Sin duda, conocer técnicas de supervivencia y sobre todo en estos tiempos, resulta imprescindible. El problema es que existe un sinnúmero de recomendaciones que son totalmente falsas y que inclusive, podrían llegar a matarte. Veamos:
Hallar alimentos con urgencia
El cuerpo del ser humano es capaz de sobrevivir semanas enteras, usando la grasa reservada del cuerpo. Durante ese periodo de tiempo, es posible que la muerte sea causada por otras razones, como una lesión seria, intoxicación severa o alguna enfermedad letal. En la mayoría de ocasiones, las personas no perecen por hambre en las calamidades relevantes.
Buscar agua de cactus en el desierto
En caso de perderse en un desierto como el Sahara, se ha dicho popularmente que lo ideal sería hallar un cactus y de esa manera, obtener agua de su interior. Pero realmente, aparte de lastimarse con las espinas, no conseguirás más de dos o tres gotas insignificantes, muy amargas y picantes, las cuales suelen producir vómito y entonces, la deshidratación se complicaría bastante.
Buscar dos palos para prender fuego
Pues sinceramente es de las cosas más difíciles, aun cuando las condiciones sean las mejores; iniciar la fogata es mejor si se cuenta con fósforos en la maleta, especialmente con protección al agua.
Ubicarse bajo el marco de una puerta en caso de terremoto
Va acompañado del mito del ‘triángulo de vida’, el cual afirma que en el momento del temblor e debe buscar rápidamente acomodarse justo al lado de un mueble pesado, para que en caso de que caiga una parte de la construcción, se rompa ligeramente, dejando un ángulo sin aplastar, que es supuestamente donde la persona se refugió.
Realmente, esto funcionaba en épocas en que las viviendas eran fabricadas con materiales más débiles y el material de los marcos de las puertas era madera pura. Pero en la actualidad, es a la inversa y el marco de una puerta es uno de los puntos más vulnerables y débiles de la construcción. De tal modo que ambos mitos son falsos. Lo mejor hasta el momento descubierto, es protegerse bajo un objeto pesado y fuerte, o simplemente cubrirse y agacharse mientras pasa el sacudón.
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