Medio Oriente
Por siglos, la Historia de Medio Oriente ha sido la Historia de la Guerra. Esta amplia y antiquísima región, que vio nacer a la civilización misma, jamás ha podido quitarse de encima una de sus peores características: la violencia.
En la actualidad, sin embargo, la crueldad y sevicia han alcanzado nuevas cotas con la aparición de Estado Islámico (también conocido como Daesh, EI o ISIS). La desestabilización de la región – cuyos orígenes más recientes pueden rastrearse a la invasión de Irak por parte del gobierno de George Bush – abrió paso para el radicalismo y para el surgimiento de grupos islamistas que adoptaron la herencia de los anteriores talibanes y de Al-Qaeda y la llevaron a un extremo imprevisto.
Construyeron un Estado.
Daesh – Estado Islámico – no tiene el nombre de adorno. Se trata de una vasta construcción territorial que ocupa gran parte de lo que hoy es Irak y Siria y bajo la cual los militantes del grupo tienen control absoluto. Nunca antes en la historia reciente un grupo radical (considerado terrorista por prácticamente todo el mundo) había conseguido acumular tan vasta cantidad de territorio, mucho menos en una región tan vital para las potencias.
En la actualidad, cuando la ofensiva combinada de Siria, Irak y los grupos Kurdos ha logrado aniquilar gran parte de la dominación de Daesh sobre la región, mucho se preguntan cómo fue posible en primer lugar dicha estructura consiguiera tales niveles de éxito. La respuesta, de acuerdo con Rusia, es que siempre ha recibido algún tipo de ayuda… particularmente de los Estados Unidos.
María Zajárova
La conspiración de las potencias
El anuncio lo hizo recientemente María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, quien aseguró que “Después de los ataques de hoy contra el Ejército sirio, llegamos a una terrible conclusión para el mundo: la Casa Blanca defiende al Estado Islámico”. Sus afirmaciones echan fuego a un conflicto álgido entre las dos superpotencias y le abren la posibilidad a que la endeble alianza creada para acabar con Daesh implosione. Esto, de acuerdo con los rusos, no sería necesariamente algo negativo, pues evidentemente los Estados Unidos no están poniendo de su parte.
La acusación rusa se suma a las diversas nociones de que Estados Unidos, de hecho, ha favorecido – al menos implícitamente – la existencia de estos grupos. La razón es sencilla: al existir Daesh, existe una razón para intervenir sistemáticamente en el Medio Oriente. Al haber un enemigo, puede haber guerra.
Así, los Estados Unidos parecen comprometidos con el combate a los terroristas, pero cuando su derrota se ve cercana una serie de “errores” estratégicos permite el renacer de estos últimos. Hace pocos días, en efecto, bombarderos norteamericanos atacaron bases donde el ejército sirio se encontraba atrincherado generando duras pérdidas a los islamistas. Sus bombas fueron un respiro para Daesh y representaron la muerte de más de medio centenar de soldados sirios.
La acusación rusa es grave, pero los Estados Unidos ya son conocidos por mantener agendas ocultas al resto del mundo, y no sería de extrañar que esta no fuera la excepción. Sin embargo, Rusia dista de ser un ángel y sus intereses en Oriente Medio y Asia Central son conocidos desde hace décadas, por lo que hay que tomar sus acusaciones con mucho, mucho cuidado.
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