Sidarta Gautama (India, entre loas siglos VI y IV a.C). Conocido como Buda (“iluminado”) es un sabio de origen indio, sobre cuya filosofía se fundó el Budismo. Contrariamente a lo que ha pensado Occidente, no es un Dios, sino una persona histórica, de cuya existencia no hay duda. Igualmente, sus seguidores afirman que su naturaleza no podía ser otra, ya que, el camino hacia el estado de iluminación, llamado también estado buda, está hecho para ser recorrido y alcanzado por los humanos.
Vida familiar
En cuanto a los años exactos en los que transcurrió su existencia existe un debate histórico. No obstante, en 1998, investigadores llegaron al consenso de que seguramente su muerte habría ocurrido alrededor del año 400 a.C. Sin embargo, el descubrimiento posterior de un posible templo budista que data del año 550 a.C hace pensar que probablemente la vida de Buda haya transcurrido muchos años antes, acercándose más a las teorías que refieren al siglo VI a.C como la época en que vivió Sidarta Gautama.
Según los historiadores, Sidarta pertenecía a un clan de nombre Shakyas, que habitaba el territorio actual de Nepal, conocido en esa época como Lumbini. Desde muy joven, un hombre santo había profetizado que Sidarta se convertiría en un gran líder político o espiritual. Su madre falleció siete días de haberlo traído al mundo. Su padre construyó un palacio en el cual lo rodeó de opulencia y placeres, apartándolo de todo dolor y sufrimiento humano. A los 16 años fue casado con su prima Yasodara, con quien tuvo un hijo a quien llamaron Rajula. Durante 29 años fue príncipe del palacio, hasta que -según creen los budistas- comenzó a sentir que el objetivo de la vida no era la acumulación de bienes materiales.
Los cuatro encuentros
La historia cuenta que un día el príncipe decidió salir de su palacio, produciéndose lo que los budistas conocen como “los cuatro encuentros”. El primero de ellos, narra cómo Sidarta vio por primera vez un viejo, lo cual causaría en su mente el despertar de muchas preguntas, que trataría de responder explorando aún más el mundo. Sus encuentros posteriores fueron con un hombre enfermo, un cadáver en descomposición y un asceta. Sin referencias que le permitieran entender lo que sus ojos veían, su cochero era quién le explicaba lo que iban encontrando. De esta forma, le contó que las personas envejecían, se enfermaban y morían, y que había gente, como el asceta, que renunciaba al mundo, para librarse del miedo natural hacia los hechos inevitables de la muerte y el sufrimiento.
El Camino del medio
A los 29 años dejó su palacio, su mujer e hijo, y se entregó a una vida como asceta a fin de liberarse y vencer el sufrimiento que, había aprendido, era inherente al humano. Sidarta pasó los seis años posteriores en un estudio exhaustivo de las enseñanzas de algunos maestros, así mismo se entregó a la meditación y el ayuno, soportando con gran fortaleza el dolor, el hambre y la sed. Según sus seguidores, el extremismo de su ayuno lo llevó al límite de la inanición, un día bañándose en un río no tuvo fuerzas corporales para luchar con la corriente. Sidarta casi muere ahogado, hecho que lo hizo replantearse su camino espiritual, comprendiendo que así como la acumulación de riquezas no era el camino a la iluminación, tampoco lo era el ascetismo extremo, sino que el humano debía buscar el equilibrio o “Camino medio” como es conocido por el budismo.
Nacimiento del Buda
Sidarta se posó entonces bajo del árbol Bodhi y entró en un estado profundo de meditación, decidido a encontrar respuesta a todas sus preguntas. Meditó durante varios días, en los cuales logró purificar sus pensamientos, repasar su vida actual, así como sus existencias pasadas y vencer al malvado demonio Mara, que se le presentó en sus pensamientos para robarle su derecho a la iluminación. Sidarta alcanzó entonces el estado de iluminación, logrando ver todo lo que había ocurrido en el universo, hallando respuesta a todas sus interrogantes y convirtiéndose en Buda, el que alcanzó el despertar. En principio, Buda no tuvo la intención de transmitir lo que había aprendido, así que Brahma, el rey de los dioses, lo convenció. Buda se levantó y emprendió su camino de enseñanza.
El Dharma y su última enseñanza
Por el resto de su vida se dedicó a predicar sus enseñanzas conocidas como Dharma, las cuales explican los pilares del budismo comprendidos en los principios de las Cuatro Nobles Verdades y el Óctuple Sendero, cuyo objetivo es conducir al hombre por el camino de la iluminación. Sus primeros discípulos fundaron comunidades de monjes, llamadas Sangha, donde cualquiera -sin distinción de raza, sexo o clase social- podía participar a fin de procurar encontrar dentro de sí el estado buda. Se cree que murió a los ochenta años, no sin antes transmitir su última enseñanza, dada a los discípulos que lo acompañaban, y que consistía en la directriz de no seguir a ningún líder. Su legado ha sido predicado durante generaciones en todos los rincones del mundo, siendo considerado una de las figuras más influyentes de la Historia.
Fuente de imagen: taringa.net