Aristóbulo I (c. 140 a.C – 103 a.C). Rey y sumo sacerdote de los Judíos, perteneciente a la Dinastías de los Asmoneos. Hijo y sucesor de Juan Hircano, se apropió del poder, por sobre su madre y hermanos, convirtiendo el gobierno en un reino, y a él en el primer Rey Judío, desde su antecesor Sedequías, destronado por los babilonios en el año 587 a.C.
Su actuación fue decisiva en lograr la conversión de los Galileos al Judaísmo, aunque dicha adopción religiosa fue hecha por la fuerza. Su gobierno apenas duró un año, sin embargo, de acuerdo a los historiadores el modo que usó Aristóbulo I para llegar al poder dio inició a las intrigas y asesinatos de las familias poderosas judías, que irían debilitando esta nación, dejándola totalmente vulnerable ante los deseos romanos de expansión.
Asunción al trono
Se cree que Aristóbulo nació, dentro de la Dinastía de los Asmoneos, en algún lugar de Judea, alrededor del año 140 a.C, convirtiéndose en uno de los cinco hijos del gobernador Juan Hircano y su esposa. A su muerte, su padre designó como sucesor de su poder a su esposa y a todos sus hijos, quienes debían repartirse el poder. No obstante, Aristóbulo I no estuvo de acuerdo con esa decisión. A la luz de lo relatado por Flavio Josefo, en su obra Antigüedades de los Judíos (libro XIII), Aristóbulo ejerciendo su posición como primogénito, actuó contra su familia, encarcelando a su propia madre, a quien dejó morir de hambre. Por otra parte encarceló a tres de sus hermanos, permitiéndole sólo a Antígono permanecer en libertad, por ser al que más amaba. Hecho esto, Aristóbulo I tomó para sí el poder, pero a diferencia de su padre, no se declaró gobernante, sino que por el contrario se coronó, convirtiendo el Gobierno en un reino, y a él en Rey de los Judíos. Igualmente, mandó a acuñar monedas, donde se gravó la inscripción “Judá, en sumo sacerdote”. Por lo que se considera que también ejerció este cargo.
Principales aportes
De esta forma, Aristóbulo I comenzó su mandato. A pesar de que éste solo se extendió por un año, y de haber tenido su inicio en traiciones y asesinatos familiares, su obra política se tradujo en beneficios para su nación. Aristóbulo I se distinguió por ser un Rey justo, equitativo y practicante de la austeridad. Igualmente, emprendió la empresa de convertir al judaísmo a todos los pueblos que habitaban en sus dominios. En este sentido, consiguió, tomar el norte de Galilea, y convertir –aunque a la fuerza- a los Galileos a la religión judaica. También le declaró la guerra a los itureos, ubicados hacia el noroeste del río Jordán, cuyo territorio anexó al de su nación, obligando a sus pobladores igualmente a vivir bajo los preceptos y creencias judías.
Intrigas de la corte
A la luz de lo que comenta el antiguo historiador Flavio Josefo, al poco tiempo de estar en el poder, una serie de intrigas comenzaron a tejerse alrededor de la relación fraterna de este monarca y su hermano Antígono, a fin de perjudicarla y romperla. Según comenta Flavio Josefo, al principio, Aristóbulo I no creyó en las historias que le llegaban sobre la traición que preparaba su hermano Antígono. No obstante, la persistencia de los enemigos del monarca y su hermano dieron sus frutos, causando que esta relación también tuviese un trágico desenlace. Al parecer, durante la celebración de la fiesta de los Tabernáculos, de su primer año como Rey, Aristóbulo I se encontraba sumamente enfermo. Por su parte, Antígono decidió ir al templo, para pedir por la salud de su hermano. Para esto se vistió ostentosamente, y marchó acompañado de una impactante escolta de soldados, quienes hacían gala de sus armaduras y espadas. Este evento le dio material a quienes pretendían la ruptura entre los hermanos, para comentarle a Aristóbulo I, que Antígono había venido a Jerusalén, en compañía de sus soldados para asesinarlo y tomar la Corona para él.
Asesinato de Antígono
La historia logró su efecto en el corazón de Aristóbulo I, que nació a la desconfianza hacia su hermano. Para comprobar si las intenciones de Antígono eran tales, envió un mensajero a decirle a su hermano, que acudiera a su castillo, estando desarmado. Sin embargo, le dijo a un guardián que esperara oculto en las sombras a ver si Antígono venía armado o no, y que de hacerlo, lo matara, pues entonces las historias que de él habían contado eran ciertas. Por su parte, la reina de Judea, esposa de Aristóbulo I, y quien estaba involucrada en la componenda, convenció al mensajero de cambiar la orden, y decirle a Antígono que viniera armado con su nueva armadura, pues el Rey quería ver en pleno su equipo militar. Antígono obedeció. Antes de llegar al Castillo, el guardín oculto, al verlo armado, lo mató.
Final y sucesión
Según continúa su relato Flavio Josefo, Aristóbulo I no pudo recuperarse del remordimiento que ocupó su ánimo desde la ejecución de su hermano. A los pocos días, fue presa de intensos dolores y vomitó sangre. Los historiadores actuales creen que tal vez Aristóbulo I habría sido víctima de tuberculosis pulmonar. Su excreción sanguinolenta fue recogida por un sirviente, que procedió a sacar de la habitación el recipiente que la contenía, sin embargo, al llegar justo al sitio que aún estaba manchado de la sangre de Antígono, tropezó vertiendo la sangre de Aristóbulo I en él, lo que causó la impresión de todos los sirvientes. Aristóbulo I los obligó a contar lo que pasaba, y al saberlo, cayó en un estado de culpa, que lo llevó a fallecer. Era el año 103 a.C, Aristóbulo I había logrado permanecer en el poder apenas un año. Fue sucedido inmediatamente por su esposa Salomé Alejandra, quien se mantuvo en el poder, antes de dejarle el trono a Alejandro Janneo.
Fuente de imagen: wikipedia.org