Un buen lugar para el descanso… eterno.
No sé si será por estar situado en una colina fértil, donde las sombras de los altos árboles producen un mar de luces y sombras que lentamente recorren las antiguas tumbas, como en un recuento diario y perpetuo. No sé si será porque la vegetación y las vivas flores no saben de muertes ni penas, y se empeñan, insolentes, en confundirse con los musgos que hacen las veces de cómodas botas de ángeles, vírgenes y cristos de roca. Será el conjunto supongo, lo que hace de este lugar uno de los más bellos cementerios de el centro de europa.
El cementerio Lychakivskiy se comienza a construir en el año 1787 en las colinas de las afueras de la ciudad de Lviv (Ucrania), tras un decreto del gobierno Austrohúngaro que obligaba a las ciudades a sacar los campo santos del interior de los núcleos urbanos. Existen varios cementerios más en la zona pero Lychakivskiy no tarda en convertirse en el principal y más solicitado por la clase media y alta de la ciudad. El proyecto inicial es obra de Karol Bauer, jefe del jardín botánico y profesor de la universidad de Lviv. A mediados del siglo XIX sufre una gran reforma y ampliación. Este cementerio, dada la mezcolanza de religiones y dogmas de la zona, se convierte en todo un signo de pluralidad; protestantes, ortodoxos, cristianos romanos y orientales, todos entierran allí a sus parientes. (Algo no demasiado común, pues cada religión solía tener sus propios cementerios en esta zona del este europeo).
Tras la 2ª guerra mundial, la ciudad pasa a formar parte de la República Socialista Soviética de Ucrania. La población Polaca es literalmente expulsada a los territorios ex alemanes, que tras la conferencia de Yalta, son cedidos a Polonia. Las relaciones entre Ucranianos y Polacos no son demasiado buenas. Los nuevos ciudadanos de Lviv no tienen demasiados miramientos con el cementerio que es prácticamente destrozado, aunque corre mejor suerte que un cementerio vecino que se convirtió en aparcamiento para camiones. Por suerte, en 1975 el cementerio es declarado monumento histórico nacional y comienza su lenta restauración hasta nuestros días.
Como curiosidad, en 1918 se construye en este cementerio un monumento a los soldados defensores de la ciudad, años después las cenizas de esos soldados anónimos serían llevadas a Varsovia y con la llegada de los rusos, el monumento sería destrozado por completo. El gobierno de la ciudad nunca quiso reconstruir ese monumento pero a finales de los ochenta, un grupo de trabajadores Polacos que se encontraban trabajando en la cercana ciudad de Khmelnitsky, decidieron restaurar el monumento por su cuenta, pese a muchos problemas y las prohibiciones, al final, lo dejaron como en sus mejores tiempos.
Este monumento, junto al cementerio, son uno de los lugares más visitados turísticamente en la comarca de Lviv.
Por Sinuhé Gorris. El pensante.