Un político tradicional
Muchos estamos acostumbrados a un mundo dividido en dos esferas: la científica, oficial, y aquella más popular, que surge bajo las luces y afirma que las cosas no son tan sencillas. A veces olvidamos que el mundo es más complejo y que estas dos facetas a menudo se mezclan entre ellas.
Uno de los ejemplos más interesantes de esto es el caso de Susilo Bambang Yudhoyono, el presidente de Indonesia, quien recientemente hizo público un caso de brujería que, según dijo, le habría sucedido a su familia. El creyente musulmán admitió entonces que cree en la existencia de la brujería y que, aunque le teme, confía en el poder de Alá para protegerlo.
La declaración no sorprende, pues de acuerdo con las encuestas Indonesia es el país del sudeste asiático en el que mayor porcentaje de la población (69%) cree en la existencia de la brujería. De acuerdo con la tradición islámica los musulmanes – como los cristianos en occidente – consideran a la brujería como acto del demonio, ocultistas y, por lo tanto, malignas. Así, no sorprende que su presidente haga parte de este colectivo.
Es más, en Indonesia la brujería es ilegal. El presidente Yudhoyono modificó en el año 2013 el código criminal indonesio estipulando que aquel que use la magia negra para causar algún daño a un tercero tendrá que pagar hasta 5 años de cárcel. Así mismo, Yudhoyono ha hecho publicidad a una ley que impondría multas de hasta 30 mil dólares a las personas que públicamente se declaren magos o hechiceros. Tal ley no ha podido aprobarse, pero se encuentra en la comisión del congreso indonesio.
El relato del Presidente
El relato se publicó en el libro “Selalu Ada Pilihan” (“Siempre Hay una Elección”), publicado por Yudhoyono el año pasado. En él, describe lo que denomina una experiencia de “película de terror” cuando una nube negra, densa, se movía sobre el tejado buscando un resquicio para entrar a su casa. De acuerdo con el relato, el grito de su esposa lo habría advertido y de inmediato, tras cerrar las puertas, habría ordenado a todas las personas de la casa que rezaran a Alá para evitar el ingreso de la entidad maligna, lo que finalmente habría alejado las nubes.
El relato de Yudhoyono efectivamente parece salido de una película de terror. Sin embargo, no es el único gobernante que afirma tener contacto con algún tipo de fuerza sobrenatural. Solo en Indonesia es común que las personas (incluyendo altos políticos) recurran a hechiceros o videntes para que los asesoren en los pasos por seguir, y en el vecino país de Bahrain (también musulmán, pero ubicado en el Medio Oriente) un gobernador regional se quejó hace poco de la inexistencia de cursos sobre los peligros de la brujería en el sistema educativo oficial. Otro ejemplo podría ser Robert Mugabe, gobernante de Zimbabue, de quien se dice que mantiene un grupo de hechiceros con objetivo de protegerlo y castigar a sus enemigos, e incluso en los Estados Unidos se afirma comúnmente que la familia Reagan tenía uno de estos asesores.
Muchos escépticos han criticado al presidente por alentar con sus relatos las creencias populares, que llevan a que cada año más de 200 personas sean asesinadas en las regiones rurales de Indonesia bajo supuestas acusaciones de brujería. Otros, por su parte, consideran el relato completamente verídico. Y ustedes, ¿creen en la brujería? ¿Y que deba oficializarse algún tipo de castigo – o de educación – contra ella? ¿La consideran algo negativo o positivo?
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