Una vida para honrar a la muerte
«Quiero sembrar esta finca de calaveras. Con mi obra, yo quiero que la gente se conciencie de que la muerte es una cosa natural, que la tenemos encima y que es nuestra compañera de viaje, vayamos por donde vayamos. Quedamos como calaveras. Pero es que, además, por dentro, somos ya calaveras; no hay por qué tener ese terror. Nunca se habla de que vamos a morir y la vida no siempre es todo felicidad. La Muerte, una asignatura pendiente».
Con estas palabras explicaba el propio Luis García Vidal el motivo y el sentido de la que se podría considerar la gran obra de su vida. El parque o jardín de los Desvelados, un homenaje a la muerte creado en plena naturaleza durante más de tres décadas por este artistas incomprendido e ignorado por muchos y comprendido y respetado por tan solo unos pocos.
Durante más de tres décadas, García Vidal creó su particular campo de de las calaveras sirviéndose tan solo de ramas y troncos, telas metálicas conejeras, yeso y sus manos. En las afueras de Estella, en Navarra (España), en un terreno de su propiedad, con el paso de los años sus gigantescos cráneos fueron emergiendo entre los arbustos y la maleza, imponentes en inquietantes, con sus blancos rostros mirando al cielo.
Sin motivos económicos y sin ayudas de nadie, sino más bien todo lo contrario, pues muchos visitantes irrespetuosos destrozaron una y otra vez sus creaciones convirtiendo su restauración en un trabajo diario. En la última etapa de su vida, Vidal se obsesiona con las muertes por accidente de tráfico, en gran parte por el fallecimiento de su hermano en un accidente automovilístico. Entre sus calaveras comienzan a aparecer viejos vehículos siniestrados dándole un nuevo sentido a todo el conjunto en general.
Desde Enero del 2008, cuando García Vidal falleció, su jardín de los desvelados agoniza lentamente. Nunca ninguna autoridad se preocupó de proteger ni promocionar este peculiar recorrido arquitectónico y así continúa… los arbustos y la maleza van ganando el terreno y en un tiempo, si nadie pone remedio, todo desaparecerá. Aunque quizás el construir sus calaveras con una consistencia tan efímera también estaba en los planes de Vidal ya que, como en la muerte, el paso del tiempo equivale al olvido y a la ausencia casi total de toda huella de aquello que algún día fue y que con el tiempo se transmutó en un vago recuerdo.
¿Quién fue Luis García Vidal?
Nació en Melilla en la Nochebuena de 1927. Su padre, militar pagador en el Ejército republicano, al acabar la guerra se exilió al Brasil, y la familia quedó en Murcia a la espera de poder reunirse con él.
Mal estudiante, buen dibujante, y desde muy niño aficionado a las manualidades, con 12 años abandonó los estudios e ingresó junto con su hermano Alberto en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia.
Trasladada la familia a Madrid, a los 15 años ingresó como aprendiz en el taller de Mariano Benlliure, famoso escultor que en Navarra nos dejó el monumento a Gayarre, en Roncal, y al perrito Merlín en el palacio de la condesa de la Vega del Pozo en Dicastillo.
Con 16 años expuso en una muestra colectiva en el Salón de Otoño de Madrid. Repitió exposición el año siguiente, y en 1950 presentó en Tetuán, donde realizaba su Servicio Militar, su primera exposición individual.
Al terminar la mili se estableció en las Islas Canarias, y en 1953 expuso su obra en una exposición colectiva celebrada en Tenerife.
Al año siguiente fundó junto con otros escultores y pintores la Asociación Fidias, y expuso su obra en Puerto de la Cruz (Tenerife).
Cuando el dictador Francisco Franco abrió la mano a la emigración, su hermano Alberto se trasladó a Brasil, donde pronto encontró trabajo de escultor en la industria cerámica y pudo reunir dinero para llevar a la familia.
Luis se trasladó a Sao Paulo. Durante seis años compartió trabajo con su hermano en la industria cerámica, y, como escultor-decorador, realizando escenografías para la televisión paulista.
Expone en Santos (Brasil). En 1959 obtiene la Medalla de Plata del Salón Paulista de Bellas Artes, y en 1962 le conceden el premio de escultura Ciudad de Sao Paulo.
Pero el magnetismo que París ejercía en aquellas tierras hizo que en 1962 cruzara el “charco” y se estableciera en la capital francesa, siendo uno de los primeros pintores que empezaron a ganarse la vida haciendo retratos para turistas en Montmartre.
Ya en Francia, el año de su llegada participa de una exposición colectiva en el Salón de Otoño de París, y al año siguiente, junto con otros artistas entre los que se encontraba Pablo Picasso, expone en una colectiva patrocinada por la municipalidad de Pierrefitte et Vavín, municipio de la conurbación de París.
En 1964 presenta su obra en la exposición colectiva de la Associatión des Artistes et Intellectuels Espagnols en France, que se celebra en el Palais des Beaux-Arts de la Ville de Paris.
Dos años más tarde expone en el Salon des Independants y en el Salon Internacional de l´Art Libre de París, y participa en una colectiva celebrada en una famosa galería privada de la ciudad del Sena.
Algunos trabajos en Terracota de Vidal
En 1968 expone individualmente en la Galerie Jean Camion, de París, en un Homenaje a Luis Buñuel, y participa, en el Musée Galliera, en la Primera Bienal de Arte Contemporáneo Español.
En la capital francesa conoce a Carmen, estellica que perfeccionaba sus conocimientos de lengua francesa, con la que pronto se casaría y lo vincularía Estella, la ciudad del Ega.
Carmen procede de una familia de la burguesía comercial estellesa que, desde 1750, ininterrumpidamente tiene abierto un comercio textil en las rúas de la ciudad. Su padre es un personaje que derrocha cultura y simpatía. Bohemio a su manera, vive ociosamente a costa del negocio familiar, y practica tal elitismo que todos los años va a San Sebastián, se hace la ropa a medida, y acude a las carreras de caballos de Ascot, permaneciendo varios meses en Inglaterra.
Cuando se ve obligado a trabajar, se presenta a oposición de notarías, obteniendo el número uno. Le dan plaza en Villafranca de Navarra, y se traslada allí con la familia
El matrimonio tiene dos hijas, Venus y María. Cuando se dispone a desplazarse a Madrid para enseñar la nieta a su madre, acude al consulado para meterla en su pasaporte, y le cambian el nombre de Venus por Cristina.
Pero los inviernos en París son muy duros. Él, acostumbrado al sol del Mediterráneo y del Brasil, tirita de frío mientras espera la llegada de los escasos turistas que pasean por la Ciudad de la Luz.
Su esposa le habla de su pueblo, le dice que es una ciudad muy culta, y lo convence para que pase lo más crudo del invierno en el piso que ella posee en la ciudad del Ega.
A partir de 1971, invierno tras invierno comienza a levantar en Estella las gigantescas esculturas al aire libre que dan origen al Parque de los Desvelados.
En 1972 acaba su primera escultura, comenzando una segunda, de unos cuatro metros de altura, que concluye en cuatro años (ambas han sido destruidas por la acción de los gamberros y de la naturaleza).
Durante cinco años, a partir de 1973, levanta su tercera escultura, realizando cambios formales que marcan la pauta para las siguientes.
Dentro del mismo Proyecto de Escultura al Aire Libre, que gira en torno a la existencia humana, en 1982 comienza una serie de esculturas de menor tamaño que denomina “espantapájaros”, y de las que sólo quedan recuerdos fotográficos.
En 1993 comienza una escultura con forma humana muy estilizada y de cuerpo entero, en posición decúbito supino, que alcanza los diez metros de largo.
Cuatro años más tarde, terminada la anterior, comienza otra escultura de igual dimensión y estilo.
Termina su última calavera en 1993, y llamado por el ermitaño de Lomos de Orio, en Villoslada de Cameros (La Rioja), participa junto con escultores europeos y latinoamericanos en un proyecto piloto apoyado por las instituciones europeas para la creación de un Museo al Aire Libre.
Allí, aprovechando un cortafuego, en medio de un pinar levanta una gigantesca escultura con forma de calavera.
Le pagan por su trabajo, le ayudan… Todas las instituciones riojanas acuden a saludarlo y a conocer su obra.
En 2002 comienza una nueva fase en la que incorpora vehículos accidentados. Un mal día, sin que medie comunicación alguna, el ayuntamiento presidido por Mª José Fernández Aguerri, hoy parlamentaria en Madrid, retira dos de los coches.
Este hecho tiene gran repercusión mediática, lo que obliga al Ayuntamiento a devolver los vehículos.
Por las mismas fechas envía su currículo a Oviedo para optar a los premios asociados al Príncipe de Asturias, pero la alcaldesa de Estella se niega a avalar la obra con su firma ¿Cómo iba a apoyar a quién había protestado porque le había destrozado su escultura? Algunos políticos no quieren ciudadanos, sino siervos.
Los últimos años continúa con sus trabajos de experimentación y expresión sobre la existencia humana, rehace alguna de las esculturas deterioradas por el tiempo y el hombre, y proyecta una gigantesca escultura con forma de avión estrellado rodeado de víctimas.
Esta escultura no pasa de proyecto, y la muerte sale a su encuentro en enero de este año.
Tampoco puede concluir su deseo de legar su obra al pueblo de Estella para que sea conservada.
«Esa expresión de grito hacia el cielo, como diciendo: ¡Basta de violaciones y muertes! Porque solamente se vive una vez. Miran hacia arriba como haciendo ver que el mal vendrá de arriba. Quiero expresar unas calaveras que gritan y advierten a los vivos como diciéndoles: “Portaos bien, que sólo se vive una vez” ¡Hay que aprovechar la vida!»
Fuente:
Las fotografías y la información de este post están extraídas de www.sasua.net, donde podréis encontrar dos artículos excelentes y muy bien documentados sobre el jardín de los Desvelados y sobre la vida de Luis García Vidal, con más fotografías y entrevistas al artista.
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