Guerra de sucesión española
Desde que la guerra constituye la médula espinal de la cultura en Occidente, los grandes forajidos que han sido reyes y emperadores, buscaron a toda costa dominar grandes extensiones territoriales para destruir a sus vecinos y ganar mucho poder sobre los demás, haciendo creer que era para proteger a sus hermanos.
Definitivamente una guerra con estas cualidades es la que se desarrolló en pleno Renacimiento cultural que comprende los inicios del siglo XVIII. La familia de los Habsburgo que habían dominado España y el Imperio Romano Germánico por grandes largos años iba a desaparecer porque su último descendiente había tenido la maldición que conlleva el incesto.
El “hechizado” como se le solía llamar, estuvo toda su vida enfermo y muriéndose estéril. Lo que concluyeron los reyes vecinos es que el próximo descendiente debía ayudar a mantener el oscuro equilibrio europeo. Francia y su rey, Luis XIV o como le llamaban, “el rey sol”, quería que el próximo rey español uniera la corte con la francesa o al menos ese era el temor británico.
Los alemanes preferían que fuera un austriaco, lo que completó el cuadro y dio inicio a las hostilidades: apenas murió el rey se armó la conocida “Guerra de sucesión española”.
El empate
La guerra que había sido beneficiosa para los franceses en Italia, se opacaba con las derrotas en el norte. El general Marlborough había sembrado fuego en cada aldea de Baviera por la que pasaban él y su incontable ejército de asesinos ingleses. Inglaterra había entrado a esta guerra sólo para proteger sus intereses y buscar ser la nueva cabeza del mundo.
Además sitió las ciudades católicas y mató a varios curas que no simpatizaban con el protestantismo. Habían hecho “la triple alianza” Inglaterra, Holanda y Austria para vencer a los franceses en batalla.
El general Marlborough de donde se inspirarían para cantar la famosa canción de “Mambrú se fue a la guerra”, había quemado 400 pueblos y el Elector de Baviera junto con el general francés Tallart, movilizaron un ejército de 70.000 hombres con 90 cañones.
Además la innovación de la bayoneta, motivó que la infantería fuera más peligrosa. Los alabarderos pasaron a ser pocos y la caballería tenía unas gruesas armaduras de tela que los protegía de la infantería. Además sus espadas eran eficaces para destruir toda una posición defensiva.
Buscaban confundir al adversario para que este se destruyera autónomamente. La caballería inglesa seguía siendo la más peligrosa de toda Europa y además fabricaban granadas de mano que tenían en menor cantidad de dotación. Aun así eran innovadoras.
La batalla
Los 27 batallones de infantería que quedaron aislados en Blenheim con la única posibilidad de retirarse, antes de que los acabaran totalmente, narraron vivos la masacre que malvivieron 20.000 soldados franceses entre la neblina de Blenheim.
En el Alto Danubio, una región fría y neblinosa, se levanta la ciudad de Donauworth. Ella fue tomada en cuatro días por los ingleses, quienes perdieron 5.000 hombres en el sangriento asedio. Los franceses solo perdieron unos cuantos aunque la ciudad quedó protegida por ellos.
La perspectiva y el rápido ingenio de conocer bien el terreno, sirvió para que los franceses fueran atacados en el lugar más árido y triste. Además el ejército francés y el bávaro no se conocían tan bien.
Por el contrario los alemanes y los ingleses eran muy amigos y se entendieron muy bien en el campo de batalla. Hicieron creer que atacarían en un franco débil y los franceses enviaron dos terceras partes de la infantería. El señuelo era debilitar el centro y atacarlo directamente.
Obviamente la masacre fue espeluznante, ya que la caballería inglesa galopó muchas cargas y la infantería francesa intentaba escapar en vano de las acertadas balas que disparaban los alemanes y holandeses.
Los hombres de Tallart sucumbieron al pánico y deseaban atravesar un río, pero la artillería voló el puente ahogando cientos de angustiados guerreros. La catástrofe para los franceses sobre esta eventualidad bélica, presionó al Elector de batirse en retirada.
Pero eso no lo logró toda la artillería francesa que fue tomada y destruida en totalidad. Más de 60 cañones fueron tomados por los ingleses. La derrota fue decisiva y años más tarde la guerra daría muchas victorias más a los ingleses.
El tratado de Urtlech
Las victorias de los franceses en España ocasionaron que los austriacos interrumpieran sus ganas de dominar la península. Grandes sucesos como el asedio de Barcelona o la abigarrada lealtad de los madrileños a su rey hicieron que el rey austriaco se volviera a su reino.
España en cambio se unificó y para acabar la guerra firmaron un tratado en Holanda donde cedía unos territorios a Inglaterra y el libre comercio de sus colonias. El nuevo rey francés solucionó esto y se dedicó a unificar España, logrando el renacimiento interrumpido que Francia e Inglaterra habían desarrollado desde el siglo XVI.
Lo primero fue la extirpación de los reinos y la centralización en Madrid. Además los catalanes nunca fueron perdonados por apoyar a los austriacos. En Francia, Malborough siguió conquistando aldeas y se volvió el mejor general que tendría Inglaterra hasta la aparición del general Wellington en el siglo XIX.
La batalla de Blenheim dio comienzo a la supremacía inglesa que duraría 200 años y al libre comercio desarrollado en todo el siglo XVIII y XIX. Para los franceses, esta batalla era la justificación de desarrollar una actitud hostil hacia los alemanes y además, la afanada necesidad de modernizar sus ejércitos.
Imágenes: 1: pinterest.com, 2: artistasoguerreros.blogspot.com.co, 3: mundohistoria.org