregunta que buscaban responder un grupo de científicos dirigidos por la investigadora en genética evolutiva Eva-María Geigl, del Instituto Jacques Monod de París, para lo cual investigaron el ADN mitocondrial de 209 gatos esparcidos a lo largo de Europa, Asia y África.
Domesticación y expansión
Primera oleada
Se cree que los gatos fueron domesticados por primera vez en los albores de la agricultura, cuando el almacenamiento de granos comenzó a atraer la atención de roedores. Esto, a su vez, atrajo variedades salvajes de gatos, y los primeros agricultores no tardaron en las ventajas que aquellos representaban.
Al contrario que los perros, no se esperaba de los gatos que siguieran a los humanos, ni siquiera que los obedecieran, por lo que no se realizó una selección tan “específica” que los convirtiera en algo como los leales compañeros caninos. El objetivo de los gatos siempre fue mantener afiladas sus garras y moverse en torno a los graneros con sus sentidos afilados. Su compañía era un factor adicional.
Segunda oleada
En cualquier caso, parece que la primera “oleada” de colonización de estos animales siguió el paso de la agricultura. Una segunda oleada, en este caso de gatos provenientes de Egipto, ocurrió en un periodo muy posterior (entre el 400 a.C. y el 400 d.C.) y parece haber tenido causas bien diferentes.
En efecto, el ADN mitocondrial procedente de Egipto que aparece en este periodo a lo largo y ancho del continente euroasiático (y sobre todo en Europa) parece haber sido producto de las mejoras que tuvo el transporte en este momento de la Historia. Los navegantes, dependientes de sus embarcaciones, habrían comenzado a llevar consigo a los felinos para controlar las plagas de ratones dentro de los barcos. La preponderancia de Egipto en este periodo parece deberse a que gran parte de los comerciantes provenían del Levante y de las costas egipcias. En la actualidad, gran parte de los gatos son descendientes de estos pioneros egipcios.
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