Aprender a elaborar un trabajo escrito no siempre es fácil y en su desarrollo hay varios elementos que resultan capitales, no sólo a nivel de argumentación, de fuentes, de veracidad y comprobación de la información, sino también la forma en la que se redacta.
Y concluirlo no es menos fácil y, aunque hay diversas formas en las que se puede concluir un trabajo escrito, veremos una forma genérica y que, con sus respctivas adaptaciones, pueden servirnos para nuestro propósito y brindarnos un buen resultado.
Primer ejemplo
Al concluir este trabajo nos damos cuenta que nuestro proceso de formación está basado en un continuo cambio, de conocimiento para el mejoramiento de nuestra labores (que aplicamos en base a un estudio que se está adquiriendo para mejorar día a día) y con el objetivo de llegar a ser un buen individio, con las competencias que la materia nos ha suministrado; con responsabilidad, siempre a la expectativa del cambio, para mejoras de un mejor servicio a una sociedad o comunidad ávida de conocimiento y con deseos de crecimiento incesante.
Segundo ejemplo
La conclusión de este trabajo nos lleva a tomar como referente la importancia de [la importancia de la materia, el ensayo o el tópico del que estemos tratando en [nuestra vida diaria, en el entorno que nos rodea, en el desarrollo y evolución de la tecnología, en la interacción del ser humano en la sociedad, etc., de forma que nutre en gran medida nuestro progreso, no sólo académico sino como personas, etc.