Sunshine Project
El Proyecto Rayo de Sol (Sunshine Project) fue una iniciativa de un grupo de ciudadanos estadounidenses (para ser más precisos, tejanos) que buscaban revelar los secretos relativos a la guerra química y limitar su accionar en el futuro. Usando el Acta de Libertad del Conocimiento (una Ley en Estados Unidos que permite a cualquier ciudadano solicitar información relativa a las actividades del gobierno) estos hombres decidieron comenzar a revisar los proyectos armamentísticos del gobierno norteamericano.
La Organización alcanzó cierta importancia entre el 2000 y el 2008, alcanzando incluso a crear una oficina en Hamburgo, Alemania. Sin embargo, aquel año cerró de pronto sus sedes y suspendió sus actividades llegando a borrar, pasados unos años, todos sus registros en línea. La súbita desaparición pinta sospechosa, pero no es el tema que nos atañe hoy.
En este artículo hablaremos de dos propuestas tan absurdas que parecen salidas de un libro de comedia y no de un documento secreto norteamericano. Veamos:
Bomba homosexual
Para nadie es un secreto que el ejército suele ser uno de los lugares en los que la homosexualidad es menos aceptada. Los Estados Unidos no son la excepción en este aspecto, y aunque no es legal discriminar a un recluta por su orientación sexual en el ejército estas cosas no se manejan abiertamente.
La Bomba Homosexual (o “Bomba Gay”) buscaba aprovecharse de esa particularidad de los grupos armados y lanzar una bomba con hormonas y feromonas que hiciesen a los soldados despertar su instinto y dirigirlo a quienes tenían más cerca: sus compañeros.
El documento que proponía el arma hablaba de un afrodisiaco “molesto, pero absolutamente no letal” que sería cargado en bombas de aspersión y lanzado a los cuarteles enemigos. Sin embargo, el proyecto parece haber quedado estancado por la ausencia de una sustancia química con estas características. Aunque había distintas candidatas, ninguna pudo pasar las pruebas que podrían haber indicado que efectivamente funcionaba.
Y por cierto, la empresa que propuso esta extraña arma se llamaba “Laboratorios Wright”.
Bomba de halitosis
La segunda propuesta era semejante, pero en este caso se pretendía que fuera un olor visible – y no uno sutil e indetectable – el que hiciera el trabajo. Se trataba de lanzar hormonas que modificaran la digestión, estimularan el sudor y en general volvieran a las personas cargas olorosas y hedientas.
El objetivo en este caso era más práctico, y no sólo le apuntaba a la pérdida de moral de las tropas enemigas sino a disminuir su capacidad para esconderse. En ciertos escenarios – como la toma de una ciudad – esto podría ser determinante.
Imágenes: projectflashcards.com