El equipo llevó el tornillo de vuelta consigo para realizarle los análisis de rigor, junto con otras muestras de rocas de la región. La primera conclusión resultó sorprendente: el tornillo se encontraba en una roca de más de 250 millones de años de antigüedad, posiblemente en torno a los 300. El objeto pronto se convirtió en un misterio reconocido y se llevó a un laboratorio con mejores equipos.

El análisis de rayos X que allí se realizó indicó que había otro tornillo en el interior de la roca. Hasta el momento, este tornillo no se ha retirado por temor a dañar el objeto, pero las investigaciones sobre el mismo continúan. De acuerdo con algunos portales, las pruebas habrían revelado que el objeto es metálico, aunque esto podría no ser cierto pues algunos investigadores ya propusieron que en verdad se trata del fósil de un animal prehistórico, algo que evidentemente no tendría ningún sentido si el objeto estuviera constituido por metales.

¿Fósil o prueba de una antigua visita?

Además de la teoría del fósil – que sería de un crinoideo, un animal que abundaba en los océanos hace 300 millones de años – se han propuesto varias alternativas. La primera habla de un artefacto extraterrestre que habría sido abandonado en la tierra y por casualidad habría quedado sepultado en este terreno apto para su preservación hasta la actualidad. La segunda se refiere a un proceso de integración del tornillo en la roca posterior a su surgimiento en la superficie. Sin embargo, el tornillo está tan firme que esta hipótesis parece muy poco plausible.

En un buen ejemplo de “Artefactos fuera del tiempo”, el tornillo de Serpukhov sigue confundiendo a los investigadores… y en general a todos los que están atentos a este caso. Y tú, ¿qué alternativa propondrías?

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