La leyenda del diamante maldito Los orígenes de la joya
La historia del Diamante Hope comienza en la India, hacia mediados del siglo XVII. Nadie sabe realmente dónde se originó esta joya, pero desde la antigüedad era uno de los diamantes más grandes del mundo. En su momento parte del tesoro de algún príncipe local hindú, hace hoy parte de la colección del Museo de Historia Natural de la Institución Smithsoniana, pero el recorrido de un lugar al otro se caracterizó por historias de muerte, de destrucción y de catástrofe.
El diamante pesa hoy alrededor de 45 quilates, aunque originalmente su tamaño era mucho mayor. De color azulado (debido a una alta cantidad de Boro), no presenta ninguna imperfección, algo extremadamente particular en un diamante de este tamaño. Su valor resulta extremadamente difícil de calcular, pues es el diamante más valioso del mundo y difícilmente podría ser vendido, a pesar de lo que un comprador llegase a ofrecer.
El Diamante llega a Europa
El diamante llegó a Europa en el año 1668, cuando el joven aventurero (y joyero) Jean Baptiste Tavernier lo llevó a Francia como parte de un tesoro más grande, que fue comprado por el rey Luis XIV por una millonaria suma. La piedra en aquel entonces pesaba 112 quilates y medio, pero presentaba una tosca imagen y el rey decidió tallarla nuevamente, en forma de corazón, con lo que su peso se redujo a 67 quilates y 1/8.
La leyenda comienza con la historia de Luis XIV, quien algunos meses después de apropiarse de la piedra comenzó a ver su familia caer en el infortunio. Su nieto favorito, el duque de Borgoña, murió repentinamente; también comenzó a perder el genio militar que lo caracterizaba. Su matrimonio resultó, así mismo, un fiasco, que según sus relatos le hizo tremendamente infeliz. Y cuando se encontraba terminando su reinado, se enteró de que Tavernier, el hombre que le había vendido la piedra, habría perecido en Rusia, despedazado por perros salvajes.
Tragedia en la familia real francesa
La Joya, heredada un siglo más tarde a Luis XVI, también se consideraría como uno de los elementos que llevarían a la ejecución de la familia real durante la Revolución Francesa. Y durante los disturbios que caracterizaron este periodo, la joya habría de desaparecer del tesoro real para aparecer de nuevo en 1830.
Este año el diamante apareció en manos de un diamantista holandés llamado Wilhelm Fals, quien lo talló en su forma actual para evitar que el gobierno francés lo reconociera. Atraído por su belleza (o quizás, por sus místicos poderes), Hendrik, el hijo del joyero, robaría la joya de su padre y la llevaría a Londres… lugar en el que cometió suicidio.
El Diamante en Inglaterra
Ya en esta ciudad, la joya sería vendida a un coleccionista llamado Henry Philip Hope (de quien tomaría su nombre actual). Tras algunas exhibiciones, la joya se vendió en una subasta a Jaques Celot a principios de siglo, quien enloquecería y se quitaría la vida poco después. Y a partir de este punto, todos sus poseedores sufrirían alguna consecuencia nefasta.
Kanitovsi, un ruso que compró la joya poco después de la muerte de Jaques Celot, moriría apuñalado algunos meses más adelante. Habib Bey, un comerciante que también la adquirió, habría de ahogarse frente a Gibraltar con toda su familia. La joya, entonces, quedaría en manos de Simón Montharides, un comerciante que la llevaría a Turquía donde la vendería, con una jugosa ganancia, al Sultán Abdul Hamid II. A pesar del breve paso por la posesión de la joya el comerciante no se salvaría de la maldición: su vehículo se despeñaría por un precipicio mientras estaba de viaje con su familia menos de un mes tras la venta de la misma (lo que llevaría a la muerte de los 3 pasajeros). El sultán, por su parte, sería depuesto por las Juventudes Turcas en 1909.
«Hope» llega a los Estados Unidos
El diamante entonces continúo con su camino y fue adquirido por Evalyn Walsh Mclean, hija de un opulento minero estadounidense. Mientras la familia se encontró en posesión del diamante su hijo Vinson, de 8 años, escapó de sus cuidadores y corrió hacia una autopista, donde fue atropellado. Poo después, Ned McLean (esposo de Evalyn) se convirtió en un alcohólico dejando en ruinas a la familia. Su hija, así mismo, falleció por una sobredosis de barbitúricos. Evalyn McLean pareció ser la única que no sufrió los efectos de la maldición… eso, claro, si no tenemos en cuenta que perdió en pocos años su riqueza y la mitad de su familia.
El último dueño del diamante, el joyero Harry Winston, parece haber sido inmune a la maldición, quizás porque jamás atesoró el diamante sino que lo envió en varias giras internacionales y luego lo donó gratuitamente al Instituto Smithsoniano. Tras esto, el diamante se encuentra en exhibición en este lugar, en donde, que se sepa, jamás ha maldecido a nadie.
La lista de los dueños del Diamante
La lista presentada aquí es algo somera. A continuación coloco la lista completa de los dueños del diamante, de la mano con sus muertes. Como podrán notar, la gran mayoría de ellos sufrieron muertes horrendas, no naturales y muy poco comunes. La lista aparece en Wikipedia:
- Jean-Baptiste Tavernier (1689): muerto de frío y medio devorado por las alimañas.
- Nicolás Fouquet (1680): en prisión.
- Luis XIV (1715); gangrena.
- Princesa de Lamballe (1792): linchada.
- Luis XVI y María Antonieta (1793); decapitados en la Revolución francesa.
- Catalina la Grande (1796): apoplejía/infarto.
- Wilhelm Fals; asesinado por su hijo Hendrik.
- Hendrik Fals (1830): suicidio.
- Jorge IV (1830): locura.
- Francis Beaulieu: hambre.
- Henry Philip Hope (1839): desconocida
- Henry Thomas Hope (1862): desconocida, posibles causas naturales.
- Jacques Colot (1904): suicidio por problemas mentales.
- Lorens Ladue: asesinada por su amante Iván Kanitowski.
- Príncipe Iván Kanitowski: asesinado por revolucionarios.
- Subaya Hamid (1908): asesinada por su esposo:
- Abdul Hamid II: depuesto en 1909 por la sublevación militar de los Jóvenes Turcos.
- Simón Montarides y familia: su carruaje cayó por un precipicio.
- Vincent McLean (1938): atropellado.
- Ned McLean (1941): locura.
- Elizabeth McLean (1946): sobredosis.
- Evalyn Walsh McLean (1947): morfinomanía
- Harry Winston (1958): ataque de corazón.
¿Crees en este tipo de leyendas? ¿Y que el diamante efectivamente lleve consigo una maldición?
Fuente de imágenes: 1: molinojoyeros.com, 2: moacirjoias.com.br, 3: mytcreaciones.files.wordpress.com