Craso, el hombre más rico de Roma
Negocios en el pasado
Debido a que en la actualidad las actividades económicas han alcanzado una preponderancia gigantesca, muchas veces nos imaginamos que en el pasado las personas vivían al margen de la ambición, pasando sus días siguiendo rutinas antiguas, sirviendo a sus necesidades espirituales y dedicándose a la contemplación y el aprendizaje.
Por supuesto, esto no es cierto, pues el dinero y el prestigio eran al menos tan importantes en tiempos antiguos como lo son ahora. Muchas personas perdieron sus vidas en busca del negocio que los enriqueciera, y en el pasado tanto como ahora las riquezas garantizaban poder y respeto ante la sociedad.
El negocio inmobiliario, mejor conocido como el de los bienes raíces, es en la actualidad uno de los negocios más rentables y cotizados, y como veremos en este artículo, también lo era en tiempos romanos.
Craso
Cuando hablamos de Craso, muchos recuerdan al miembro del Triunvirato Romano que se inmoló en un ataque suicida contra el reino de Partia, buscando una victoria decisiva y, en lugar de ello, encontrando la muerte.
Craso era el hombre más rico de Roma, pero no le bastaba con ello. Por esta razón viajó al oriente y se embarcó en esta empresa fallida. Pero antes de ello, ¿cómo se había convertido en el magnate romano por excelencia? La respuesta es un detallado esquema de negocios que comenzaba, curiosamente, por los bomberos.
Bomberos romanos
Roma era una ciudad construida con métodos antiguos de masonería, y por esta razón era muy vulnerable a los incendios.
En aquellos tiempos existían algunos cuerpos de voluntarios, o de profesionales pagados por el gobierno, que se encargaban de apagar incendios. Estos grupos, sin embargo, se encontraban en zonas específicas y cubrían únicamente algunas áreas de la ciudad.
Craso entendió esto, y decidió comenzar su vida de negociante con la construcción de un cuerpo profesional de bomberos. Claro, se trataba de un cuerpo privado, y no tenía el deber de ayudar a nadie, así que simplemente vendía el servicio de protección a quienes podían pagarlo.
Pero el negocio real no estaba allí. Craso se dedicaba a esperar incendios (o a provocarlos, no se sabe) en ciertas zonas de la ciudad, para luego llegar allí con su cuerpo de bomberos. Y los bomberos simplemente esperaban afuera a que apareciera el dueño del sitio.
Una vez con él, Craso le hacía una oferta que no podía rechazar: ver arder su propiedad, y perderlo todo, o vendérsela a Craso a un precio muy bajo y al menos salvar algo. Huelga decir que la mayoría accedían a vender y los bomberos procedían entonces a apagar el fuego.
Pero ¿por qué le interesaban a Craso estas propiedades? Simple, porque se encontraba construyendo un Imperio de los Bienes Raíces.
Insula
En la Antigua Roma se conocía como Insula a un edificio primitivo: una gran casa cuadrada dividida en “espacios habitacionales” (como apartamentos) que podía tener hasta 7 pisos (aunque originalmente, en tiempos de Craso, tenían 4).
Insula romana
El objetivo del magnate era conseguir suelos en buenas partes de la ciudad para construir sus insulas, las cuales a su vez eran alquiladas a romanos demasiado pobres para comprar su vivienda independiente. Los cuartos altos, debido al mayor peligro que corrían en un incendio, eran mucho más baratos que los primeros pisos, en donde se ubicaban por lo general tiendas y pequeños negocios.
Usando este esquema Craso pasó de ser un aristócrata promedio a ser el hombre más rico del Imperio. Pero de nada le servirían sus riquezas cuando su orgullo lo llevase a perecer ante las flechas de los Partos de Oriente.
Fuentes:
- https://historiasdelahistoria.com/2018/07/23/el-negocio-inmobiliario-en-la-antigua-roma
Imágenes: 1: bibliofiliaycolecciones.blogspot.com, 2: historiasdelahistoria.com