El Pensante

El Ello, el Yo y el Superyó

Sociales y humanidades - diciembre 19, 2015

De acuerdo a la definición que de ellos diera el célebre psiquiatra Sigmund Freud, el Ello, el Yo y el Superyo son entidades o instancias del aparato psíquico humano, donde suceden mecanismos psíquicos casi siempre de naturaleza inconsciente. Así mismo, se caracterizan por no estar separadas físicamente y por consecuencia compartir en ocasiones algunas funciones de índole psíquico.

Imagen 1. El Ello, el Yo y el Superyó

Instancias fundamentales del Psiconálisis

En este sentido, Sigmund Freud, determinó una función específica para cada una de estas instancias, en las cuales se fundamenta gran parte de su teoría psicoanalítica. Con respecto a esta premisa se podría decir, a grandes rasgos, que las funciones específicas de cada una de estas entidades psíquicas son las siguientes:

  • Ello: de acuerdo a lo expuesto por Freud, las funciones de esta instancia corresponden al ámbito inconsciente de la psique humana. Básicamente consiste en la expresión de los deseos y pulsiones almacenados y producidos en el inconsciente. Por lo general, se caracteriza por estar en continúo conflicto entre el Yo y el Superyó.
  • Yo: por su parte, esta instancia psíquica pertenece al ámbito preconsciente. Se concibe como una mediadora entre el ello (las pulsiones y deseos) y el Superyó (entidad autoenjuiciadora) permitiéndole al individuo obtener las máximas compensaciones y placeres, dentro del marco de la realidad y las posibilidades. Freud recalca además que esta entidad se encarga de los mecanismos de defensa psíquicos.
  • El Superyó: en tercer lugar, el Superyó constituiría la instancia encargada de enjuiciar constantemente al Yo, a través de una óptica moralista. Esta entidad también se desarrolla en el ámbito inconsciente. Para Freud, sólo aparece en el momento en que el individúo ha logrado superar o resolver su complejo de Edipo, logrando entonces internalizar finalmente las normas parentales, dadas desde la infancia.

Basado en estas tres entidades, Freud plantea que el inconsciente está constantemente poblado por una serie de impulsos, pulsaciones y deseos que se encuentran en constante trabajo para abrirse paso a través del preconsciente y el consiente, a fin de lograr placer a través de su realización. Sin embargo, de acuerdo a los detractores de la Teoría Psicoanalítica, las funciones y características intrínseca de cada una de estas funciones no siempre es clara, siendo aún una tesis bastante controversial, a pesar del hecho de que universalmente la Psiquiatría y la Psicología coinciden en señalar la mente humana como una entidad heterogéneo.

Definición de Ello

No obstante, no está demás definir más profundamente cada una de estas entidades. En este sentido, en principio, se puede concebir al Ello como la parte primitiva del inconsciente humano (sólo una parte y no su totalidad) presente desde el nacimiento, y cuya principal característica es su naturaleza innata y desorganizada. Así mismo, su función principal es reducir la tensión ocasionada por las constantes pulsiones y deseos básicos, relacionados con la saciedad de necesidades fisiológicas, sexuales e irracionales. De acuerdo a lo planteado en su momento por Freud, el Ello constituye el motor del comportamiento y pensamiento humano, pues de acuerdo a su teoría, las actitudes humanas estás tienen su base en los deseos almacenados en el inconsciente.

Así mismo, es importante reseñar que en el Ello sólo residen las pulsiones, que requieren de satisfacción inmediata, sin que en esta instancia se encuentre algún tipo de consciencia censora que pueda medir las consecuencias que puede tener la realización de una pulsión específica, lo cual hace que esté en constante conflicto entre el Yo y el Superyó. De igual forma, el Psicoanálisis plantea como forma de conquistar el ello el método de asociación libre, a través del cual se puede llegar a tener noción de cuáles pulsiones originan determinados comportamientos.

Definición del Yo

Por su parte, el Yo es la instancia psíquica del preconsciente que se encarga de que los impulsos y pulsiones residentes en el Ello puedan contar con una realización en el mundo real, lo más apegado a las posibilidades y contexto del individuo. De acuerdo a la Teoría Psicoanalítica, el Yo se va adquiriendo con la edad, así como con las experiencias de vida obtenidas en base a la mediación entre Ello y realidad. Igualmente, media constantemente con el Superyó, que sería la entidad censora de la psique, a fin de que esta permita la realización de algunas satisfacciones por parte del Ello. No obstante, la continua tensión del Yo este debe manejarse autónomamente, a fin de conservar su nivel de organización.

Según lo señalado por Freud, el Yo puede ser comparado con la noción psicológica de “uno mismo”, por lo que muchas de sus funciones comprenden las funciones cognitivas, los mecanismos de defensa psíquica y el examen constante de la realidad. Así mismo, el padre del psicoanálisis apunta que a pesar de que todas las actitudes y acciones tienen su base en el Ello, son realizadas por el Yo.

Superyó

En tercer lugar, el Superyó es la parte del inconsciente donde residen todos los pensamientos, preceptos y creencias morales y éticos de un individuo, por lo que puede ser interpretado igualmente como la cara contraria o el extremo expuesto del Ello. En este sentido las funciones psíquicas básicas del Superyó pueden ser catalogadas como autoevaluación, autocrítica y autocensura.

De acuerdo a lo descrito por Freud, el Superyó no está presente en la psique humana desde los principios de la vida, sino que surge en el momento en que el individuo logra superar su Complejo de Edipo, dejando de ver al padre como un ente de conflicto que lo aleja de su objeto de deseo, para empezar a internalizar la figura de éste como padre y aceptar las nociones morales dadas por éste. Sin embargo, psicoanalistas posteriores, como Melanie Klein manifiestan que el origen del Superyó ocurre en momentos de la infancia temprana.

Fuente de imagen: psicoblog.com