Una larga tradición de secretos de Guerra
En la antigüedad, los secretos de la Guerra Naval eran celosamente guardados por sus gestores, y se buscaba que nadie conociera los mares, los puntos de desembarco o la ingeniería detrás de la construcción de las naves más avanzadas. A medida que las artes de la guerra iban avanzando y se construían los primeros navíos de vapor, gigantes de acero capaces de cargar una gran potencia de fuego, comenzó el interés por dominar las profundidades y por construir máquinas capaces de sorprender al enemigo desde abajo.
La guerra de los submarinos comenzó a tomar impulso a finales del siglo XIX, pero no fue hasta la Primera Guerra Mundial que se convirtieron en parte infaltable de cualquier marina. Al día de hoy, siguen siendo uno de los componentes más importantes de la investigación y de la guerra naval.
Sin embargo, una vez dominaron los artes de la guerra submarina, los distintos países comenzaron a evaluar la construcción de nuevos dispositivos, capaces de aprovechar las nuevas tecnologías y atacar al enemigo ya no desde las profundidades del mar, sino desde las mismas entrañas de la tierra.
Los orígenes del proyecto del subterráneo de guerra
A comienzos de la Revolución Rusa, el gobierno comunista estaba muy interesado en desarrollar una flota capaz de defenderlo de los esperados ataques de las potencias europeas. Los soviéticos pronto se equiparon con su propia flota de submarinos, pero en las mentes de los líderes siempre estuvo en la creación de nuevos dispositivos, no imaginados por nadie y capaces de brindar la ventaja a las tropas de la Madre Patria.
Uno de sus proyectos más interesantes tuvo que ver con la construcción de un vehículo de combate subterráneo, capaz de moverse bajo la superficie terrestre como el submarino lo hacía en los océanos. Un vehículo de este tipo podría darle una gran ventaja a las tropas rusas, que serían capaces de colocar un gran número de combatientes detrás de las líneas enemigas.
El enigmático proyecto del vehículo nuclear subterráneo
Originalmente la idea del proyecto fue desarrollada por los científicos nazis, interesados en cualquier tecnología capaz de darles una ventaja (así fuera mínima) en la Guerra. Uno de los proyectos nazis (que, lamentablemente, jamás pasó de los planos) era la construcción de un vehículo capaz de moverse a 7 km/h bajo la superficie y llevar 5 personas y una carga de 300 kilogramos.
Al ganar la guerra, los soviéticos quedaron en poder de estos planos y comenzaron a proyectar un nuevo vehículo, esta vez capaz de aprovechar las ventajas de la energía nuclear. Los soviéticos construyeron un primer prototipo en los tiempos del gobierno de N. Kruschev, cuyas pruebas en los montes Urales mostraron que era capaz de moverse a la velocidad promedio de una persona caminando. El primer ensayo funcionó correctamente y parecía que el mundo se encontraba en el umbral de una nueva tecnología bélica.
Sin embargo, una segunda prueba terminó en catástrofe cuando el bote colapsó y resultó enterrado bajo miles de toneladas de tierra, junto con su desafortunada tripulación. Estudios posteriores indicaron que el vehículo era demasiado inestable y no era nada eficiente, y el proyecto vino a cancelarse en los tiempos de Brezhnev.
Que se sepa, jamás se construyó otro prototipo. Sin embargo, sería ingenuo pensar que otros países (como los Estados Unidos) no han realizado avances en la misma dirección y que no existieron al menos prototipos para la guerra subterránea. Parece ser, sin embargo, que esta variante bélica no se volverá una realidad en el futuro cercano.
Fuente de imágenes: englishrussia.com