María Luisa Bombal Anthes (Viña del Mar, Chile, 8 de junio de 1910 – Santiago, Chile, 6 de mayo de 1980). Escritora chilena, quien formó parte de la generación del cuarenta y dos, y que es reconocida por haber forjado una Literatura netamente femenina, en donde logró exponer magistralmente el drama y la soledad de la mujer en medio de un mundo netamente masculino, construido desde la razón.
Primeros años
De acuerdo a lo que apuntas sus biógrafos, María Luisa Bombal nació en la ciudad chilena de Viña del Mar el 8 de junio de 1910, convirtiéndose en hija del argentino Martín Bombal Videla y su esposa Blanca Anthes Precht, quienes habían contraído matrimonio un año antes. Sus primeros años los pasó en su ciudad natal, en donde tuvo la oportunidad de ingresar a cursar estudios en el Colegio de Señoritas de los Sagrados Corazones, dirigido por una congregación de monjas francesas.
Viaje a París
Sin embargo, durante su adolescencia, Martín Bombal, padre de María Luisa falleció, razón por la que su madre, quien era de ascendencia europea decidiera abandonar por un tiempo Chile, para regresar al viejo continente. De esta forma, María Luisa terminó sus años escolares en una escuela parisina. Así mismo, continúo su formación universitaria en la Universidad de la Sorbona, en donde se entregó al estudio de Latín y Letras.
No obstante, rodeada de la cultura parisina y educada para ser una dama de sociedad, María Luisa tuvo la oportunidad de estudiar dos disciplinas artísticas, que acompañarían sus estudios literarios. De esta forma, estudió Teatro, área en donde contó con las enseñanzas de Charles Dolan. Así también, de mano del músico Jacques Thibaud se entregó al estudio del violín. Estudios estos, que aunado a toda la influencia cultural y artística que vivió en París, formaron en María Luisa una cultura cosmopolita, propia de los intelectuales de la ciudad de la luz.
Regreso a Chile
Después de unos años en Europa, María Luisa Bombal regresa a París, de esta forma, durante 1931 aborda el trasatlántico Reina del Mar, a fin de llegar al suelo que la vio nacer. Este año fue sumamente importante para esta escritora chilena, pues por una parte dio rienda suelta a su pasión por las Letras, al tiempo que conoció al hombre que marcaría su vida y su ánimo para siempre: Eulogio Sánchez Errázuriz.
En concordancia con lo que señalan sus biógrafos, Eulogio Sánchez Errázuriz era un piloto destacado, a quien María Luisa conoció en Chile el propio año de su regreso. Los jóvenes comenzaron una relación, que en realidad no trascendió en el tiempo, pues Eulogio comenzó simplemente a alejarse, sin darle ninguna razón de peso a María Luisa. Este episodio produjo un desequilibrio en esta mujer de Letras, quien comenzó a escribir cartas a su antiguo compañero, en búsqueda de respuestas.
Al no llegar ninguna, tomó una determinación. Por esta razón, un tiempo después, con ocasión de una invitación a una cena realizada en casa de su antiguo compañero, María Luisa logró dar con el lugar donde guardaban las armas, escogió una y se disparó. Afortunadamente, el disparo pasó sin hacer daño a órganos vitales, dejándole apenas una cicatriz en el cuello, y el bochorno del episodio.
Buenos Aires al rescate
En vista de lo sucedido, su amigo personal, el poeta Pablo Neruda, quien fungía como Diplomático, intercedió para poder conseguirle a su amiga un puesto de cónsul, que la ayudara a salir de Chile, para así olvidar el dolor que le causaba esta situación amorosa. Así fue como María Luisa Bombal se trasladó entonces a Buenos Aires, capital argentina, en donde desempeñó funciones consulares para Chile. No obstante, esto fue también toda una oportunidad para su carrera y su formación, pues pudo empaparse de la escena literaria bonaerense, conociendo además escritores de la talla de Federico García Lorca o Jorge Luis Borges, entre otros.
Sin embargo, la vida le depararía nuevamente una historia de amor no correspondida. Así en el año 1933 contraería matrimonio con Jorge Larco, quien además de dedicarse al Arte de la Pintura era reconocido como homosexual, por lo que sus biógrafos han tildado a esta unión, como un matrimonio fachada. Así mismo, fue por esta época en que María Luisa Bombal publicó su primera novela breve, la cual llevó por título La última niebla, saliendo a la luz en 1934.
Esta novela dejaría ver el tema central de su literatura, el universo femenino en medio de las normas, razones y decisiones masculinas. De igual forma, desde ese momento, María Luisa Bombal revelaría un estilo narrativo novedoso, el cual se alejaría de lo netamente descriptivo, para internarse en la dimensión psicológica del personaje, antecediendo a muchos de los escritores de la década siguiente. Con respecto a su vida personal, el fin de su matrimonio marcaría también el fin de su vida en Buenos Aires, y su regreso a Chile.
Nuevo regreso a la tierra natal
Una vez en el suelo que la vio nacer, María Luisa Bombal siguió cultivando su narrativa. Fue así como en 1938 ve la luz su historia La amortajada, la cual se hizo merecedora del Premio de la Novela de la Municipalidad de Santiago. Esta escritora chilena comenzaba a ser reconocida por la crítica contemporánea, al tiempo que su obra comenzaba a ser tomada en cuenta, incluso la década de los cuarenta la inaugura siendo testigo de cómo el director Luis Saslavsky basó el guión de La casa del recuerdo en una de sus historias.
Viejas obsesiones
Sin embargo, a pesar del éxito que comenzaban a tener sus obras, María Luisa no lograba olvidar su amor frustrado con Eulogio Sánchez Errázuriz. De hecho, apenas un poco después de su regreso a Chile, esta escritora se hizo de medios para conseguir un revólver, con el cual disparó tres veces al cuerpo de su antigua pareja. Afortunadamente, sólo llegó a herirle el brazo. Como castigo por haber atentado contra la vida de este piloto, María Luisa Bombal fue llevada a la correccional. No obstante, Eulogio no presentó ningún tipo de cargos, por lo que el juez tampoco continúo con el juicio, liberándola.
Vida en Estados Unidos
Una vez en Libertad, y para olvidar el mal sabor de boca, María Luisa Bombal decide partir rumbo a Estados Unidos, sin sospechar que más al norte la esperaba otra aventura amorosa. De esta forma, al poco tiempo de llegar a este país conoció a Rafael de Saint Phall, conde francés con quien estableció un romance, del cual nacería la única hija de la pareja: Brigitte. Estos años también estuvieron marcados por una notable aceptación del público estadounidense a la Literatura de Bombal. De hecho su novela La última niebla, que unos años antes había sido tan bien acogida por la crítica chilena, también fascinó a los lectores estadounidenses, quienes sin embargo manifestaban desear una historia mucho más larga. Fue entonces, cuando María Luisa Bombal, se entregó a la creación de su novela The house of mist.
El éxito le sonrió, al punto de que incluso la súper productora hollywoodense Paramount Pictures se interesó por el argumento de esta historia, comprándole los derechos a su autora por la alta cifra de ciento veinticinco mil dólares. No obstante, lo realmente sorprendente de esta noticia es que la película nunca llegó a realizarse. Con respecto a su vida personal, aun cuando la vida le había dado la oportunidad de tener un compañero, el tiempo se lo quitaba, entregándole la viude.
Últimos años
Después de haber perdido a su marido, María Luisa Bombal decidió regresar nuevamente a Chile, aunque en esta ocasión evitó Santiago, y a cambio se refugió en su natal Viña de Mar. Durante los siguientes años siguió cultivando su pasión por las Letras y siendo merecedora de varios reconocimientos como el Premio Academia Chilena de la Lengua, el cual recibió en 1976. Sin embargo, nunca fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura, aun cuando muchos de sus contemporáneos pensaban que lo merecía con creces.
Sus últimos años dejaron fluir gran parte de sus pasiones y desequilibrios, hundiéndola en el alcoholismo, lo cual junto a su avanzada edad generaban constantes visitas médicas, debido a complicaciones hepáticas. Así mismo, sus últimos tiempos los vivió confinada en la casa de reposo Héctor Pecht, donde trataba de reponerse de las emociones desbordadas que le afligían. Finalmente, esta escritora fue víctima de una hemorragia digestiva masiva que colocó punto final a su vida, el 6 de mayo de 1980.
Obra escrita
Algunos de sus detractores, sobre todo los contemporáneos han criticado duramente a esta escritora, tildándola de “no comprometida”, por el contrario algunos de sus críticos han salido en su defensa señalando el importante aporte que hizo esta escritora a las Letras Latinoamericanas, renovando la narrativa hispánica, y llenándola de la riqueza del mundo interno, siendo también una de las primeras narradoras en dejar al descubierto las realidades del sentimiento femenino, en medio del mundo masculino, lo cual plasmó magistralmente en cada una de sus historias, las cuales sin embargo fueron bastante breves, así como su obra fue poca en cantidad, destacándose entonces nada más los siguientes títulos: El árbol (1939); La última niebla (1934); La amortajada (1938); Las islas nuevas (1939); Mar, cielo y tierra (1940); La historia de María Griselda (1946); La maja y el ruiseñor (1960).
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