El embarazo y el corset
Si estar embarazada es todo un reto para las mujeres actuales, imaginen como sería estar en este estado en la Época Victoriana, donde la palabra en si misma era casi un tabú. Dar a luz se consideraba un servicio, la contribución a la que la mujer se encontraba obligada de cumplir, puesto que las familias nobles necesitaban un heredero y, como solo podía ser un varón, las mujeres debían seguir intentándolo hasta dar con el deseado bebé (eso por parte de la clase alta mientras que los hijos en las clases bajas, los niños eran considerados “mano de obra”).
La mayoría de mujeres de clase baja pasaban gran parte de su vida embarazadas o criando hasta llegar a la menopausia. Como podrán suponer la educación sexual era desconocida para todas aquellas féminas que eran tratadas como ganado de cría. Por otro lado, las damas de la alta alcurnia presentaban menores tasas de natalidad y los embarazos eran poco comunes: como lo mencionamos anteriormente si llegaba el heredero ya no había necesidad de intentarlo más.
Un embarazo, era considerado algo vergonzoso y que debía ser escondido. Las mujeres que eran de estatus importante debían permanecer escondidas hasta que dieran a luz. Las mujeres podían pasar los meses totalmente solas y en aislamiento; y vivir tal acontecimiento como el primer parto significaba que la chica ya se había convertido en toda una mujer.
Durante el parto la higiene brillaba por su ausencia: una cuestión que ahora nos parece tan sencilla como lavarnos las manos no pasaba por las cabezas de los médicos que atendían a las mujeres preñadas. Hacia 1840 la idea de guardar cierta asepsia durante el momento de dar a luz se comenzó a establecer, y la mortalidad tanto de madres como de hijos bajó considerablemente.
Tampoco existían las dietas para dar nutrientes a la madre y al feto, así fue como muchas mujeres sufrieron de anemia y deficiencias nutricionales. Peores eran los casos entre las madres trabajadoras quienes sufrían de raquitismo ocasionándoles pelvis contraída complicado el momento del parto. Otro riesgo que también existía era la retención de placenta después del parto.
Sí. Es un corset para embarazadas.
Algunos datos importantes del embarazo
La información por lo general se transmitía de madre a hijas, y en muy raras ocasiones de matronas, enfermeras y médicos a las pacientes. Los hospitales, organizaciones y centros de salud, repartían ciertos manuales con alguna información sobre la lactancia, concepción y maternidad, aunque había algunas creencias ridículas, como que si se comía demasiados pepinos el bebé nacería con malgenio.
Las mujeres con recursos podían acceder a mejores cuidados y a ser atendidas por un médico, cuando ya se encontraban cerca de la fecha, viajaban a Londres y preparaban su hogar de paso en un sitio idóneo: un lugar en el que estaría hospedada no solo la familia, sino también los amigos y el médico junto al equipo de asistentes que lo ayudarían.
Para las que no podían viajar a Londres, debían preparar su casa de cierta forma para tal acontecimiento: todo el tiempo que se encontraban en parto se la pasaban acostadas en unas camas preparadas exclusivamente para el suceso. El lecho, un objeto de gran importancia cuando ibas a dar a luz, era heredado de generación en generación, la cama era ligera y fácil de transportar. La idea al usar una cama diferente era desvincular totalmente la idea del sexo con un embarazo.
Consejos, temores y oscuridad
Previo al momento de dar a luz, como ya hemos mencionado, las mujeres pasaban aisladas en sus propios hogares debido a que la figura de una mujer embarazada se llegaba a considerar vergonzoso. Los médicos aconsejaban a las mujeres no usar corsé, pero algunas adaptaban su indumentaria dependiendo del estado en que se encontraban. También se les pedía trenzar firmemente su cabello, ya que muchas mujeres tenían la cabellera demasiado larga.
Ya para el momento en que la mujer se encontraba en plena labor, para mitigar el dolor en ausencia de la anestesia, se usaba cloroformo (una atrocidad de la medicina de aquellos tiempos, pues la mujer se podía se podía desmayar y no habría como tal un control del parto). Otra medida utilizada para mitigar los dolores era extraer sangre, once onzas era lo permitido. Y la posición en la que ubicaban a la mujer era tender a la mujer en el lado izquierdo del cuerpo con las rodillas contraídas hacia el abdomen, así se evitaba el contacto visual entre médico y paciente.
Después del parto se vestía a la mujer con un camisón limpio, se atendía sus necesidades básicas y se le pedía que durmiera por varios días, otro consejo muy importante era que la madre pasara los primeros días de descanso en total oscuridad y solo alumbrara en las noches con una pequeña lámpara de gas. También se le pedía que no leyera, para dar descanso a la mente y que pasara los primeros nueve días en cama.
El tiempo total de reposo duraba de 4 a 6 semanas, con varias etapas de progreso como ir desde la cama hasta el sofá y terminaba en la iglesia. Los niños eran considerados como lienzos en blanco, así que se pedía que los niños no vieran sentimientos pasionales.
Se les pedía a las mujeres que desde el primer momento que supieran que estaban al tanto de su estado, siempre guardaran la compostura sin importar los temores o sentimientos que pudieran albergar.
Fuentes:
- https://medium.com/@jmartinezal/la-maternidad-encorsetada-el-embarazo-en-los-pa%C3%ADses-protestantes-a1c71deacaca
- https://www.youtube.com/watch?v=pRmPM-Wz0i8
- https://xn--casademuecasgarnata-23b.es/un-hobby-didactico-y-apasionante/el-embarazo-en-el-s-xix-una-aproximacion-multidisciplinar/
Imágenes: 1: curiositemujer.com, 2: casademuñecasgarnata.es, 3: crianza-alternativa.blogspot.com