Estos pomos de olores generalmente estaban hechos de plata o de otro metal precioso y se adornaban con grabados o esmaltes. Se abrían por la mitad para permitir que se colocara el perfume o el aceite esencial en su interior, y luego se cerraban herméticamente para evitar que el olor se escapara. Algunos pomos de olores tenían pequeñas esponjas en su interior para absorber y liberar el aroma de manera más gradual.

Los pomos de olores eran muy populares entre la nobleza y la alta sociedad en su época, y se consideraban un accesorio imprescindible en cualquier evento social elegante. Incluso hoy en día, estos pomos de olores antiguos son altamente valorados por los coleccionistas de joyas antiguas y se pueden encontrar en subastas de antigüedades y en tiendas especializadas en joyas antiguas.

Por supuesto, con gusto. Además de ser un objeto de lujo y belleza, los pomos de olores también tenían una función práctica. Durante el siglo XVII, la higiene personal no era tan avanzada como en la actualidad, por lo que los pomos de olores se utilizaban para disimular los malos olores y mantener el ambiente perfumado.

A menudo, los pomos de olores se llevaban colgados en un collar o una cadena alrededor del cuello, lo que les permitía estar siempre al alcance de la mano y perfumar el ambiente con solo abrirlos. También se podían llevar en la cintura o en un bolsillo.

Algunos pomos de olores eran muy elaborados y se decoraban con piedras preciosas, esmaltes, tallados o grabados a mano. Otros eran más sencillos, pero igualmente bellos. Algunos diseños incluso incluían un pequeño espejo en su interior, lo que permitía a las mujeres retocar su maquillaje mientras disfrutaban de su aroma preferido.

Hoy en día, los pomos de olores antiguos son objetos de colección muy codiciados, y algunos diseños pueden alcanzar precios muy elevados en subastas y tiendas especializadas en joyería antigua.