Gusanos gigantes
Existen, en el mundo, muchos gusanos gigantes. Algunos habitan en el océano (como el Lineus longissimus, que puede superar los 50 metros de longitud). Algunos habitan en los intestinos de otros animales, viviendo como parásitos. Otros habitan en la tierra o en agua dulce.
Así mismo, muchos gusanos tienen extraños hábitos. Quizás sea lo simple de su forma o lo básico de su funcionamiento, pero en general son capaces de adaptarse a entornos imposibles para muchos otros organismos. Así, por ejemplo, gusanos tubulares que habitan en las chimeneas volcánicas de los fondos marinos son la base de ecosistemas complejos que no existirían de no ser por el impresionante talento de estos animales para adaptarse a circunstancias extremas.
Pero pese a ello, los científicos estaban atónitos ante el último gusano descubierto en Filipinas, una extraña especie que vivía enterrada en una especie de “colmillo” y alimentándose de gases de sulfuro.
Kuphus polythalamia
Lo curioso es que la especie recién descubierta en Filipinas no hace parte de ninguno de los muchos grupos de gusanos que se conocen, sino que es en verdad una especie de molusco del grupo conocido como “gusanos de barcos”, los cuales hacen parte de la familia de los bivalvos (es decir, las almejas, las ostras y los percebes).
La mayor parte de estos animales habita en el océano y se alimenta de los trozos de madera que allí terminan. Por esta razón son conocidos como las “termitas marinas” y pueden ser letales para las embarcaciones hechas en este material.
Sin embargo, el recién descubierto “gusano” ha modificado completamente su comportamiento. Al contrario que sus parientes, tiene la capacidad de crear un duro caparazón de calcio con el que se mantiene enterrado en su hogar: los fondos cenagosos de las costas filipinas. Y también al contrario que ellos, no come madera.
De hecho, técnicamente hablando, no come.
Esta especie generó la capacidad única de alimentarse a partir de bacterias presentes en sus branquias que procesan los sulfuros emitidos por los fondos cenagosos y los convierten en materia orgánica que puede aprovechar el gusano. Su especialización es tal que prácticamente su aparato digestivo ha desaparecido, pues no tiene ninguna necesidad de utilizarlo.
El descubrimiento de la especie
Los “conos” que el gusano habita se conocen en la región desde siempre y en el mundo al menos desde el siglo XVIII, y se venden como curiosidades. Luego de la muerte del gusano las mareas pueden desenterrarlos y llevarlos a la costa, donde son fáciles de recoger.
Ver un gusano vivo, bueno, eso es otro asunto. Hasta hace pocos días, jamás se había encontrado ninguno y los biólogos no podían más que suponer su comportamiento. Sabían que estaba emparentado con los “gusanos” comedores de madera pero no sabían absolutamente nada de su comportamiento y estaba claro, por sus extraños hogares, que tenían un modo de vida completamente diferente.
Tras un pequeño documental local, que señalaba el hallazgo de conchas en una costa particular, un equipo liderado por la Universidad de Utah y la Universidad de Filipinas comenzó una exploración que terminó con el hallazgo de un animal vivo (el cual pueden ver en la imagen al comienzo de este artículo), un gusano musculoso de casi un metro de longitud.
El análisis reveló una biología que no parece de este mundo, y que se asemeja a aquella de los gusanos de las chimeneas en los fondos marinos (con los cuales esta especie no tiene más parentesco que nosotros). El asunto sorprendió a investigadores alrededor del mundo y convirtió al gusano de las Filipinas en una especie única y una de las más raras hasta hoy conocidas.
Imágenes: 1: midilibre.fr, 2: ci-news.com