Una horripilante criatura
Desde su colonización por parte de los españoles, a mediados del siglo XVI, es conocida en occidente la leyenda de los “Aswang” en las Filipinas. De acuerdo con los nativos, estas criaturas responden a características semejantes a los vampiros occidentales, aunque se les añade la posibilidad de adoptar cualquier forma que deseen. En las zonas rurales (y ocasionalmente en las urbanas) no es raro escuchar relatos de los ataques de las horrendas criaturas.
Los Aswang, conocidos también como “tik tik”, “wak wak” o “sok sok” son una especie de fantasmas o demonios que, además de cambiar de forma, suelen habitar entre las personas sin revelar jamás su verdadera identidad, aunque presentando una personalidad tímida y nerviosa. En las noches, se transforman en animales, siendo su forma favorita la de un perro grande y normalmente negro.
Necesidad de carne humana
Los Aswang dañan a los humanos por la necesidad que tienen de nuestra carne para alimentarse. De acuerdo con los relatos filipinos, tienen una preferencia por los hígados y corazones, particularmente de niños pequeños. Son rápidos y silenciosos, y algunos presentan una probóscide capaz de extraer los fetos de las mujeres embarazadas, los cuales apetecen. También se dice que pueden adoptar formas largas y delgadas para esconderse detrás de las plantas de bambú.
La leyenda más famosa de los Aswang se refiere a su habilidad para reemplazar personas (vivas o muertas) con un maniquí hecho de troncos de plátano. Si la persona está viva, morirá en manos del demonio y su “clon” se debilitará y morirá ante los ojos de su familia. Así mismo, se cuenta que ocasionalmente una persona – sin saberlo – contrae matrimonio con una de estas criaturas y, al momento de oficializar la unión, se convierte en una de ellas… aunque, que se sepa, no pueden tener hijos.
Una sociedad paralela
Los Aswang no temen la luz del día, y pueden convivir con los humanos, haciéndose incluso amigos de algunos de ellos. Se dice que a sus vecinos (y personas cercanas) jamás les harán daño, por lo que un dicho filipino reza “mejor un Aswang que un ladrón”. Así mismo, a pesar de su capacidad para moverse en el día, carecen allí de su fuerza sobrehumana, lo que los hace vulnerables a los mortales. Esto es quizá lo más peligroso de su leyenda, pues de vez en cuando los aterrados pobladores de un sitio linchan a muerte a un supuesto demonio.
Desde hace algunos meses los reportes de ataques de Aswang van en aumento en las Filipinas. En ocasiones con la forma de un gigantesco perro negro, pero también como gato u otros animales carnívoros, los Aswang supuestamente han causado varias heridas (en ocasiones bastante serias) a algunos pobladores, ante todo, de la región de Mindanao (en el oriente de las Filipinas). Uno de los relatos, de una pareja casada, indica que el perro, al verse rechazado, se esfumó en el aire.
Algunas mujeres embarazadas y con hijos de brazos también han denunciado ante las autoridades la existencia de sonidos en las noches de criaturas que se arrastran afuera de sus casas y supuestamente serían Aswang intentando acercarse a sus hijos. Ciertas o no, estas historias tienen una macabra (e interesante) semejanza con los relatos de Popobawa en África Oriental. ¿Acaso existirán estas criaturas realmente, alimentándose, quizás, de los miedos de los hombres?
En todo caso, existen varios sistemas para mantener a raya a los Aswang: el ajo, la sal, objetos sagrados (crucifijos o agua bendita) y el sonido de un látigo se supone que los mantienen a raya. Así mismo, pueden identificarse de varias maneras, la más interesante de las cuales es observando el reflejo propio en los ojos de la otra persona. Si apareces al revés, estás ante una de estas criaturas.
Supongamos que te encuentras de viaje en el oriente, y un amable tendero te entrega una fruta. Al agradecerle, notas que, en sus ojos, tu cabeza aparece debajo de tu cuerpo. ¿Qué harías?
Fuente de imágenes: 1: orig11.deviantart.net, 2: listverse.com, 3: bakitwhy.com