Uno de los presidentes latinoamericanos más polémicos de los últimos tiempos, sin duda ha sido Nicolás Maduro, presidente de Venezuela quien, sucedió a Hugo Chávez. No bastando con la grave crisis social en que su gobierno se vio envuelto, por lo que ha sido tan criticado a nivel internacional, también ha cometido garrafales errores en sus discursos, desde el primer momento en que tomó el mandato. En diferentes redes sociales ha sido el foco de burlas y quizá, sea inevitable ante lo dicho. Veamos “las principales metidas de pata de Maduro”:
“Las autoridades venezolanas trabajarán las 35 horas del día”
Fue una de sus “perlas”, dicha en agosto de 2015, en una alocución presidencial, motivado por el conflicto en la frontera colombiana. Ese día, las redes sociales estallaron en burlas de todo tipo. Literalmente dijo: “En todas estas operaciones de liberación y protección del pueblo de la OLP está dedicado Gustavo González López, Ministro del Interior y de Justicia, las 35 horas del día, a toda hora, con su equipo de trabajo: viceministros, directores de policía… Esto es una labor infinita”.
“Jesús multiplicó los penes”
Será algo inolvidable de la vida de este político; una de las frases que más lo ha marcado. En esa ocasión pretendía citar un fragmento del evangelio, con el fin de darle más peso a sus argumentos. Sus palabras fueron las siguientes: “Buscaremos escuela por escuela, niño por niño, liceo por liceo, comunidad por comunidad meternos allí, multiplicarnos, así como Cristo multiplicó los penes”.
“Todos y todas; libros y libras; millones y millonas”
Otro detalle que ha resultado bastante cómico para las multitudes, es la mala utilización de referencias de género, por parte de Maduro. Su intención es clara en intentar no discriminar y vincular a todos dentro de sus políticas de gobierno, pero el desatino a la hora de expresarlo, no le ayudó mucho que digamos: “Tenemos una generación de oro brillando por el mundo. Hoy nuestro pueblo brilla en la política, en la cultura, en el deporte. Hoy tenemos millones y millonas de Bolívar”. Las risas fueron inevitables en aquel 7 de agosto de 2013, en pleno acto de conmemoración del bicentenario de Simón Bolívar en Caracas. En esa escena, un sujeto disfrazado de prócer posaba al lado de Maduro, en el balcón de la Casa Amarilla, donde antes funcionaba la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.
“Libros y libras”
En septiembre de 2013, volvió a cometer el mismo error idiomático, cuando proclamó que su gobierno entregaría más de 35 millones de “libros y libras” a todos los niños venezolanos de las distintas escuelas públicas. Esta vez el error se escuchó mucho peor, puesto que los medios estaban pendientes de una nueva metida de pata del político. Ante los duros cuestionamientos de la prensa, Maduro salió del embrollo afirmando que lo hizo intencionalmente, para captar la atención de los medios así como sucedió con “millones y millonas”.
“Un autosuicidio colectivo”
En el año 2014, en plena declaración oficial ante el Parlamento, en la cual exponía todos los detalles de su gestión administrativa, además de las propuestas para enfrentar la crisis extrema de su país, Nicolás se soltó con otro de sus ya famosas fallas lingüísticas. Un grupo de economistas en ese escenario, le propuso que lo mejor para Venezuela sería crear un sistema de cambio de 30 o 40 dólares. Entonces contestó: “sería un autosuicidio colectivo de la economía del país».
“Huérfano de esposa”
En la celebración de los 200 años de la legendaria Batalla de San Mateo, crucial para la independencia de Venezuela, Maduro en sus acalorados discursos sobre Simón Bolívar, exaltándolo lo más que podía, dijo: “Y así como fue a los tres años huérfano de padre, a los nueve huérfano de madre, apenas a los 17 o 18 años fue huérfano de esposa, si se puede decir de esa forma, al final quedó solito para cumplir su destino”.
“Milímetro de segundos”
Esta frase quedó igualmente registrada en el libro de los récords de los errores idiomáticos de Maduro. Esta vez el error fue en los términos mal usados de las medidas, pues pronunció: “Cuando conocí al comandante Chávez, no dudé ni un milímetro de segundo para estar a su lado y decirle, usted, mande, que vamos hacia la victoria y cuente conmigo para siempre”.
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