El Pensante

Frases de Ciencias

Frases - enero 16, 2019

Casi siempre, cuando se usa el concepto Ciencias se hace para referirse a las distintas disciplinas, que tienen motivación o filiación científica, es decir, que coinciden con su perspectiva y métodos, con respecto a los objetos o elementos de estudio.

Definición de Ciencia

Empero, antes de exponer algunas de las frases más célebres con respecto a las Ciencias, se revisará la propia definición de Ciencia. Sin embargo, este concepto ha sido discutido, a lo largo de los siglos por todas las generaciones que han constituido el pensamiento humano.

Por ende, puede que la forma más objetiva de aproximarse a él sea tomando en cuenta el concepto que ha dado la Real Academia Española de la Lengua (RAE) institución lingüística que le concibe a esta palabra una entrada con varias acepciones en su diccionario, definiciones estas de las que se tomará en consideración la primera de ellas:

Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.

En consecuencia, se tiene que la Ciencia es un conjunto de conocimientos, generados en base a la tarea de observar, suponer, experimentar y concluir, a través de la aplicación de métodos precisos. De esta manera, toda disciplina que se aproxime a un objeto de estudio o fenómeno específico, usando esta perspectiva podrá ser considerada una Ciencia. Al hablar de Ciencias se hace referencia entonces a las distintas materias que toman una actitud científica para sus diferentes estudios.

Frases célebres sobre Ciencias

Así como el concepto mismo de Ciencia ha generado polémica y numerosas tesis, de parte de los científicos –e incuso de quienes no lo son- cada una de las disciplinas que puede ser identificada como propia del ala de la Ciencia también ha despertado numerosos análisis y posturas, las cuales se han materializado en algunas de las frases más célebres, respecto a las Ciencias. A continuación, algunas de ellas:

René Descartes (1596 – 1650)

La matemática es la ciencia del orden y la medida, de bellas cadenas de razonamientos, todos sencillos y fáciles.

Aun cuando desde tiempos modernos las Matemáticas ya no son consideradas en sí misma como una Ciencia, sino como un lenguaje universal, que le permite a las disciplinas científicas formular preguntas y expresar respuestas de forma específica y objetiva, la tradición del pensamiento continúa viéndola como una Ciencia al fin.

De hecho, los antiguos matemáticos así lo concebían. Un ejemplo de esto lo constituye esta frase de René Descartes, célebre filósofo y matemático, del siglo XVI, para quien entonces, tomando en cuenta sobre todo las motivaciones desde las cuales nació la Matemática, en el seno de la civilización, esta Ciencia se constituía en la pulsión de ordenar y medir el mundo, a fin de que esto produjese, en la conciencia humana, razonamientos e informaciones prácticas y sencillas, a través de las cuales entender entonces el mundo.

Arthur C. Clarke (1917 – 2008)

Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.

Una de las Ciencias modernas que más ha robado suspiros, sorpresas y expectativas a la imaginación humana es la tecnología, pues ella es producto de siglos de conocimiento sobre las leyes por las cuales se maneja el mundo, y su utilización para alterarlas, retarlas y en ocasiones realizar lo que físicamente parecía imposible hace siglos. De ahí que para algunas personas, como por ejemplo Arthur C. Clarke, escritor británico de Ciencia ficción, del siglo XX, lo más parecido que podría existir en la tecnología sería la magia, sobre todo para el entendimiento humano, que aun cuando la ha creado, a veces no puede creer sus propios alcances.

Alphonse Karr (1808 – 1890)

La botánica no es una ciencia; es el arte de insultar a las flores en griego y latín.

Sin embargo, no siempre la Ciencia, o algunas de las disciplinas que se agrupan bajo esta denominación, son sinónimo de admiración, sobre todo cuando se trata de que los humanistas u hombres de las Artes se expresen sobre ella.

Un ejemplo de estos pensamientos burlescos o irónicos, respecto a las Ciencias, lo constituye esta frase del escritor francés, del siglo XIX, Alphonse Karr, para quien por ejemplo la Botánica no podía ser considerada una Ciencia, sino tan solo una disciplina que etiquetaba las flores, con nombres en latín o griego, los cuales constituían en sí mismos reales insultos. Al respecto, Karr seguramente quería referir –desde su visión de escritor- que una flor es un reflejo de la Belleza, el cual debe ser apreciado desde ahí, y por ejemplo no desde la fría disección que hace la Botánica de ellas.

En consecuencia, al robarle toda la poesía a la flor, la Botánica –para quienes siguen esta corriente de pensamientos – se constituiría en un insulto para las flores y plantas, las cuales según esto no son objetos o nombres, sino belleza natural en estado puro.

Voltaire (1649 – 1778)

La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

Por otro lado, independientemente del campo de estudio en el cual se enfoque cualquiera de las disciplinas, conocidas como ciencias, su enfoque y necesidad por el método será un hecho característico. En este sentido, el célebre filósofo francés, del siglo XVII, señaló en su momento que el germen de toda Ciencia era dudar, o suspender los conocimientos preconcebidos, para ante un fenómeno, no dar nada por sentado, sino entrar en contacto directo con él, para poder ver su comportamiento, así como realizar experimentos, que le permitan anotar conclusiones.

Por el contrario, la ignorancia, según los hombres de Ciencia, no practica la duda, sino que da por sentado ciertas realidades, sin preocuparse por su justa confirmación, lo cual sin duda conduce a quien la práctica hacia el pozo del error.

Enrique Jardiel Poncela (1901 – 1952)

La medicina es el arte de acompañar al sepulcro con palabras griegas.

Así mismo, pese a ser una de las Ciencias más alabadas, por tener la capacidad de salvar directamente vidas, la Medicina tiene también sus grandes detractores. Un ejemplo de este tipo de posiciones lo constituye esta frase del escritor español, del siglo XX, Enrique Jardiel Poncela, para quien la Medicina no constituye en realidad una Ciencia que se enfrente a la muerte, para vencerla, sino tan solo una disciplina que acierta a catalogar en perfecto griego las distintas condiciones, que pueden acabar con la vida de un paciente.

Por consiguiente, en un tono bastante irónico, este autor europeo se da entonces a la tarea de criticar la Medicina, bajándola del pedestal milagroso en donde el pensamiento moderno la ha erigido, para describirla del plano de la derrota que vive a diario ante la batalla perdida de tratar de luchar contra la inevitable muerte.

Kent (1949)

Psiquiatría: El único negocio donde el cliente nunca tiene la razón.

Así como la Medicina es vista como una Ciencia sobre la cual no todo el mundo profesa una fe ciega, las distintas especialidades que conforman esta Ciencia también son puestas en ocasiones en el banquillo de los acusados, siendo consideradas algunas como más controversiales que otras.

En este orden de ideas, resalta la Psiquiatría, la Medicina enfocada en desentrañar los grandes misterios de la salud mental. Al respecto, son muchas las frases que podrían parecerse a la sutil ironía con la que por ejemplo el profesor estadounidense S. Kent describe esta Ciencia, a quien compara con una transacción económica, en donde sin embargo, el cliente “no tiene la razón”, sino que parte desde un hecho equivocado, que se podría decir, alimenta en gran parte este tipo de transacción en donde se paga por consejos u orientación.

Galileo Galilei (1564 – 1642)

En lo tocante a la ciencia, la autoridad de un millar no es superior al humilde razonamiento de una sola persona.

Hay situaciones de la vida en sociedad que se definen según el pensamiento de la mayoría, el cual por ejemplo en la política, o en la Democracia, constituye la propia “voz de Dios”, pues es la voluntad de la mayoría la que puede en momentos determinados seguir el curso de los acontecimientos.

Empero, no siempre la voz de la mayoría está en lo correcto, así sea ella la que oriente el destino. Uno de estos casos, aunque podrían ser varios, son los hechos científicos, pues en esta área poco importa la voluntad de la mayoría, ya que esta no puede variar en un ápice lo que dictan las leyes de la física o de la química.

Una forma de resumir esta realidad puede ser la célebre frase de Galileo Galilei, científico florentino, del siglo XVI, para quien era un hecho innegable el cómo para la Ciencia vale siempre más la conclusión de un juico sereno, que hubiese optado por la observación, la experimentación y el razonamiento, que el fervor de una mayoría que se apresurara a llegar y sostener una verdad.

Jules de Gaultier (1858 – 1942)

En el punto donde se detiene la ciencia, empieza la imaginación.

Por lo general, se cree que los hombres de Ciencia, independientemente de la disciplina que estos practiquen, son seres que se fijan tan solo en los hechos que les muestran sus objetos particulares de estudio, sin darle margen de entrada a la imaginación. No obstante, contrario a esta creencia, algunos grandes pensadores han revelado el cómo los científicos –pese a basarse en los hechos y la experimentación- son hombres de gran imaginación, puesto que cuando la Ciencia se encuentra con una pared, es este elemento inherentemente humano el que les ayuda a abrir los caminos, que les ayuda a salir del estancamiento.

De esta manera, la Ciencia camina las rutas que va abriendo la imaginación humana, en el ejercicio de su pasión por la duda, la creación y sobre todo la curiosidad.

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