Un hombre dedicado a estudiar la mente
Contrario a lo que se asumiría con el título, Alexander Shulgin no es un alquimista en toda regla. Él no se dedica a seguir el camino de la sabiduría y de la piedra (tallado en la Tabla de la Esmeralda), sino que se concentra en asuntos más… mundanos. Alexander Shulgin se conoce como el último alquimista por su experimentación con sustancias que alteran la mente humana. Es un mago de la psicodelia.
La historia de este hombre comienza el 17 de junio de 1925 en Berkeley, en el estado norteamericano de California. Un niño retraído, interesado en la ciencia y en la experimentación, tuvo pocos amigos en el colegio y pasaba gran parte de su tiempo con personas mayores.
Entró a estudiar química en la Universidad de Harvard gracias a una beca, pero nunca se sintió a gusto allí. Tras retirarse, se presentó a la Milicia, luego a la Universidad de Berkeley y luego se doctoró en Bioquímica en la Universidad de California. Tras sintetizar el primer insecticida biodegradable para la empresa Dow Chemical, obtuvo el sueño de cualquier investigador: carta blanca para investigar el tema que quisiese.
Shulgin comenzó entonces a profundizar un tema en el que había estado apasionado desde niño. Según su historia, alguna vez requirió una cirugía menor por una fractura y siempre lo asombró la manera en que la morfina redujo a nada el dolor que tenía. Así mismo, cayó dormido tras ingerir lo que, pensaba, eran una droga disimulada en un jugo de naranja… que luego se enteró que no tenía más que azúcar.
Su interés por la creación de nuevos estados mentales
Esta última experiencia siempre lo asombró, por el poder de sugestión que la mente puede llegar a tener sobre el cuerpo. En su investigación, comenzó por analizar las propiedades de la mescalina y su influencia en la mente de personas sanas. Pronto, comenzó a experimentar con la sustancia consigo mismo y algunos compañeros.
De acuerdo con Shulgin, su primera conclusión (y al día de hoy, la más importante) es que la realidad es producto de nuestra mente. Nuestro mundo no existe más allá de la conciencia que nos fue otorgada para descifrarlo, por lo que las drogas, en un sentido algo profundo, verdaderamente afectan nuestra realidad.
Shulgin dejó de trabajar para la empresa en 1966, pues después de más de una década (a pesar de sus muchos descubrimientos) no había hecho nada que le sirviera a la industria de os agroquímicos. En este momento, comenzó una investigación independiente en un laboratorio propio y desarrolló la que sería la droga más importante de su carrera: el MDMA, más conocido como “éxtasis”.
La invención del MDMA
Esta droga sería muy usada para investigaciones en psicología y en la curación de problemas mentales. Lamentablemente, su uso se prohibiría después de unos años y dejaría a Shulgin frustrado, pues él consideraba que las propiedades benéficas de la sustancia superaban de lejos a las perniciosas. Junto con un considerable grupo de científicos, presionó para que la DEA no ilegalizara del todo la droga, pero sus peticiones fueron (ilegalmente) desestimadas por la agencia, que decidió suprimirla a pesar de la decisión en contra de varios jueces estadounidenses.
A partir de este momento la lucha se volvió política. Shulgin comenzó a ser perseguido por las autoridades y su investigación a ser severamente limitada. En sus últimos años (murió el 2 de junio de 2014) tenía la esperanza de que el mundo se volviera más tolerante y entendiera las ventajas de las sustancias psicoactivas para la humanidad.
Este investigador siempre trabajó con la intención de comprender y manipular los secretos de la mente para mejorar la calidad de vida. Cual alquimista psicodélico, se sentaba en su laboratorio analizando los efectos de innumerables sustancias en el cerebro y la conciencia. Fue uno de los últimos de su clase, razón por la que vino a conocerse como el último alquimista.
¿Qué opinas del uso de estas sustancias? ¿En verdad modifican nuestra realidad?
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