El Pensante

El hombre que vivió a 100 metros bajo tierra

Personas sorprendentes - julio 15, 2016

A varios investigadores científicos, les ha preocupado los misterios de la mente y su relación con el tiempo. Desde el siglo XX, varios expertos en la materia, lograron descubrir más detalles al respecto, con arriesgados y contundentes experimentos, como el del “hombre que vivió a 100 metros bajo tierra”.

Un gran entusiasmo por salirse del tiempo ordinario

Imagen 1. El hombre que vivió a 100 metros bajo tierra
La idea de esta prueba científica, era principalmente observar detalles como los cambios en la psiquis del voluntario, que en tal caso fue Michel Siffre, al igual que el comportamiento de  su organismo físico ante las condiciones de tanta profundidad bajo tierra, como la ausencia total de sol.

En el año 1961, Michel Siffre estaba muy enfocado en realizar avances científicos en este ámbito y él mismo, se ofreció como voluntario para introducirse en una oscura cueva honda, en la parte sur de los monumentales Alpes. Allí debía entrar y permanecer totalmente aislado. Según las indicaciones del experimento, Siffre debía comer exclusivamente cuando el cuerpo se lo pidiera, al igual que dormir, teniendo en cuenta que ha perdido toda noción del tiempo. En un momento dado, dejó de saber si era de día o de noche o cuántos días había trascurrido. La meta, eran 100 días.

Cuando se cumplió el plazo, grandes descubrimientos realizó la Cronobiología. Pero no satisfecho y queriendo descubrir aún más, el científico francés continuó programando otras pruebas de la misma índole, vivenciando ese estado de pérdida de la percepción del tiempo.

Pasó el nuevo milenio sin darse cuenta

Una de esas últimas hazañas la realizó a finales del siglo XX, a puertas del año 2000. Precisamente, uno de los objetivos era atravesar esa fecha del nuevo milenio, sin saber a qué horas ni cuando sucedió, sino inmerso en lo más profundo de la caverna de Clamouse, en Francia, durante más de dos meses, nuevamente.

No contaba ni con un teléfono, ni reloj, ni absolutamente nada más que comida, así como un sistema de electrodos dispuesto por todo su cuerpo y eso es todo. Esta prueba fue apoyada y supervisada por el “Instituto Francés de Espeleología”. Michel ya contaba con 60 años para aquel entonces, cuando pasó inadvertido el nuevo milenio para su percepción.

Michel nació en Niza, en el año 1939 y  cuenta que desde los 11 años, soñaba apasionadamente con ser espeólogo, después de que visitó el “Imperial Cave Park”. Anhelaba con todas sus fuerzas poder viajar al espacio exterior y al pasar de los años, viendo frustrado su deseo, decidió contribuir a los estudios espaciales, ingeniándose experimentos en la misma tierra, donde se vivieran situaciones similares a los astronautas.

En la mayoría de cuevas donde efectuó sus pruebas, prevalecía una temperatura bajo cero con más de un 95% de humedad, lo cual le hacía reducir su calor corporal a menos 33 grados centígrados.

Algo que se repitió en todas las aventuras bajo tierra de Siffre, es que siempre cuando salía nuevamente al mundo exterior, creía que el tiempo se había pasado más rápido de lo planeado y que lo habían sacado con antelación. Pensaba que había pasado 34 días, pero en realidad eran más de dos meses. Prácticamente, el tiempo para él trascurría más rápido.

Se pudo concluir claramente, que la luz solar determina el reloj biológico de los seres humanos y apartados de ella, una fuerte distorsión de la realidad se produce.

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