Reconstrucción de la Rueda de Bhāskara II
Movimiento perpetuo y Termodinámica
Para quienes no lo saben, las leyes de la Termodinámica, establecidas en la segunda mitad del siglo XIX, indican que toda máquina o sistema aislado inevitablemente perderá una parte de su energía: es un sinsentido que pueda mantenerse andando de manera permanente, no digamos proveer de energía a otras máquinas o sistemas.
Sin embargo, pese a esto hay muchos que siguen soñando con la aparición de una máquina que supere esta limitación y pueda generar energía propia. Este sueño no es nuevo, y desde hace siglos la humanidad viene buscando una máquina de este tipo: una especie de “elíxir de la juventud” en el campo de la mecánica.
Conocidas como máquinas de movimiento perpetuo, estos dispositivos consisten en aparatos que jugando con pesos o ángulos, o con las propiedades físicas o mecánicas de ciertas sustancias o fluidos, podrían mantenerse andando de manera indefinida, incluso generando un pequeño excedente de energía que podría ser aprovechado. Nuestra civilización contemporánea es extremadamente dependiente de fuentes baratas de energía (de ahí la importancia del petróleo), por lo que una máquina de este tipo sería una revolución sin parangón en nuestro desarrollo.
El interés en la construcción de máquinas es un poco más temprano de lo que muchos creen. La Europa Medieval, aún en el Alto Medioevo, ya estaba fascinada con artilugios mecánicos, y de hecho la primera máquina de movimiento perpetuo de la que tenemos información (al menos en Occidente) se ideó en Bavaria en algún momento del siglo VIII.
Máquinas de movimiento perpetuo en la Edad Media
Lamentablemente, no conocemos (o al menos no encontré información sobre ello) máquinas de movimiento perpetuo previas a la Edad Media. Pese a su gusto por la ciencia, ni los griegos ni los romanos parecen haber tenido una particular afición por la mecánica y no conocemos máquinas de movimiento perpetuo propuestas por estas sociedades.
La Rueda Mágica
Es, por mucho, la máquina de movimiento perpetuo más antigua que se conoce. Aunque no tenemos imágenes, las fuentes medievales indican que apareció en el entonces Imperio Merovingio, en la actual Bavaria. Sin embargo, algunos claman que esta máquina jamás se propuso y que es una leyenda surgida con posterioridad.
La Rueda de Bhāskara II
Bhāskara II fue un importante matemático indio conocido como el matemático medieval más grande del subcontinente (y seguramente del mundo). Sus trabajos en cálculo diferencial preceden aquellos de Newton y Leibniz en más de 5 siglos.
Bhāskara II, en torno al año 1150, también ideó una rueda que según él, de ser construida, rodaría para siempre. Lamentablemente, que sepamos, jamás fue construida. Esta es la primera referencia indudable que se tiene sobre una máquina de movimiento perpetuo.
Perpetuum Mobile
Un reconocido masón y arquitecto de la Francia del siglo XIII también propuso una de estas máquinas, llamada Perpetuum Mobile. No sabemos de la construcción de la misma, pero sí existe una figura en uno de sus diarios. Es la primera máquina de movimiento perpetuo en Europa de la que tenemos certeza.
Móvil Perpetuo de Villard de Honnecourt
Las Máquinas de Da Vinci
El legendario ingeniero e inventor florentino también construyó algunas máquinas, aunque parece ser que no creía que fuera posible. En este sentido estaba siglos por delante de su tiempo. Evidentemente, las máquinas no funcionaron y el inventor reiteró su convicción de que dicha hazaña era imposible.
Máquinas de Movimiento perpetuo en la Edad Moderna
Con la llegada de la Edad Moderna las máquinas de movimiento perpetuo se volvieron extremadamente populares. El desarrollo de la mecánica llevó a que muchos inventores aspiraran a construir una de estas. Por esta razón, la cantidad de ejemplos de estas invenciones se multiplica.
Dentro de las más conocidas se encuentran el de Mark Anthony Zimara, un italiano del siglo XVI que construyó un molino perpetuo, o Cornelios Drebbel, inglés que dedicó a Jaime I de Inglaterra la construcción de uno de estos dispositivos. El asunto llegó al punto de que en 1712 Johan Bessler investigó 300 diferentes máquinas y aseguró que había determinado la manera de construir uno de estos dispositivos.
El Molino Perpetuo de Zimara
En 1775, hartos del boom de estas publicaciones, los miembros de la Real Academia de Ciencias de Paris sacaron un edicto en el que alertaban que no volverían a aceptar proposiciones asociadas con el tema del movimiento perpetuo.
Sin embargo, acababa de comenzar la Revolución Industrial y las máquinas de movimiento perpetuo no harían sino aumentar en los años siguientes. Sobre ellos hablaremos en el próximo artículo.
Imágenes: 1 y 3: lhup.edu, 2: wikipedia.org