La habitación del silencio
En el año 2015 Microsoft construyó una habitación “anecoica” (esto es, diseñada para anular todo sonido) en el Edificio 87 de su sede en Redmond, Washington (Estados Unidos), rápidamente bautizada por los medios como la habitación del silencio… o el cuarto más silencioso del mundo.
Estoy seguro de que al menos habrán visto alguna imagen de la habitación señalando que no se puede estar adentro más de determinado tiempo (so pena de enloquecer), o que genera efectos psicológicos nefastos en los seres humanos. Pero, ¿es eso cierto? ¿En qué consiste, verdaderamente, la habitación del silencio?
Cámara anecoica
Empecemos por el principio. El objetivo que Microsoft buscaba con la construcción de una cámara anecoica era tener un lugar para probar algunos de sus nuevos dispositivos, en particular cosas como audífonos. El asunto es que les quedó tan bien construida que ganaron el Record Guinness a la habitación más silenciosa, el cuál previamente estaba en manos de la empresa Orfield Laboratories en Minneapolis.
La cámara anecoica no es un invento nuevo. Microsoft sencillamente la llevó al extremo. Además de las superficies aislantes y que anulan el sonido, que ya estaban a la venta, la empresa decidió construir su habitación bajo tierra, rodeada de paredes de concreto de 6 metros de ancho y sobre resortes que anulan cualquier vibración.
Esta cámara anecoica ha logrado sonidos de hasta -20 decibeles (el previo ganador del record había alcanzado casi -10). Para hacernos a una idea, un susurro suele rondar los 30 decibeles y el sonido de la respiración, los 10. En torno a 0 los seres humanos nos volvemos incapaces de escuchar, pero los sonidos siguen existiendo, por lo que puede haber valores negativos. Es importante tener en cuenta que la escala de decibeles no es lineal sino logarítmica, esto quiere decir que un sonido de 1 decibel es 10 veces más fuerte que uno de 0, uno de 2 es 10 veces más fuerte que el de 1, y así sucesivamente.
¿Qué pasa cuando uno entra?
No se han realizado estudios particularmente serios, pero lo cierto es que quienes trabajan en la cámara indican que todos se sienten inmediatamente desubicados.
Esto ocurre porque las paredes de fibra de vidrio y espumas específicas anulan el eco, es decir, impiden que el sonido rebote. Aunque no seamos conscientes de ello, nuestro cerebro está acostumbrado a seguir los ecos de cada sonido para ubicarnos, y se siente desorientado cuando dichos ecos desaparecen del entorno.
Pero como los ojos de una persona que entra en un cuarto oscuro, en pocos minutos el cerebro se ajusta y comienza a sentir todos los sonidos que hay allí… es decir, los emitidos por el mismo cuerpo.
La respiración, los latidos del corazón e incluso el chirriar de las articulaciones se vuelven parte de las percepciones. Tras la confusión, viene un momento de percepción del cuerpo que no puede ocurrir más que en una de estas cámaras de silencio.
Además de esto, no parece ocurrir mucho. La mayor parte de las personas se sienten incómodas y optan por salir en cuestión de minutos, unos pocos lo disfrutan por más tiempo, pero lo máximo que alguien ha estado ahí es una hora. Sin embargo, nadie ha sufrido consecuencias psicológicas de largo plazo por entrar.
Se presume que una persona, a oscuras, en una de estas cámaras, podría comenzar a presentar alucinaciones, y que por lo tanto son un espacio idóneo para el estudio de enfermedades psicológicas como la esquizofrenia. Sin embargo, no hay muchas cámaras anenoicas, y por ahora el asunto es una propuesta nada más.
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