El volcán emitiendo burbujas
Barco perdido
El 5 de agosto de 1944 el Island Queen, una goleta de madera que funcionaba como barco auxiliar en las aguas del Caribe, desapareció súbitamente. En medio de la Segunda Guerra Mundial, cuando los ataques de submarinos alemanes eran la norma, muchos asumieron que el barco había sido sencillamente torpedeado. En total, 60 vidas se perdieron aquel día.
El Island Queen había zarpado de las costas de San Vicente poco tiempo antes a la par con su homólogo, el Providence Mark, en dirección a la isla de Granada. En los dos barcos viajaban importantes miembros de la sociedad triniteña: 60 muertes pueden parecernos poco, pero para una isla pequeña como Trinidad era una cantidad considerable.
Las aguas del Caribe son diáfanas y el mar no es tan profundo. Esto, de la mano con la trayectoria conocida del Island Queen, hizo que la mayor parte de los viajeros que esperaban a sus familiares (pues llegaron a salvo en el Providence Mark) consideraran que pronto podrían encontrar los restos del barco… y quizás algún superviviente. Pero pese a las intensivas búsquedas, no apareció nada. Ni siquiera quedaban rastros de turbiedad en el agua, algo que habría de esperarse en un evento así de dramático.
El devorador de barcos
Todo tipo de teorías comenzaron a surgir sobre el trágico destino del Island Queen, desde el secuestro alemán hasta la abducción extraterrestre. Conforme pasaban los años y quedaba claro que el barco no aparecería, el asunto comenzó a olvidarse en todo el mundo… excepto en Trinidad.
Allí, los familiares de los desaparecidos duraron un largo tiempo esperando noticia de sus seres queridos antes de resignarse: jamás sabrían la verdad. Eventualmente, el asunto dejó de tener la importancia que alguna vez tuvo.
Pero recientemente un grupo de investigadores cree haber determinado la causa de la súbita desaparición del barco: un gigante dormido, un verdadero monstruo de las profundidades.
La teoría es la siguiente: el proceso que devoró el barco habría sido semejante a aquel que usan las ballenas yubartas, que liberan burbujas para atrapar y atraer los peces a sus gigantescas bocas… solo que en este caso se habría tratado del volcán Kick’em Jenny. En un periodo entre erupciones el volcán podría haber liberado grandes cantidades de gas, lo que llevaría a súbitas disminuciones en la densidad y la posibilidad de que cualquier cosa que pasara por allí se hundiera de improviso… terminando en las fauces del volcán. Después, no quedaría nada.
Dicen a veces que la ausencia de pruebas es la mejor prueba. Es posible que este caso sea un buen ejemplo: en vista de la ausencia total de pruebas, de la inexistencia de restos y de la ruta del barco, lo más sensato es considerar que fue devorado por las fauces de un volcán.
Fuente de imagen: reportevalencia.com