Imágenes varias de la Guerra entre Francia y Vietnam, o Primera Guerra de Indochina
Colonias
Europa comenzó a expandirse en un periodo muy temprano de su historia moderna. Primero, hacia las regiones conquistadas por el Islam que consideraba suyas por derecho (en particular el Mediterráneo y la Península Ibérica). Después, hacia el Atlántico y las costas de África, que ofrecían valiosos negocios. Luego vino la llegada a América y la creación de los extensos y poderosos imperios coloniales de España, Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra.
Hacia mediados del siglo XIX vemos como Europa se constituye claramente en la región tecnológicamente más avanzada del mundo. En este contexto las “colonias” dejaron de ser territorios para ocupar con población propia, muchas veces pasando por el exterminio de la población nativa, y se convirtieron en una especie de “gobiernos a distancia” donde se imponía el dominio europeo sobre una sociedad local para obtener recursos valiosos.
Esto fue lo que hicieron en la práctica totalidad de África (excepción hecha de Etiopía, que como vimos garantizó su independencia en la Batalla de Adwa, de la que hablamos en el artículo El día que África derrotó a Europa), en considerables territorios en el Caribe y el Medio Oriente, y en la mayor parte del Sudeste Asiático y la Polinesia.
Casi todas estas regiones buscaron su independencia, con distintos medios, a lo largo de todo el periodo, pero les fue imposible combatir a los entrenados y armados ejércitos europeos. Aún China, el Gigante de Asia, fue humillada por las potencias, como vimos en el artículo China, la Guerra del Opio y el Siglo de Humillación.
Y Vietnam no fue la excepción. El país quedó bajo tutela francesa desde los 1850’s, y se convirtió en una de las colonias más importantes del Imperio Francés. Pese a diversos esfuerzos y al constante descontento de la población vietnamita la independencia se probó un sueño imposible.
Y luego, de súbito, los japoneses invadieron la región.
Ho Chi Minh, líder de la resistencia vietnamita
La Guerra con Japón
Japón tomó la decisión en 1941 de irse lanza en ristre contra todas las potencias europeas enemigas de Alemania y, de paso, atacar también a los Estados Unidos.
Como vimos en el artículo La Guerra del Pacífico esta no fue una decisión particularmente inteligente, pues Estados Unidos era un gigante dormido que sería muy, muy difícil derrotar. Pero en cualquier caso, lo que nos interesa aquí no es la Guerra del Pacífico per se, sino Vietnam.
En este país un nacionalista llamado Ho Chi Minh comenzó una campaña de resistencia contra los invasores japoneses y creó una guerrilla. Ahora, Ho Chi Minh era un comunista, por lo que los Estados Unidos no confiaban tanto en él, pero no cabía duda de que era el más indicado para dirigir la resistencia.
A cambio de su apoyo en el combate contra el Imperio Japonés, a los vietnamitas se les había hecho una promesa: que se mantendría su reconocimiento y se garantizaría su independencia luego de la guerra. El presidente Franklin D. Roosevelt contaba con mantener esta promesa, y en repetidas ocasiones dijo a los franceses que bajo ninguna circunstancia les sería devuelto el dominio de la Indochina.
Pero Roosevelt murió en 1945, dejando el país en manos de otros dirigentes a quienes la colonización francesa no les parecía una alternativa tan mala.
Paradójicamente, los japoneses que tanto habían combatido contra Ho Chi Minh y su guerrilla del Viet Minh, optaron por simplemente entregarles sus armas y el control de las principales ciudades luego de la rendición en 1945. Pese a su crueldad y fanatismo, estaba claro que los japoneses se sentían parte de una comunidad asiática, y preferían ver a Asia gobernada por asiáticos y no por europeos.
La Primera Guerra de Indochina
Entonces, nos encontramos por una parte con un Viet Minh armado y en control de las ciudades, y por otra con una misión del ejército francés que buscaba (con la bendición estadounidense) retomar el control de su antigua colonia. Es fácil ver que las cosas iban a terminar mal.
En resumen, esta tensa situación llevaría al estallido de la Primera Guerra de Indochina, en donde diversos mandos franceses buscaron a toda costa recuperar el control del país apoyando al gobierno títere del Emperador Bao Dai. El Viet Minh, en cambio, buscaba la constitución de una república completamente independiente.
Luego de que en 1949 los comunistas ganasen la Guerra Civil que había asolado China por décadas el Viet Minh consiguió un valioso aliado en su frontera norte. Ahora tenía no solo una fuente de armas y suministros, sino una frontera para esconderse si las cosas iban mal. Y en estas circunstancias comenzó a realizar una serie de ofensivas que se probaron difíciles de detener para el Alto Mando Francés.
Sin embargo, aún en este contexto difícil los franceses tenían una ventaja de su lado: su armamento era mejor y tenían acceso a fuerzas aéreas y marítimas que los vietnamitas no podían ni soñar. En vista de que el Viet Minh estaba claramente sobreextendido, los franceses comenzaron a buscar una estrategia de atraerlos a zonas fortificadas donde pudiesen derrotarlos con mayor facilidad. Durante la Batalla de Nà San, entre el 22 de noviembre y el 2 de diciembre de 1952, los vietnamitas fueron derrotados con facilidad, y la idea era replicar este éxito en otros lugares hasta agotar al enemigo.
Y fue así como terminaron en la fortaleza de Dien Bien Phu, una tremenda fortificación cerca de la frontera norte de Vietnam. La idea era que los vietnamitas atacarían el lugar, sufrirían duras pérdidas y luego se verían obligados a retirarse.
Pero como veremos en un próximo artículo, las cosas no salieron exactamente como las habían planeado los franceses.
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