La Real Academia Española de la Lengua define el “dequeísmo” como el fenómeno lingüístico consistente en el uso de la preposición “de” delante de la conjunción “que”, cuando esta no lo requiere o necesita dentro de la oración.
En la Lingüística por lo general no existen errores, sino manifestaciones individuales o colectivas de la norma, por lo que el dequeísmo sería como tal una manifestación particular de una zona o grupo de hablantes. No obstante, la Academia sí sanciona este tipo de usos, al igual que los hablantes y su noción de “lengua culta” o “lengua modelo”, luz bajo la cual el dequeísmo es considerado un error de habla, asociado casi siempre a niveles culturales y socioeconómicos bajos.
Igualmente, existen varias formas y lugares de la oración donde podemos encontrar este fenómeno. A continuación señalaremos los tipos de dequeísmo que pueden ocurrir:
a) Se comete dequeísmo cuando el hablante usa la preposición “de” antes de la conjunción “que” cuando esta se encuentra conectando una oración subordinada sustantiva de sujeto. La Academia dicta que en ningún caso el sujeto puede ir precedido de una preposición, por lo que el uso de éste es tomado como un “dequeísmo”. En este sentido serían incorrectos los siguientes usos:
Me contenta de que estés sano (incorrecto) / Me contenta que estés sano (correcto)
Le preocupa de que no haya llamado (incorrecto) / Le preocupa que no haya llamado (correcto)
Seguro de que viene mañana (incorrecto) / Seguro que viene mañana (correcto)
Sin embargo, algunos verbos cuando son usados en su forma pronominal, es decir: alegrarse, preocuparse, ocuparse, etc., sí requieren el uso de la preposición “de” antes de la conjunción “que”. En este caso, encontramos los siguientes casos:
Me alegro de que estés sano
Me preocupo de que tengas todos los libros
b) De igual forma estamos en presencia de un “dequeísmo” cuando anteponemos la preposición “de” a una oración subordinada sustantiva de complemento directo. Casi siempre los verbos involucrados en la aparición del dequeísmo son los verbos de pensamiento (pensar, creer, opinar); verbos de temor, de percepción y de habla (comunicar, pronunciar, decir). Por norma, la Academia dicta que el Complemento Directo nunca va precedido de la preposición de. De esta forma, encontramos los siguientes casos de dequeísmo:
Pienso de que no deberías ir (incorrecto) / Pienso que deberías ir (correcto)
Me dijo de que compraría el televisor (incorrecto) / Me dijo que compraría el televisor (correcto)
Escuche de que salió seleccionado (incorrecto) / Escuché que salió seleccionado (correcto)
c) Se cae también en “dequeísmo” cuando el hablante antepone la preposición “de” a una oración subordinada que en oraciones copulativas del verbo “ser” se encuentre ejerciendo funciones de atributo. En este caso, encontramos oraciones los siguientes ejemplos:
Mi sueño es de que vivamos juntos (incorrecto) / Mi sueño es que vivamos juntos (correcto)
Mi intención es de que viajemos todos (incorrecto) / Mi intención es que viajemos todos (correcto)
d) Usar la preposición “de” en locuciones conjuntivas que por norma no la incluyen, también es un caso de dequeísmo. Así tenemos los siguientes casos:
A medida de que vaya sucediendo (incorrecto) / A medida que vaya sucediendo (correcto)
Una vez de que se termine (incorrecto) / Una vez que se termine (correcto)
e) Así mismo se pueden encontrar casos de “dequeísmo” cuando ante verbos de régimen preposicional -es decir, verbos que requieren de una preposición para funcionar en la oración- se usa la preposición “de” antes de la conjunción “que” en sustitución de la que por norma lleva el verbo. En este caso tenemos los siguientes ejemplos:
Me fijé de que se había roto la manga (incorrecto) / Me fijé en que se había roto la manga (correcto)
Insistí de que se mudara (incorrecto) / Insistí en que se mudara (correcto)
Es importante destacar que existen ciertos verbos que admiten ser seguidos de la preposición “de”. Estos verbos serían los siguientes: avisar, cuidar, dudar, informar, advertir. En este sentido encontraríamos que pueden existir de dos formas:
Avisar (algo) o Avisar de (algo)
Cuidar (algo) o Cuidar de (algo o alguien)
Dudar (algo) o Dudar de (algo o alguien)
Informar (algo) o Informar de (algo o alguien)
Sin embargo, la Academia aconseja un rápido y fácil procedimiento gramatical para descubrir si estamos en presencia o no de este fenómeno lingüístico. Este ejercicio consiste en convertir la oración, donde sospechamos que puede darse el dequeísmo, en un enunciado interrogativo.
Si nuestra pregunta requiere de la preposición “de” al principio, es decir, si nos vemos en la obligación de preguntar: ¿De qué se queja? Siendo la respuesta gramaticalmente correcta: Se queja de que los precios han subido mucho. Entonces no estamos frente a un dequeísmo, porque el verbo “quejar” se encuentra en modo pronominal y requiere la preposición “de” antes de la conjunción “que”.
Si por el contrario, al formular con nuestra oración una pregunta nos damos cuenta de que no cabe la preposición “de”, entonces estamos frente a un caso de dequeísmo. Por ejemplo, si tenemos la siguiente oración:
Piensa que los carros rojos son más llamativos que los amarillos
Al tratar de convertirla en pregunta nos damos cuenta de que el enunciado interrogativo no acepta la preposición “de”, veamos:
¿De que piensa él?
Pregunta que sería incorrecta ya que su respuesta no podría ser en ningún caso: Opina de que los carros rojos son más llamativos que los amarillos, porque por regla la preposición “de” no puede ir antes de la conjunción “que” cuando esta sirve de conector a una oración subordinada sustantiva que esté cumpliendo con la categoría gramatical de complemento directo. En este sentido el enunciado interrogativo correcto sería:
¿Qué piensa él? Piensa que los carros rojos son más llamativos que los amarillos
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