Donald Trump
El pasado 8 de noviembre del año 2016 el magnate neoyorquino Donald Trump se convirtió en el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos. El multimillonario ganó luego de una campaña empañada por el escándalo y llena de excesos y acusaciones, derrotando a la veterana demócrata Hillary Clinton, muy cuestionada por sus decisiones como Secretaria de Estado durante el gobierno del actual presidente Barack Obama.
La victoria de Trump fue una sorpresa para básicamente todo el mundo, pues hace poco más de un año que comenzó su campaña esta era considerada prácticamente un chiste. Sin embargo, Trump logró la victoria contra todo pronóstico y promete ser uno de los presidentes más interesantes de los últimos tiempos.
Sin embargo, la victoria de Trump ha sido atacada desde varios frentes, siendo el más importante las acusaciones de que Rusia y el FBI realizaron actos que tuvieron una incidencia directa en el resultad de las elecciones. Para nadie es un secreto que Trump es un admirador importante de Vladimir Putin, presidente ruso, y que posiblemente las relaciones de los dos países se estrechen con su victoria.
Pero esto, si algo, hace aún más grave la acusación.
Acusaciones de intervención
La intervención de potencias foráneas en elecciones locales es algo relativamente común que ocurrió en diversas ocasiones durante el siglo XX. Lo curioso es que por lo general Estados Unidos era el que intervenía, y no el intervenido: en muchos países latinoamericanos (y otros tantos alrededor del mundo) dejó sentir su mano, unas veces con más éxito que otras.
En este caso, irónicamente, es Rusia la acusada de afectar los resultados estadounidenses. De acuerdo con la información brindada por la CIA, dos grupos rusos independientes habrían enviado diversos correos con enlaces fraudulentos para robar información de las campañas demócrata y republicana. Sin embargo, sólo habrían sido publicados en Wikileaks aquellos que afectaban al partido demócrata y, en particular, a su candidata.
Es por esto que la CIA, pese a haber denunciado desde octubre intromisión extranjera en las elecciones, sólo ahora se atrevió a afirmar que dicha intromisión tenía como objetivo ayudar a Donald Trump a ganar las elecciones. El asunto se ha convertido en un escándalo y un argumento más para los demócratas que buscan que las elecciones no sean legitimadas.
Pero esto es complicado. Donald Trump (quien por cierto considera “insensateces” las acusaciones) será el próximo presidente de los Estados Unidos.
El poder de la información
Tanto Rusia como el FBI no hicieron más que revelar información de manera parcial y conveniente. Rusia filtró algunos correos que dejaban ver actividades cuestionables de la candidata, sobre todo porque revelaban que cambiaba de opinión respecto a diversos temas de acuerdo con el asunto de moda. Hillary Clinton tenía de por sí fama de ser una mujer camaleónica, en la que no se podía confiar realmente, y las revelaciones lo confirmaron, reforzando sus vínculos con Wall Street y sus decisiones como Secretaria de Estado (incluyendo la intervención en Libia y Medio Oriente que resultó en la aparición de ISIS).
El FBI, por su parte, no hizo más que reabrir una investigación. Al final no resultó en nada, y puede decirse que era su deber, pero no cabe duda que afectó la de por sí alicaída imagen de la candidata. Al final, fue la derrota del establecimiento contra un hombre impredecible, pero al menos novedoso.
Y los Estados Unidos recibieron un poco de su propia medicina.
Imágenes: 1: chinachristiandaily.com, 2: cnbc.com