Definición de Duelo
En Psiquiatría se conoce como duelo a la experiencia emocional que se vive frente a la pérdida de un ser amado, o incluso alguna circunstancia muy apreciada. Por lo general, el duelo implica varias emociones como dolor, tristeza, rabia e impotencia, así como una serie de etapa (más información en El duelo, emociones y etapas) en su camino hacia la adaptación o aceptación de la pérdida vivida.
Así mismo, los especialistas afirman que no se trata de una enfermedad, sino de una etapa emocional disparada por un hecho concreto. Igualmente, aseguran que este proceso puede extenderse por aproximadamente dos semanas y media, y que al contrario de lo que se piensa, no necesariamente se siente ante la muerte de un ser querido, sino que puede ser provocado por la pérdida de un trabajo, la traición de un amigo, el fracaso de una empresa, el fin de un relación, la mudanza a otro país de algún familiar cercano.
No obstante, es una etapa que hay que seguir de cerca en su evolución, pues la tristeza es la etapa del duelo que más le cuesta superar a las personas, pudiendo convertirse en depresión, por lo que puede necesitarse ayuda profesional en el camino de superar esta sensación, que al parecer no es inherente sólo a los humanos, pues hay investigadores que estudian a otras especies que parecieran sentir también la tristeza ante la pérdida de un cercano.
Cómo consolar a alguien que vive un duelo
De igual forma, los expertos aseguran que el duelo es una sensación intransferible e individual, que cada persona siente en la proporción en la que estaba vinculado emocionalmente con el ser o circunstancia perdida, por lo que es imposible que un tercero pueda predecir su alcance o sentir su magnitud, cuando además puede tratarse de una pérdida que no lo involucra emocionalmente de manera profunda. No obstante, por cuestiones de empatía, la mayoría de las personas trata de consolar a otra que enfrenta un duelo, de maneras que en ocasiones no son las más idóneas, y que lejos de reconfortar a la persona, pueden hacerla sentir incómoda o avivarle el dolor.
A pesar de que cada pérdida, así como el dolor que genera, son únicas, algunos profesionales de la Psiquiatría se han pronunciado sobre la forma en que se debe consolar a alguien que ha perdido a un ser amado, dependiendo de la etapa en la que se encuentra. A continuación, entonces, algunos pasos de los que se debe evitar y de lo que se debe hacer para dar apoyo consuelo a alguien que acaba de perder a un ser querido:
Silencio empático: uno de los pasos más importantes, si se está en presencia de alguien que acaba de enterarse de que su ser querido ha fallecido es el silencio empático, el cual consiste en acompañar a la persona en su dolor, demostrando que se está con ella. Los Psiquiatras aconsejan no tratar de ofrecer explicaciones o justificaciones a los sucesos de la vida o la muerte. Por el contrario recomiendan guardar silencio, y dejar que la persona se desahogue. Esta técnica es pertinente sobre todo si se comparte el duelo por la persona querida con quien se trata de consolar, pues este tipo de explicaciones pueden llevar a perder la fortaleza a quien trata de servir de apoyo.
Contacto físico: así mismo, los especialistas en comportamientos y emociones humanas aconsejan usar el contacto físico como método de consuelo más que las palabras, pues en este tipo de momentos nada de lo que se diga podrá reparar o atenuar el dolor por el ser fallecido. De esta forma la persona que sufre el duelo sólo puede ser reconfortada por la compañía de otros amigos y familiares, que lo hagan recordar que no está solo en su dolor. Así, los especialistas aconsejan optar por el abrazo sentido, o la caricia en la espalda, acompañado del silencio empático, siempre y cuando la persona a consolar no rechace el contacto físico.
Evitar frases hechas: igualmente los expertos aconsejan evitar el uso de lugares comunes, que lejos de hacer parecer sincero el sentimiento de quien lo pronuncia, de nada sirven para dar consuelo. En este sentido, frases como “ya saldrás de este dolor” o “tienes que ser fuerte” están vetadas por los psiquiatras a la hora de pensar en consolar a alguien que pasa por un momento de duelo. De la misma manera, deben evitarse frases como “no somos nada” para referirse al suceso de la muerte en sí.
Evitar animar: en ocasiones las personas que intentan consolar a alguien que pasa por una emoción de duelo optan por la estrategia de tratar de animar a la persona recordándole que tiene toda una vida a sus pies, llena de felicidad, hijos, pareja, profesión. No obstante, los expertos también apuntan a que esta es una estrategia equívoca pues la persona está concentrado en su sensación de dolor, y frente al intento reiterativo por animarlo puede llegar a sentir que no está siendo comprendido, lo que puede ocasionar incluso un alejamiento o rechazo de esta persona hacia quienes pretenden consolarlo.
Ayuda, pero concreta: en momentos de intenso dolor, la persona que lo sufre –aun cuando esté atravesando una experiencia terrible- no deja de tener responsabilidades, incluso una vez pasado el momento del entierro o cremación, el deudo regresa a su cotidianidad aunque no esté emocionalmente preparado para afrontarla. En tal sentido, los expertos aconsejan, si se está en disposición, ofrecer ayuda concreta, es decir, llegar con una propuesta, evitando frases ambiguas como “me avisas si necesitas algo”. Así mismo se aconseja que una buena forma de ayudar los días siguientes a una familia que atraviesa una pérdida es llevar comida hecha a la casa, a fin de evitarles sacar fuerzas para afrontar su realidad, mientras se adaptan a ella.
Disponibilidad: esta es otra de las cualidades más importante que debe tener alguien que desea servir de consuelo a alguien que ha perdido a un ser querido. En este punto, los especialistas del comportamiento recuerdan que el duelo tiene varias etapas y sentimientos, y no se desarrolla de la misma manera en todos los seres humanos, por lo que se debe estar disponible todos los días y horas de esos días, para el momento en que la persona de vive un duelo decida abrir su corazón para hablar de sus sentimientos y emociones.
Acompañar: básicamente, lo único que se puede hacer mientras un amigo o compañero vive una etapa de duelo es acompañarlo, no obstante esta compañía debe tener ciertas características, en primer lugar debe ser una compañía empática, que respete el dolor del otro, sin tratar de evadirlo, ignorarlo o menospreciarlo, así como tampoco se debe insistir en que desaparezca o se supere. Igualmente, el uso de “nosotros” para hablar de la pérdida hará que el deudo se sienta más acompañado.
Buscar ayuda: por último, aunque cada persona tiene sus ritmos y tiempos, lo expertos recuerdan que la sensación de duelo abarca aproximadamente dos semanas y media, mientras que la persona entiende racionalmente que su ser querido se ha ido. Sin embargo, no todos logran superar esta situación por sí solos, requiriendo en ocasiones ayuda profesional de un orientador, que lo ayude a reencontrarse con sus emociones o simplemente aceptar la circunstancia vital por la que pasa. En este sentido, una forma de ayudar a alguien que atraviesa por el duelo es vigilar de cerca la extensión de la emoción del duelo, sabiendo que una tristeza de más de quince días requiere intervención, pues podría generar en una depresión profunda.
Fuente de imagen: definicionabc.com