Quizás lo más conveniente, antes de avanzar sobre los distintos procesos de formación de palabras con los que cuenta la Lengua, sea revisar de forma breve la propia definición de Lengua, así como algunos aspectos relacionados con su inmutabilidad, a fin de entender cada uno de estos procesos dentro de su contexto preciso.
El lenguaje
En este sentido, lo mejor será comenzar por la definición de Lenguaje, el cual es entendido por la Lingüística -disciplina académica que tiene al lenguaje como objeto de estudio- como un sistema de signos lingüísticos, de carácter diferenciador, es decir, en donde cada uno de los signos que lo conforman se diferencia de los semejantes a través de la oposición que ejerce hacia los otros, algo como que es /a/ porque no es /m/ o /p/.
Lengua y Habla
Así mismo, el Lenguaje es concebido por la Lingüística como un sistema dicotómico, es decir, que cuenta con dos entidades o dimensiones, que tienen la propiedad de complementarse, necesitarse y oponerse al mismo tiempo. Estas dimensiones dicotómicas que conforman el lenguaje son distinguidas respectivamente como Lengua y Habla. A continuación, una breve descripción de cada una de ellas:
- Lengua: se entenderá como Lengua al conjunto intangible de reglas por las cuales se rige una Lengua. De igual forma, esta dimensión es descrita también según sus principales características, entre las cuales se encuentran la de ser una entidad intangible o abstracta, inabarcable, inmutable, no dinámica y colectiva.
- Habla: por su parte, el Habla sería reconocida como la segunda instancia o dimensión que hace parte del Lenguaje, siendo definido como la realización concreta de la Lengua por medio del habla de los hablantes. Así mismo, se le considera según sus características como una entidad concreta, abarcable, mutable, dinámica e individual.
Inmutabilidad de la Lengua
Por otro lado, también será importante reparar en una característica de la Lengua, la cual es indispensable tener en cuenta a la hora de entender los distintos procesos de formación de palabras. En consecuencia, se puede comenzar a decir que la Lingüística ha indicado que la Lengua es esencialmente inmutable, esto quiere decir que no presenta cambios en el devenir del tiempo.
Sin embargo esto no es del todo literal, es decir, la Lengua no presenta grandes cambios en su evolución, o aquellos que experimenta se suceden tan lentamente en el tiempo que pareciera que la Lengua en realidad no cambia. Esto de alguna manera es vital para la existencia misma de una lengua, puesto que esta inmutabilidad es lo que atesora la unidad y permanencia de la Lengua, la cual si cambiara a cada momento o generación haría imposible la comunicación entre individuos de distintas regiones o épocas.
No obstante, la Lengua sí presenta cambios, transformaciones pequeñas que se van dando a lo largo de los años, gracias al aporte de cada generación de individuos, los cuales incorporan variaciones al sistema, sin llegar a afectar realmente su unidad. De hecho, la Lingüística ha señalado que toda lengua que deja de cambiar o vivir estos cambios simplemente muere, como por ejemplo sucedió con el Latín. Por ende, se podría decir entonces que son estos pequeños cambios los que mantienen la vitalidad de la Lengua.
Formación de palabras
Teniendo presente estas definiciones, quizás sea mucho más sencillo aproximarse a la noción lingüística, denominada Formación de palabras, la cual es entendida entonces como el conjunto de procedimientos morfológicos, a través de los cuales los hablantes, tomando como materia prima los morfemas, dan origen a nuevas palabras, según sus necesidades comunicativas.
No obstante, es importante señalar que el hecho de que una comunidad lingüística cree una palabra, no significa que esta vaya a correr con la suerte de pasar a la tradición lingüística de esa lengua, proceso que debe superar los cinco años y ser usado por un grupo considerable de personas, para que pueda considerarse como tal. De hecho, casi todo el tiempo, las distintas comunidades lingüísticas originan nuevas palabras, las cuales con el tiempo son olvidadas.
Tipos de procesos de Formación de palabras
En cuanto a los procesos específicos que pueden dar origen en la Lengua a nuevas palabras, la Lingüística señala específicamente a tres, cada uno de los cuales puede ser entendido de la siguiente manera:
- Derivación: se conoce como derivación al proceso morfológico de formación de palabras en donde a una raíz se le unen prefijos o sufijos, que dan origen a nuevas palabras. Por ejemplo: Americano (América + ano); Vicerrector (Vice-rector).
- Composición: por su parte, la Composición es entendida como uno de los procesos de formación de palabras, el cual se basa en la creación de nuevas formas lingüísticas en base a la unión de dos lexemas. Así mismo, la Lingüística señala que se puede hablar de dos clases de palabras compuestas: los compuestos ortográficos, cuando la nueva palabra cuenta con unidad léxica, ortográfica, fónica y gramatical; y los compuestos sintagmáticos, en donde la nueva palabra presenta unidad léxica, pero independencia ortográfica, fónica y gramatical. Por ejemplo: Hispanoamérica (Hispano+américa); Guarda vidas (guarda+vidas).
- Parasíntesis: finalmente, la Lingüística distinguirá con el nombre de Parasíntesis a un proceso de formación de palabras en donde pueden converger más de un proceso formativo. En tal sentido, dentro de la parasíntesis se encontrarán casos en donde una palabra está formada por la unión de un lexema a un prefijo y a la vez a un sufijo, por ejemplo: atardecer (a+tard+ecer); así como palabras que son formadas en base a la combinación de procesos de composición y sufijación, como por ejemplo Hispanoamericano (Hispano+américa) + (ano).
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