Un origen violento
El conocido “Monstruo de los manglares” había nacido en Colombia en los años treinta del siglo XX. Sus crímenes son reconocidos por estar obsesionado con niñas: violó y mató más de 150 jóvenes. Muchos de los actos fueron cometidos a machetazos y todos estuvieron entre Diciembre de 1985 y Febrero de 1986 en la ciudad de Quito, donde sería finalmente capturado.
Pero en su inicio fue muy inteligente y estudió en un colegio prestigioso del centro de Bogotá donde conoció el fruto bueno de la literatura, en la que creyó poder dejar las penas que lo atormentaban. Pues su madrastra desde que él era pequeño le imponía vestirse como niña y era muy insultado en casa. Su padre era un avaro cruel que consideraba a Daniel Camargo como afeminado, por lo cual lo golpeaba.
Su fallido matrimonio
Su matrimonio fue un sueño que duraría siete años, Daniel se la pasaba trabajando fuertemente en ventas de pantallas y solía llegar tarde a casa, pero un día prefirió pasar la tarde con Alcira Castillo, su esposa. En la cama la encontró con otro hombre y Daniel Camargo no solo no la dejó, sino que la volvió cómplice de las violaciones que el potencial asesino cometería.
La esposa le traía niñas que él luego violaba y macheteaba. Iban de ciudad en ciudad haciendo este macabro rito hasta que fueron capurados. Fueron juzgados y enviados a cárceles separadas, a Daniel Camargo le tocó pagar 5 años de prisión.
Su llegada a la Isla Marpelo
Hay una prisión en una isla lejos de las costas colombianas: la famosa prisión de Marpelo era el lugar donde llevaban a los presos a vivir en medio de tiburones y bajo circunstancias de difícil supervivencia. Aquí le tocó pagar cárcel a Daniel luego de que reincidiera en sus crímenes contra niñas. Esta vez fue agarrado en Barranquilla y condenado a 25 años de justicia.
Allí posiblemente vivió los mejores años de su vida. Junto con otros reclusos aprendió inglés y portugués (muchos compañeros eran brasileños) y leyó la mejor literatura que había conocido. Nombres como Freud y Nietzsche resonaron en sus lecturas y logró desarrollar una mentalidad psicoanalítica avanzada.
No por eso iba dejar de fugarse, lo que logró cogiendo una balsa abandonada y partiendo rumbo a las costas ecuatorianas. Vale agregar que la llegada fue muy dura, Daniel no esperaría que el mar repleto de tiburones fuera fácil de pasar, aunque soportó lo más que pudo. Nuestro personaje aguantaría tres días al vaivén del hambre y la sed hasta que entró a las playas donde fue recibido cordialmente. Pero el pagó dicha cordialidad con crueles asesinatos y violaciones al mayor.
La racha de sus 71 crímenes
La bibliografía sobre el tema no se pone de acuerdo en el número de asesinatos cometidos por el “monstruo de los manglares”, ellos arguyen el número de asesinatos entre 71 y 150, trataremos de pensar que fueron menos, sólo para darle un poco de dignidad a la humanidad.
Cometidos en quince meses, los crímenes eran sensacionalistas en las ciudades ecuatorianas donde la población vivió con horror entre Diciembre de 1984 y Febrero de 1986. La muerte se adueñó de las calles: las niñas eran encontradas abiertas a machetazos y nadie podía encontrar al asesino.
Decenas de niñitas y adolecentes eran desfloradas por este pervertido y siempre terminaban muertas a cuchilladas profundas. Se cuenta que jóvenes de todas las profesiones, desde campesinas hasta universitarias eran seducidas por un tipo que hacía pasarse de extranjero en busca de alguien. Seducía con bonitas palabras a las jóvenes y ellas le ayudaban para encontrar el supuesto sujeto. Las llevaba a lugares recónditos y allá eran violadas y cortadas.
Muchas niñas se salvaban; acompañaban a Daniel Camargo hasta cierto lugar y después se iban despreocupadas, pues el asesino era un excelente actor. Lastimosamente para él la suerte se acabaría el día que fue encontrado con ropas de una niña de nueve años llamada Elizabeth Telpes. Las telas tenían manchas profundas de sangre y la policía se llevó a Daniel por cargo de sospecha.
Evidentemente en la declaración alegó que esas ropas no eran de nadie y con la tortura y los golpes de los detectives, el sujeto soltó la sopa. Dijo que sí, que él había matado decenas de muchachitas y que sus cuerpos estaban difuminados por todo el país ecuatoriano.
Desde Perimetral a Nobol como mencionamos atrás, se encontraban todos los cuerpos. El asesino había hecho un festín macabro y desde ahí los ecuatorianos desarrollaron un gran miedo por los colombianos que iban a trabajar allá.
La condena
Finalmente fue recluido en la cárcel central de Quito y allá convivió con el más grande asesino de Latinoamérica: Pedro Alonso Lopez, un asesino con racha de 300 mujeres asesinadas. Aquí convivió muy bien, pagando una pequeña condena de 16 años (máxima condena de cárcel en Ecuador), releyendo y haciendo arte, pero fue apuñalado ocho veces por el hijo de una de sus víctimas dentro de la cárcel. Al final, pagó con su vida el horror de sus crímenes… aunque muchos podrían considerar que no fue suficiente.
Imágenes: 1: escalofrio.com, 2: youtube.com, 3: criminalminds.wikia.com