Así fue con otras misivas escritas por personajes muy famosos alrededor del mundo: por una carta de Rabelais y de Racine cobró 400 francos, más del salarió mínimo de la época. Para justificar por qué poseía tales tesoros, Vrain le contó a Chasles que trabajaba por comisión para un personaje que había heredado todos aquellos famosos documentos,de un pariente que había sido un conde que tristemente falleció en un naufragio.
Michel compró aún más el cuento cuando mandó a restaurar los manuscritos y éstos se deshicieron por los químicos usados, ‘comprobando’ que la historia del hundimiento era cierta. Y con esas primeras ventas comenzó una relación comercial que dudaría casi dos décadas, al punto que la colección de los supuestos hallazgos de Vrain llegó a tener fama internacional.
El fin de la treta
En 1867 Vrain le presentó a Chasles una colección de cartas que aseguraban que Pascal había sido el precursor de la Ley de la gravedad y no el afamado inglés Newton: estos datos eran al parecer corroborados por Galileo.
Chasles, lleno de orgullo porque un hijo de la patria había sido uno de los mayores descubridores de la ley física, hizo que el geómetra presentara los documentos a la Academia Francesa de las Ciencias, quienes no dieron mucho crédito a lo sucedido, pues el Instituto contaba con la verdadera firma de Pascal y bastó con comparar las letras para darse cuenta que los documentos presentados por Chasles eran un engaño.
Para justificar sus fallas, Vrain le facilitó a Michel varias cartas en las que cubría las fallas de las anteriores. También hay que agregar que al parecer el mismo Chasles escondió el origen de las cartas encubriendo a su vendedor.
Este ardid fue bastante elaborado, y en él se vieron involucradas las más brillantes mentes de todo campo científico. La historia va más o menos así: la carta escrita por Pascal hablaba de la astronomía y que él había descubierto la ley de la gravedad, algo que no concordaba era que la carta iba dirigida para Newton, quien más o menos para esa época era un adolescente.
Para sumar a más involucrados se incluyó en la correspondencia al propio Galileo, quien alegaba que el origen de la ley era gracias a previas investigaciones hechas por él, algo imposible porque según las fechas de las misivas de Galilei, éste ya estaría ciego y aparte hablaba de descubrimientos que fueron realizados años después como los satélites de Saturno.
Varios estudiosos de la vida de Galileo pegaron el grito en el cielo diciendo que esos escritos contradecían todo lo que se conocía del científico, empezando porque era imposible que el florentino hubiera escrito en francés.
La Academia decidió, por el momento, dar por verídicas las epistolares y por algunas semanas Francia fue la cuna de la Ley de la Gravedad.
Un juicio lleno de sinsabores
Fueron casi dos décadas llenas de engaño, donde se falsificaron más de 27 mil autógrafos, cartas y manuscritos (esos documentos fueron destruidos tras el juicio). El valor total del fraude fue de 140.000 francos (50 mil euros actualmente). Chasles no recuperó nada de dinero, aunque su mayor mortificación fue haberse convertido en la burla de toda la comunidad científica, pues recordemos que él era más conocido por ser un buen matemático que por ser un crédulo.
Hasta Jesucristo resultó involucrado en este enredo
Como ñapa final, antes de que fuera detenido y llevado a prisión se cuenta que Vrain tenía un manuscrito de índole divina preparada para Michel: ‘de puño y letra’ del mismísimo Salvador pensaba venderle el sermón de la montaña escrito por Jesús y para mejorar su fácil entendimiento, la epistolar estaba escrita en francés.
Fuentes:
- https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/12/25/vrain-denis-lucas-el-gran-embaucador-epistolar-que-puso-en-ridiculo-a-un-genio-matematico/
- https://lapiedradesisifo.com/2013/12/11/la-carta-que-demuestra-que-pascal-descubri%c3%b3-la-ley-de-la-gravedad-antes-que-newton/
Imágenes: 1 y 2: infobae.com, 3: lapiedradesisifo.com
El personaje de quien hablaremos hoy puso en duda muchos de los grandes descubrimientos de la historia e hizo dudar a grandes historiadores y estudiosos alrededor del mundo. Su vida es realmente fascinante y sus tretas o engaños bastantes ingeniosos, pues hasta el más sagaz cayó redondito en sus palabras o mejor dicho en sus supuestos descubrimientos o hallazgos, pues por las manos de tal personaje llegaron a parar supuestos escritos realizados por Cleopatra, Lázaro o el mismo Jesús.
Se trata, como no, de Denis Vrain-Lucas, un hombre que elaboró una maraña de historias tan inverosímiles que confundían a cualquiera y hacían dudar de la veracidad de hechos históricos de gran relevancia.
Los antecedentes de Vrain Lucas
Era hijo de campesinos, y debido a las condiciones de la época su educación fue bastante escasa. Trató de adquirir más conocimiento en París, pero la academia no era realmente su mundo y su ‘talento’ iba más bien por otra parte. La falta de experticia en latín le cerró a Vrain la puerta a varios puestos en el mundo laboral y, con la necesidad por delante, terminó aceptando empleo en una empresa de genealogía Letellier, organización dedicada a la elaboración de documentos que otorgaran un pasado ilustre a los nuevos ricos.
El joven Lucas pasaba horas en la biblioteca, robando páginas de libros antiguos que estuvieran en blanco para dar documentación ‘verídica’ a sus clientes.
Una relación comercial nada verdadera
Con la empresa cerrada y cada vez más cerca de los números rojos, Vrain contactó a Michel Chasles, un famoso geómetra y apasionado coleccionista de los documentos con firmas o autógrafos. Para iniciar esta treta le vendió un documento firmado por Moliére, por la que cobró 500 francos.
Así fue con otras misivas escritas por personajes muy famosos alrededor del mundo: por una carta de Rabelais y de Racine cobró 400 francos, más del salarió mínimo de la época. Para justificar por qué poseía tales tesoros, Vrain le contó a Chasles que trabajaba por comisión para un personaje que había heredado todos aquellos famosos documentos,de un pariente que había sido un conde que tristemente falleció en un naufragio.
Michel compró aún más el cuento cuando mandó a restaurar los manuscritos y éstos se deshicieron por los químicos usados, ‘comprobando’ que la historia del hundimiento era cierta. Y con esas primeras ventas comenzó una relación comercial que dudaría casi dos décadas, al punto que la colección de los supuestos hallazgos de Vrain llegó a tener fama internacional.
El fin de la treta
En 1867 Vrain le presentó a Chasles una colección de cartas que aseguraban que Pascal había sido el precursor de la Ley de la gravedad y no el afamado inglés Newton: estos datos eran al parecer corroborados por Galileo.
Chasles, lleno de orgullo porque un hijo de la patria había sido uno de los mayores descubridores de la ley física, hizo que el geómetra presentara los documentos a la Academia Francesa de las Ciencias, quienes no dieron mucho crédito a lo sucedido, pues el Instituto contaba con la verdadera firma de Pascal y bastó con comparar las letras para darse cuenta que los documentos presentados por Chasles eran un engaño.
Para justificar sus fallas, Vrain le facilitó a Michel varias cartas en las que cubría las fallas de las anteriores. También hay que agregar que al parecer el mismo Chasles escondió el origen de las cartas encubriendo a su vendedor.
Este ardid fue bastante elaborado, y en él se vieron involucradas las más brillantes mentes de todo campo científico. La historia va más o menos así: la carta escrita por Pascal hablaba de la astronomía y que él había descubierto la ley de la gravedad, algo que no concordaba era que la carta iba dirigida para Newton, quien más o menos para esa época era un adolescente.
Para sumar a más involucrados se incluyó en la correspondencia al propio Galileo, quien alegaba que el origen de la ley era gracias a previas investigaciones hechas por él, algo imposible porque según las fechas de las misivas de Galilei, éste ya estaría ciego y aparte hablaba de descubrimientos que fueron realizados años después como los satélites de Saturno.
Varios estudiosos de la vida de Galileo pegaron el grito en el cielo diciendo que esos escritos contradecían todo lo que se conocía del científico, empezando porque era imposible que el florentino hubiera escrito en francés.
La Academia decidió, por el momento, dar por verídicas las epistolares y por algunas semanas Francia fue la cuna de la Ley de la Gravedad.
Un juicio lleno de sinsabores
Fueron casi dos décadas llenas de engaño, donde se falsificaron más de 27 mil autógrafos, cartas y manuscritos (esos documentos fueron destruidos tras el juicio). El valor total del fraude fue de 140.000 francos (50 mil euros actualmente). Chasles no recuperó nada de dinero, aunque su mayor mortificación fue haberse convertido en la burla de toda la comunidad científica, pues recordemos que él era más conocido por ser un buen matemático que por ser un crédulo.
Hasta Jesucristo resultó involucrado en este enredo
Como ñapa final, antes de que fuera detenido y llevado a prisión se cuenta que Vrain tenía un manuscrito de índole divina preparada para Michel: ‘de puño y letra’ del mismísimo Salvador pensaba venderle el sermón de la montaña escrito por Jesús y para mejorar su fácil entendimiento, la epistolar estaba escrita en francés.
Fuentes:
- https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/12/25/vrain-denis-lucas-el-gran-embaucador-epistolar-que-puso-en-ridiculo-a-un-genio-matematico/
- https://lapiedradesisifo.com/2013/12/11/la-carta-que-demuestra-que-pascal-descubri%c3%b3-la-ley-de-la-gravedad-antes-que-newton/
Imágenes: 1 y 2: infobae.com, 3: lapiedradesisifo.com
El personaje de quien hablaremos hoy puso en duda muchos de los grandes descubrimientos de la historia e hizo dudar a grandes historiadores y estudiosos alrededor del mundo. Su vida es realmente fascinante y sus tretas o engaños bastantes ingeniosos, pues hasta el más sagaz cayó redondito en sus palabras o mejor dicho en sus supuestos descubrimientos o hallazgos, pues por las manos de tal personaje llegaron a parar supuestos escritos realizados por Cleopatra, Lázaro o el mismo Jesús.
Se trata, como no, de Denis Vrain-Lucas, un hombre que elaboró una maraña de historias tan inverosímiles que confundían a cualquiera y hacían dudar de la veracidad de hechos históricos de gran relevancia.
Los antecedentes de Vrain Lucas
Era hijo de campesinos, y debido a las condiciones de la época su educación fue bastante escasa. Trató de adquirir más conocimiento en París, pero la academia no era realmente su mundo y su ‘talento’ iba más bien por otra parte. La falta de experticia en latín le cerró a Vrain la puerta a varios puestos en el mundo laboral y, con la necesidad por delante, terminó aceptando empleo en una empresa de genealogía Letellier, organización dedicada a la elaboración de documentos que otorgaran un pasado ilustre a los nuevos ricos.
El joven Lucas pasaba horas en la biblioteca, robando páginas de libros antiguos que estuvieran en blanco para dar documentación ‘verídica’ a sus clientes.
Una relación comercial nada verdadera
Con la empresa cerrada y cada vez más cerca de los números rojos, Vrain contactó a Michel Chasles, un famoso geómetra y apasionado coleccionista de los documentos con firmas o autógrafos. Para iniciar esta treta le vendió un documento firmado por Moliére, por la que cobró 500 francos.
Así fue con otras misivas escritas por personajes muy famosos alrededor del mundo: por una carta de Rabelais y de Racine cobró 400 francos, más del salarió mínimo de la época. Para justificar por qué poseía tales tesoros, Vrain le contó a Chasles que trabajaba por comisión para un personaje que había heredado todos aquellos famosos documentos,de un pariente que había sido un conde que tristemente falleció en un naufragio.
Michel compró aún más el cuento cuando mandó a restaurar los manuscritos y éstos se deshicieron por los químicos usados, ‘comprobando’ que la historia del hundimiento era cierta. Y con esas primeras ventas comenzó una relación comercial que dudaría casi dos décadas, al punto que la colección de los supuestos hallazgos de Vrain llegó a tener fama internacional.
El fin de la treta
En 1867 Vrain le presentó a Chasles una colección de cartas que aseguraban que Pascal había sido el precursor de la Ley de la gravedad y no el afamado inglés Newton: estos datos eran al parecer corroborados por Galileo.
Chasles, lleno de orgullo porque un hijo de la patria había sido uno de los mayores descubridores de la ley física, hizo que el geómetra presentara los documentos a la Academia Francesa de las Ciencias, quienes no dieron mucho crédito a lo sucedido, pues el Instituto contaba con la verdadera firma de Pascal y bastó con comparar las letras para darse cuenta que los documentos presentados por Chasles eran un engaño.
Para justificar sus fallas, Vrain le facilitó a Michel varias cartas en las que cubría las fallas de las anteriores. También hay que agregar que al parecer el mismo Chasles escondió el origen de las cartas encubriendo a su vendedor.
Este ardid fue bastante elaborado, y en él se vieron involucradas las más brillantes mentes de todo campo científico. La historia va más o menos así: la carta escrita por Pascal hablaba de la astronomía y que él había descubierto la ley de la gravedad, algo que no concordaba era que la carta iba dirigida para Newton, quien más o menos para esa época era un adolescente.
Para sumar a más involucrados se incluyó en la correspondencia al propio Galileo, quien alegaba que el origen de la ley era gracias a previas investigaciones hechas por él, algo imposible porque según las fechas de las misivas de Galilei, éste ya estaría ciego y aparte hablaba de descubrimientos que fueron realizados años después como los satélites de Saturno.
Varios estudiosos de la vida de Galileo pegaron el grito en el cielo diciendo que esos escritos contradecían todo lo que se conocía del científico, empezando porque era imposible que el florentino hubiera escrito en francés.
La Academia decidió, por el momento, dar por verídicas las epistolares y por algunas semanas Francia fue la cuna de la Ley de la Gravedad.
Un juicio lleno de sinsabores
Fueron casi dos décadas llenas de engaño, donde se falsificaron más de 27 mil autógrafos, cartas y manuscritos (esos documentos fueron destruidos tras el juicio). El valor total del fraude fue de 140.000 francos (50 mil euros actualmente). Chasles no recuperó nada de dinero, aunque su mayor mortificación fue haberse convertido en la burla de toda la comunidad científica, pues recordemos que él era más conocido por ser un buen matemático que por ser un crédulo.
Hasta Jesucristo resultó involucrado en este enredo
Como ñapa final, antes de que fuera detenido y llevado a prisión se cuenta que Vrain tenía un manuscrito de índole divina preparada para Michel: ‘de puño y letra’ del mismísimo Salvador pensaba venderle el sermón de la montaña escrito por Jesús y para mejorar su fácil entendimiento, la epistolar estaba escrita en francés.
Fuentes:
- https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/12/25/vrain-denis-lucas-el-gran-embaucador-epistolar-que-puso-en-ridiculo-a-un-genio-matematico/
- https://lapiedradesisifo.com/2013/12/11/la-carta-que-demuestra-que-pascal-descubri%c3%b3-la-ley-de-la-gravedad-antes-que-newton/
Imágenes: 1 y 2: infobae.com, 3: lapiedradesisifo.com