Agotamiento de los mares
Por siglos, las comunidades humanas que vivían en zonas costeras se alimentaron del océano. Generación tras generación aprendieron las artes de la pesca y se dedicaron a extraer los frutos que el mar les ofrecía.
Para ellos, los recursos del mar eran a efectos prácticos infinitos. Por esta razón, cuando comenzaron a mejorar los métodos de pesca, los barcos se hicieron más grandes y las redes más resistentes, muchos de los pescadores simplemente comenzaron a aprovechar las riquezas que les ofrecía el nuevo modo de vida. Pocos se sentaron a pensar si las riquezas del océano podrían un día terminarse.
Pero con el paso del tiempo, quedó claro que esto era precisamente lo que estaba sucediendo. Ya hablamos en este portal del Colapso de las Pesquerías del Norte, un claro ejemplo de lo que sucede cuando se extraen más recursos de los que el océano puede reponer.
El salmón de la isla Haida Gwaii
La isla Haida Gwaii es en verdad un archipiélago ubicado a unos 40 kilómetros de la costa noroccidental canadiense, sobre el Océano Pacífico. Ha sido por milenios el hogar de los grupos indígenas Haida, y pese a una considerable cantidad de inmigración hace un par de siglos en la actualidad esta población corresponde al 45% del total.
Hoy por hoy, la población de la isla depende de dos recursos fundamentales: los árboles y el salmón. Por su clima, ubicación y características químicas del agua, es una zona bastante productiva que sin embargo ha ido disminuyendo la captura de peces en las últimas décadas.
Guujaaw, líder de la comunidad, es consciente de la importancia que el océano (y en particular la pesca de salmón) tiene para los Haida, y por esta razón cuando un consorcio le ofreció una solución al problema de los rendimientos decrecientes aceptó recibir su ayuda y aprobar un peculiar experimento ambiental.
Sulfato de Hierro
El Consorcio se llamaba Oceaneos y proponía la polémica estrategia de lanzar 100 toneladas de sulfato de hierro al océano.
La lógica es la siguiente: el océano tiene luz solar permanente, por lo que la base de la alimentación de fitoplancton está ahí. Sin embargo, en ausencia de micronutrientes específicos, el fitoplancton simplemente no prospera.
Brindando estos micronutrientes al agua en el momento adecuado puede causar un incremento en el fitoplancton, lo cual genera un efecto cascada a medida que se aumenta el zooplancton, que a su vez incrementa la comida disponible para pequeños peces y crustáceos, que a su vez alimentan a peces más grandes, y así hasta el salmón.
En julio de 2012, comenzando la temporada veraniega, el consorcio realizó su experimento. Y los resultados fueron impresionantes… pero aún así, el experimento recibió una considerable oposición. ¿Por qué?
Críticas a Oceaneo
Pues resulta que la comunidad científica, en general, no es muy receptiva a estos experimentos porque pueden tener efectos potencialmente inesperados y no se ha demostrado que funcionen.
Dos potenciales efectos de la fertilización con sulfato de hierro
En el caso de la isla Haida los resultados fueron espectaculares: se pasó de una captura de 50 millones de peces en el primer semestre de 2012 a una de 226 millones en 2013. Sin embargo, este año también tuvo temperaturas favorables y otras condiciones buenas para el pez, por lo que los científicos siguen sin estar convencidos de que el sulfato haya sido la causa de la bonanza. Es más, de acuerdo con la normativa de la ONU este tipo de intervenciones están prohibidas, pues benefician a unos pocos (en este caso los pescadores de la isla) a riesgo de contaminar el agua y afectar a otras poblaciones.
Pero para Oceaneo las ventajas de su sistema son claras y actualmente se encuentra negociando una intervención de tipo semejante en Chile. Está por verse en qué terminará todo el asunto.
Fuentes:
- https://en.wikipedia.org/wiki/Haida_Gwaii#2012_controversy_around_depositing_iron_in_the_ocean
- https://www.cbc.ca/news/canada/british-columbia/haida-gwaii-ocean-fertalizing-chile-1.3550783
Imágenes: 1: cbc.ca, 2: saultonline.com