Antes de abordar algunas de las muchas frases que existen sobre el Deber, se revisará el propio concepto de esta decisión o situación humana, con el fin de poder entender cada uno de estos pensamientos en su justo contexto.
Definición de Deber
No obstante, siendo el Deber uno de los grandes temas de la ética y de la moral, no es de extrañar que existan numerosos conceptos sobre él, los cuales han sido promulgados por las distintas corrientes de pensamiento, por lo que escoger uno solo puede ser un proceso bastante complejo. De esta manera, puede que lo más sencillo sea acogerse a la definición que ha registrado la Real Academia Española de la Lengua, institución que le concede dos entradas en su Diccionario, en la que se puede leer en la primera de ellas las siguientes acepciones:
- Estar obligado a algo por la ley divina, natural o positiva.
- Tener obligación de corresponder a alguien en lo moral.
- Cumplir obligaciones nacidas de respeto, gratitud u otros motivos.
Al revisar estas definiciones, se puede ver cómo el concepto del Deber se encuentra relacionado con la actitud de cumplir con las obligaciones que se tienen o se han asumido, en los distintos ámbitos de la vida. Por ende, el Deber es aquello que impulsa al ser humano a dar la cara y cumplir con sus compromisos, lo cual hace comprensible que sea propulsado y entendido como uno de los valores humanos que más se deben cultivar en el individuo, desde su más tierna infancia.
De hecho, el Deber es considerado como uno de los valores que hacen que la Sociedad se desarrolle de forma armónica, puesto que si cada persona cumple con las obligaciones y promesas que se han tomado entonces no existe espacio para la irresponsabilidad, el abandono u otras circunstancias que pueden derivarse de no estar al día con las metas, los deberes o tareas que se presenten y se asuman en la vida.
Frases sobre el Deber
Siendo entonces el Deber una actitud de gran importancia para la sociedad y el individuo, no es de extrañar que existan numerosos pensamientos y frases, en donde se expone la visión del Deber como una guía moral para el ser humano. A continuación, algunos de ellos:
Eugene O´Neill (1888 – 1953) El deber del hombre ante la vida es seguir adelante. La vida es para todo hombre una solitaria celda cuyos muros son espejos.
El deber del hombre ante la vida es seguir adelante. La vida es para todo hombre una solitaria celda cuyos muros son espejos.
Siempre que se habla del tema del Deber, se cree que este se debe cumplir con los otros, dejando atrás que el ser humano tiene también responsabilidades consigo mismo, tanto en lo económico como en lo moral, la salud y lo emocional. De hecho, para algunos pensadores, como por ejemplo el dramaturgo estadounidense del siglo XVII, Eugene O´Neill, el mayor deber del individuo es con él mismo, y a la luz del pensamiento de este escritor ese deber es la necesidad de seguir siempre adelante.
Así mismo, este escritor usa en la segunda parte de su pensamiento una metáfora en donde considera que la vida es una celda que tiene espejos como muros. Esta frase puede tener dos posibles interpretaciones: por un lado, que en verdad el hombre esté solo en la existencia y deba cumplir consigo mismo y ya; o que la vida es una obligación en donde los otros son reflejos del propio individuo, por lo que cumpliendo con ellos, cumple consigo mismo.
André Maurois (1885 –1967) El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.
El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.
Así también, otro de los deberes que algunos pensadores consideran imprescindibles en el ser humano es el compromiso de cada individuo con sus propios talentos. Es decir, tal como lo señalaba en su momento André Maurois, escritor y ensayista francés del siglo XX, todo individuo, al momento de nacer, lo hace con el compromiso y el deber ineludible de desarrollar al máximo sus capacidades, para así lograr convertirse en la vida en aquello para lo cual nación.
Por otro lado, se puede inferir entonces que no hacer esto, es decir, que el individuo no siga adelante con el trabajo en sus propios talentos podría convertirse también en una especie de abandono, así como en una traición de alto vuelvo al propósito mismo de la propia existencia.
Pierre Corneille (1606 – 1684) Cumplid vuestro deber y dejad obrar a los dioses.
Cumplid vuestro deber y dejad obrar a los dioses.
Por otro lado, sobre el Deber, existe también la creencia de que cumplirlo es el primer paso para procurarse una buena existencia, debido a que lo más seguro es que ser responsable y cumplido haga que la vida le devuelva al individuo una retribución adecuada. Un ejemplo de esta corriente de pensamiento la constituye este pensamiento del escritor y dramaturgo francés del siglo XVII, Pierre Corneille, para quien la buena suerte o el éxito en la vida se constituía en una ecuación muy sencilla: cumplir con el deber, recibir la bendición de Dios.
Concepción Arenal (1820 – 1893) No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa.
No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa.
Empero, así como en la historia del pensamiento humano se habla muchas veces del deber y sus beneficios, también se guarda un espacio para aquellos que simplemente lo eluden. No obstante, en esta circunstancia negativa también existen sus matices. Por ejemplo, para la escritora española del siglo XX, Concepción Arenal, aquel individuo que desconocía su deber era un individuo reprochable, pero al mismo tiempo era quizás un poco mejor que aquel que fingiendo responsabilidad aceptaba que tenía un deber, y simplemente no lo cumplía.
Ante este pensamiento, se podría inferir entonces que hay grados de responsabilidad, y que aquel que no la acepta desde el principio quizás no comete también el pecado de la deshonestidad en el que sí cae aquel que da su palabra, y luego falla.
Plauto (254 a.C. – 184 a.C.)
El que no piensa en sus deberes sino cuando se los recuerdan, no es digno de estimación.
Además, el individuo que se enfrenta a los deberes que le coloca delante la vida, no sólo deberá asumir el reto de cumplir con ellos, sino que deberá ser un ejercicio con el que se relacione de forma sincera, autónoma e incluso sin que nadie deba estar recordándole que tiene obligaciones pendientes.
De hecho, según algunos pensadores, como por ejemplo el dramaturgo romano Plauto, aquel individuo que cumple sus deberes, pero que lo ha hecho porque alguien más se lo ha recordado o lo ha obligado, entonces no es digno de admiración, o estimación, puesto que el primer deber del hombre será ser consciente de sus responsabilidades, ser autónomo y honesto ante sus tareas y obligaciones.
Benjamin Franklin (1706 – 1790) Si haces lo que no debes, deberás sufrir lo que no mereces.
Si haces lo que no debes, deberás sufrir lo que no mereces.
Así como se ha hablado de los premios que se pueden tener en la vida, si la persona se compromete al cumplimiento de sus deberes, existen pensamientos que versan también sobre las consecuencias que pueden recibirse si por el contrario se evaden las responsabilidades.
En este sentido, se tiene por ejemplo esta frase del célebre estadista estadounidense del siglo XVIII, Benjamin Franklin, para quien el individuo que no cumple con sus deberes simplemente abre camino para la llegada a su vida de innumerables sufrimientos, pues así como el cielo premia a quien sí lo hace, también castiga al que sabiéndose en obligación, opta por la evasión.
Oscar Wilde (1854-1900) El deber es lo que esperamos que hagan los demás, no lo que hacemos nosotros mismos.
El deber es lo que esperamos que hagan los demás, no lo que hacemos nosotros mismos.
Siendo el cumplimiento del Deber uno de los mecanismos más apreciados de la sociedad, y siendo la sociedad un conjunto activo de individuos, no es de extrañar entonces que el Deber sea también un hecho pasado por el tamiz colectivo, y visto tanto por los propios ojos, como por los ajenos.
En consecuencia, existen innumerables situaciones sobre esta clase de visiones respecto al Deber, una de ellas esta que planteaba en su momento el célebre escritor irlandés, Oscar Wilde, para quien el Deber casi siempre podía verse como la obligación que tenían los otros, y no algo que obligara al propio individuo. Esta comparación podría venir a mostrar un poco cómo el ser humano es exigente con los otros, y casi siempre en extremo cómodo consigo mismo.
Maurice Maeterlinck (1862 – 1949) El primero de nuestros deberes es poner en claro cuál es nuestra idea del deber.
El primero de nuestros deberes es poner en claro cuál es nuestra idea del deber.
Por último, también se tendrá este relativo y provocador pensamiento del escritor belga del siglo XX, Maurice Maeterlinck, para quien antes de elaborar cualquier tipo de teoría sobre el Deber, las cosas que podrían ocurrir si no se cumple, o las promesas que podrían llover para quien sí lo haga, la sociedad en pleno –de acuerdo a este autor- debería sentarse a acordar, por convención, a qué se refiere cuando defiende la noción de Deber.
De esta manera, se podría inferir igualmente, a la luz de este pensamiento, y especulando un poco sobre él, que en ocasiones tal vez mucho de los malentendidos que existen respecto a las obligaciones, tareas, responsabilidades o deberes, es que no se ha acordado cuál es su naturaleza, o incluso si existe de verdad o no un hilo invisible que ata a cada individuo a su deber particular. Hacerlo, es decir, llegar a una conclusión, podría ser quizás un gran primer paso para que nadie más abandone sus deberes.
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