Diocleciano: el emperador que llevó a la ruina al Imperio Romano

Diocleciano: el emperador que llevó a la ruina al Imperio Romano

Diocleciano

A diferencia de algunos famosos personajes en la historia romana, Diocleciano escaló en la sociedad romana desde abajo. Su familia no pertenecía a los nobles de aquellos tiempos y su estatus se lo ganó gracias a su esfuerzo. Al unirse al campo militar, pudo ascender en la jerarquía marcial hasta lograr el cargo de comandante de la caballería del emperador Caro, un enfrentamiento más tarde con Carino, el hijo del emperador del momento, le otorgó el tan apreciado trono.

Los mismos hombres de Diocleciano lo nombraron emperador: fue así que, con el manto del poder en sus hombros el ahora gobernante dio paso a lo que se conoce como Tetrarquía. Para entender el término, hay que ponernos en contexto: antes el territorio romano era manejado con la forma de gobierno de la Diarquía, dos personas están al frente del Estado y legan su poder más adelante a sus herederos.

El gobierno antes del declive

La diarquía en Roma existió desde su fundación, desde Rómulo que compartió el poder con el rey Tito. Más adelante la forma de dirigir el estado evolucionó cuando se instauró la República Romana, se dio fin a la monarquía y surgieron las figuras de cónsules (magistrado de alto rango que era elegido anualmente): en este peridoo se confiaba el poder a dos cónsules que se alternaban la cabeza del gobierno y el ejército.

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Uno de los casos más interesantes en el que el poder fue mayor entre uno de los diarcas, es con Julio César quien ‘compartió’ poder con Marco Calpurnio Bíbulo, al final éste último decidió retirar a su hogar y competir con César.

Un gobierno a cuatro voces

Con las secuelas de la Crisis del siglo III (235-284), un período de casi 50 años donde los conflictos internos y la presión de las tribus extranjeras trayendo caos a la política, economía y la vida social. Fue así que con la llegada de Diocleciano se pasó de un gobierno de diarquía a uno de Tetrarquía.

Diocleciano, ocupando ya un cargo de poder de tan altos alcances, pudo dimensionar la situación de su nación: países extranjeros invadían por todos los frentes y una sola cabeza al mando ya no era suficiente. Fue por ellos que eligió a otros gobernantes: no había como tal una entrega del poder, pero sí ciertos puestos que mejorarían la situación.

Existían los augustos, quienes proponían las medidas y los césares las hacían cumplir: se reforzó la imagen de la familia imperial, se hicieron bodas para dar una imagen más familiar y que el trabajo del gobierno provenía propiamente de un hogar.

Aunque el emperador se adjudicó el poder de augusto senior, repartió parte del territorio con otro gobernante, en occidente Maximiano dominaría los territorios de Italia, África e Hispania. También agregó a esta forma de gobierno que los augustos de menor rango solo conservarían su poder durante 20 años para luego dar paso a los césares, quienes a su vez deberían haber elegido a sus reemplazos. El sistema de la Tetrarquía, solo funcionó correctamente durante el gobierno de Diocleaciano.

Diocleciano: el emperador que llevó a la ruina al Imperio Romano

Las nuevas reformas por parte del emperador

El objetivo de estas leyes era mantener el poderío del Imperio Romano: las reformas impuestas por el nuevo emperador buscaban dar un nuevo aire a los campos administrativos, económicos, sociales y militares: mantener este engranaje en perfecto orden le dio un siglo de continuidad a la civilización romana, pero mantenerlo trajo grandes consecuencias.

Proyectos de gastos públicos costosos, el aumento del presupuesto para las fuerzas militares y -para sostener cada una de esas inversiones- así mismo un incremento de los impuestos. A pesar de no notarlo al principio, se generó cierta inconformidad con los ciudadanos: cuando el dinero no era suficiente para financiar sus proyectos, se le ocurrió al gobernante, que se debía reducir los metales preciosos utilizados en la elaboración del dinero de la época.

Así fue como, se empezaron a emitir unas monedas a las que el gobierno le atribuyo el valor con que eran acuñadas, pero los comerciantes y demás ciudadanos no las querían, solo las aceptaban si había algún descuento de por medio. La moneda de menor valor, empezó a generar una devaluación en la economía: las personas muy asustadas guardaron el metálico que todavía tenía gran porcentaje de oro y plata en su elaboración.

Solo se usaban las monedas expedidas por el gobierno en cosas muy específicas y a pesar de que los administrativos dijeran que aquel dinero tenía el mismo valor que el anterior, eso no servía de nada. Para conseguir lo básico se debía dar el doble de efectivo, lo que se vio reflejado en una inflación.

Hasta el gobierno les cogió hastío a las dichosas monedas, y para pagar impuestos se hizo el uso de bienes materiales. Para contrarrestar el efecto ocasionado, el emperador tuvo que fijar precios a los productos y a salarios de los empleados, entre otras medidas. En el área militar, los soldados se quejaron también por su salario, y a pesar de los edictos, la gente no respetaba los precios debido a la escasez de dinero y muchos de los productos se terminaron vendiendo en mercados negros.

Diocleciano: el emperador que llevó a la ruina al Imperio Romano
Imagen que muestra la degradación de las monedas romanas

El primero en renunciar

Los siguientes estatutos instaurados por el emperador dieron inicio a lo que se conocería como Bajo Imperio romano (284-476): un período histórico que fue marcado por el deterioro del trono del emperador. Malas decisiones administrativas, la falta de unidad entre el Senado y el monarca regente hicieron que la institución romana comenzara a decaer.

Como dijimos antes, los esfuerzos de Diocleciano solo alargaron más la agonía del que alguna vez fue un gran Imperio. La falta de disciplina del ejercito permitió que pueblos bárbaros se asentaran eran los límites fronterizos del imperio, lo que dio pie a varios saqueos que fueron arruinando el orden de Roma.

Cabe aclarar, que no toda la responsabilidad cae sobre Diocleciano pues le sucedieron un total de 19 emperadores, todos fallecieron en trágicas circunstancias, solo Diocleciano fue el único que pudo renunciar alegando problemas de salud.

Fuentes:

  1. https://www.lacrisisdelahistoria.com/consecuencias-gobierno-diocleciano/
  2. https://www.laguia2000.com/edad-antigua/el-emperador-diocleciano-y-sus-reformas

Imágenes: 1: historiaybiografias.com, 2: historia-roma.com, 3: wikipedia.org

Bibliografía ►
El pensante.com (septiembre 25, 2020). Diocleciano: el emperador que llevó a la ruina al Imperio Romano. Recuperado de https://elpensante.com/diocleciano-el-emperador-que-llevo-a-la-ruina-al-imperio-romano/