Una de las pocas imágenes que restan de Tai Djin
Un mal lugar para nacer enfermo
La China de mediados del siglo XIX no era un lugar halagüeño. El país siempre había tenido problemas, principalmente en las regiones rurales, pero un siglo atrás aún podía preciarse de ser uno de los países más avanzados y desarrollados del mundo. Hacia mediados del 1800 esto ya no era cierto: China acababa de ser humillada espantosamente por el poder de la marina real británica y la pobreza se había apoderado de las regiones rurales que un gobierno débil era incapaz de dirigir.
Por esta razón el infanticidio – práctica común en China, pero que aumentó con el hambre y la guerra – era algo natural para los campesinos de este periodo. Cuando Tai Djin nació en 1849, estaba claro que no era alguien que estuviese destinado a vivir. Sus padres, hoy desconocidos, creyeron que habían dado a luz a un monstruo, pues el pequeño estaba completamente cubierto de cabello – sufría una condición conocida como hipertricosis – por lo que decidieron abandonarlo en un río cercano.
Pero Tai desafió las consignas mismas del destino. Su llanto hizo que algunos monjes del legendario Templo Shaolin, que pasaban por allí, notaran su presencia, y los religiosos decidieron llevarlo con ellos al Templo. Con solo verlo estaba claro que ninguna familia lo adoptaría – intentaron ofrecerlo, pero efectivamente nadie lo aceptó – y los monjes decidieron adoptarlo como uno de los suyos. Lo bautizaron Su Kong Tai Djin
Los talentos de un joven novicio
Normalmente, un monje Shaolin debe elegir uno solo de los estilos de combate para profundizar en sus habilidades. Pero Tai Djin no era un estudiante ordinario. Había nacido y crecido con los monjes, había aprendido de ellos cada uno de sus secretos y adoptado sus métodos. Sabía, además, que estaba condenado – para bien, más que para mal – a permanecer siempre en el Templo, pues nadie lo aceptaría si llegaba a salir de allí.
Por esta razón, el joven decidió dedicarse en vida y obra a dominar todas las variantes de las artes marciales del templo. De acuerdo con la información brindada por el Gran Maestro Sin Kwang Thé (quien narró la historia de Tai Djin, que no aparece en los pocos documentos que quedan del templo), Tai fue el primero en dominar 200 sistemas distintos de manos y 140 de armas. Se trataba de un talento nato que decidió servir, de corazón, a los monjes.
La reconstrucción del Templo Shaolin
La Leyenda de Tai Djin
Es complicado establecer dónde termina la historia y donde comienza la leyenda de este peculiar participante del arte Shaolin. Pues, sigue la historia del Gran Maestro, los talentos de Tai fueron tales que le granjearon el apoyo y respeto de sus compañeros: se cuenta que llegó a dominar la práctica totalidad del arte Shaolin cuando cada Gran Maestro apenas si dominaba 1/10 de este arte. Estas habilidades lo convertirían en el Gran Maestro de Fukien.
Cuando Tai se reunió por primera vez con los demás maestros Shaolin (12 en total), representantes de los templos Shaolin de China, se cuenta que todos los demás maestros hicieron una reverencia. Tai, en lugar de devolver el saludo, como era tradición, tomó un cuchillo que arrojó a las cortinas en donde se encontraba oculto un espía (seguramente, un asesino). Tai habría detectado su presencia mediante la respiración, pues había 13 suspiros en la sala, no 12.
Para terminar la leyenda de Tai Djien, se cuenta que hizo parte de la última resistencia del Templo a principios del siglo XX, y que estuvo entre quienes tomaron la decisión de quemarlo ante las amenazas de un inminente ataque por parte de las tropas del estado chino. El templo, se cuenta, fue vaciado de sus objetos más preciados e incendiado por los mismos monjes.
Esta última historia también está imbuida en la leyenda. Tras la destrucción del templo, Tai Djin habría desaparecido de la escena pública, esperando quizás tiempos más propicios. Su vida, como su leyenda, hoy es apenas una serie de retazos.
Fuente de imágenes: 1: 24.media.tumblr.com, 2: newmantours.com