Ubicado al sureste de California, se encuentra el Valle de la muerte (Deth Valley) uno de los sitios más áridos de la tierra y escenario de uno de los casos que más ha llamado la atención de las personas: “El misterio de las Piedras Vivientes”.
Durante cincuenta años, la gente y la Ciencia han sido testigos atónitos de cómo, durante ciertas temporadas, piedras de hasta doscientos kilos parecen trasladarse de a través de este territorio -que hace parte de los desiertos de Mojave y Sonora- dejando tras de sí las marcas de su arrastre, sin que ningún ser vivo parezca estar involucrado en el hecho.
Muchas han sido las teorías que en el correr del tiempo se elaboraron para explicar qué es lo que ocurre en esta árida extensión de tierra, que además se torna inaccesible para los investigadores, debido a sus condiciones climáticas extremas, que elimina toda posibilidad de realizar expediciones en ella.
NINGUNA TEORÍA EXPLICABA EL FENÓMENO
Las primeras tesis que trataron de argumentar qué era lo que hacía mover las piedras a través de cientos de metros, incluían testimonios de personas que afirmaban haber visto las piedras levitando a escasos centímetros del suelo, mientras se desplazaban a la velocidad en la que puede caminar una persona.
Los detractores de esta versión se apresuraron en advertir, más allá del mero hecho de la levitación, que si las piedras se desplazaban flotando, esto no explicaba las aparentes muestras de arrastre que las grandes y pesadas formaciones rocosas dejaban a su paso.
Otros, por su parte, afirmaron que los responsables de los desplazamientos se encontraban fuera del planeta, señalando que el arrastre de las “piedras vivientes” probablemente estuviese relacionado con los avistamientos de objetos voladores reportados en la zona.
Por su parte, la Ciencia también alzó la voz, e intervino para tratar de averiguar qué es lo que hace que pesadas rocas de más de cien kilos se desplacen de un sitio a otro, sin explicación evidente.
En principio se llegó a pensar –como tantos otros casos- que simplemente se trataba de personas o animales, que por alguna razón, se daban a la tarea de mover las rocas.
No obstante, más allá de ser poco probable que alguien o algo vivo incursione en un territorio tan hostil, para además mover decenas de rocas, al analizar el terreno se demostró que debido al peso de estas es imposible que algún humano o animal pueda arrastrarlas.
Es decir, si se tratara de un terreno donde lloviera o hubiese fuentes de agua, se pudiese pensar en la posibilidad de alguien deslizando las rocas por el terreno, pero la aridez de esta tierra descarta la posibilidad de que alguna fuerza humana o animal puedan estar detrás del viaje de las piedras.
La Nasa también se unió a la investigación, y en su momento argumentó que debido a las condiciones climáticas y geográficas -una zona abierta y deshabitada- el responsable del desplazamiento podría ser el viento.
Esta institución de investigación espacial norteamericana basó su hipótesis en la coincidencia que los rastros dejados por las rocas, durante su desplazamiento, tenía con la dirección en la que sopla el viento en esa región. Tanto rocas como viento parecían ir hacía la misma ruta.
Sin embargo, algunos detractores, como el profesor Jhon Reid, del Hampshire College, afirmaron que si bien esa teoría podría explicar el por qué se mueven algunas rocas, no podía brindar una respuesta que las incluyera a todas.
En 1995, este Profesor estadounidense concluyó que en el caso de las rocas más pesadas, 200 kilos, para que el viento pudiese moverlas por varios metros, éste necesitaría una velocidad aproximada de 400 KM/H, la cual no existe en el planeta, ni siquiera durante los huracanes más destructivos.
En otro momento de las investigaciones, la Nasa -junto a otros institutos y universidades- llegó a afirmar también que en la zona se había podido observar un aumento en su campo magnético, el cual probablemente fuese el responsable del movimiento de las rocas.
Pero más allá de ser una tesis que emocionó a los entusiastas de los fenómenos ovnis de la región, la teoría no supo explicar cómo esto incidía directamente en el desplazamiento de las piedras.
Ovnis, extraterrestres, campos energéticos, vientos huracanados fueron sólo algunas de las teorías que durante cinco décadas trataron de buscar una explicación a la razón por la cual las piedras vivientes, rocas inmensas y pesadas, se desplazaban por el Valle de la Muerte.
MISTERIO HA SIDO DEVELADO
No obstante, como todo en la Ciencia, la observación del fenómeno es la que conduce al entendimiento de los fenómenos.
Según lo publicado en el portal periodístico Excelsior.com, la Ciencia parece haber descubierto por fin cuál es el misterio que se encuentra detrás de las Rocas Vivientes.
En septiembre de 2014, los investigadores y primos Richard y James Norris, del Instituto Scripps de Oceonografía diseñaron un sistema, a través de rastreadores GPS, que les permitió observar de cerca el fenómeno.
A pesar de que el Valle de la Muerte es el lugar más seco de la tierra, en donde pueden ocurrir temperaturas de hasta 58 ° C (como el registrado durante julio de 2006) en la noche llega a ser una zona fría, donde la temperatura alcanza los cero grados.
Cuando llueve, se forma una ligera capa de agua sobre la tierra, creando una especie de lago superficial. Las bajas temperaturas de la noche congelan el agua, haciendo que las rocas queden atrapadas en la delgada capa de hielo.
En la mañana, los rayos del sol derrite el hielo en medio del cual se encuentran las piedras, creando las condiciones de terreno precisas para que la brisa pueda arrastrar las rocas.
Tal como reporta el medio digital Exclesior.com, a través de este método, Richar Norris y James Norris aseguran haber visto más de 60 rocas desplazándose a través del Valle de la Muerte en California. Llegando a registrar distancias de más de 200 metros de recorrido.
Así mismo –tal como reseñó por su parte la Agencia de noticias AP- los investigadores aseguraron que el movimiento de las rocas se da de forma lenta, y a pesar del hielo y los fuertes vientos, a penas se desplazan a una velocidad de apenas 4 metros por minuto.
Sin embargo, aseguran que es un fenómeno que ocurre pocas veces al año, pues en esta zona no es frecuente que llueva.
Por lo visto, el misterio ha sido develado. Y la explicación de por qué las piedras se mueven de un sitio a otro, dejando huellas de arrastre, pareciera que se encuentra en los fenómenos climáticos de la zona, y no como muchos sostuvieron durante años por influencia extraterrestre o paranormal, o porque se trataba de Piedras Vivientes.