Yuque de diamante en el que se guardó el material
Hidrógeno y petróleo
El petróleo (junto con el gas y el carbón) son los elementos más usados para obtener energía. Su capacidad de combustión proviene de procesos biológicos que almacenaron energía y la convirtieron en una masa oscura y pegajosa capaz de liberar dicha energía al quemarse.
Pero el petróleo no es el único medio que tenemos para producir energía. La energía mecánica del viento, los ríos y las mareas y la energía radiante del sol están todas a nuestra disposición. El asunto es cómo almacenarla para usarla cuando la necesitemos.
Una de las opciones más evaluadas es el hidrógeno. Está literalmente a nuestra disposición en forma de agua y puede obtenerse por hidrólisis (esto es, pasando una corriente por el agua) lo cual separa el hidrógeno del oxígeno. Por sí solo, es un gas altamente inflamable que acumula muchísima energía y al “quemarse” la libera, igual que el petróleo. La diferencia: esta “combustión” únicamente libera agua (hidrógeno + oxígeno = agua).
El problema está en que el hidrógeno, al ser tan inflamable, es difícil de almacenar. Llevarlo en el tanque de un automóvil sería el equivalente a llevar una bomba. Ningún constructor de vehículos correría tal riesgo.
Hidrógeno metálico
Sin embargo, existe una alternativa. Postulada en los 1930’s, esta alternativa indicaba que bajo las condiciones adecuadas el hidrógeno se convertiría en un material conductor, manteniendo un estado líquido fácil de manipular. Esta “materia degenerada” (como se le denomina) podría almacenar muchísima energía.
Recientemente académicos de la Universidad de Harvard afirmaron que pudieron observar, por primera vez, esta forma del hidrógeno imponiéndole altísimas presiones al gas en un yunque de diamante. El experimento confirma las predicciones teóricas realizadas hace 80 años.
Lo interesante del asunto es que poco tiempo después de que se realizara el descubrimiento (visto con escepticismo por muchos científicos alrededor del mundo) la muestra desapareció, pues se rompió el yunque de diamante que la contenía y a presión ordinaria sencillamente se evaporó. El asunto dio pie a un sinnúmero de teorías de la conspiración que afirmaban que el material en verdad había sido robado.
Pero aunque sea cierto que lo obtuvieron, difícilmente conseguirán mayor cosa con él. El hidrógeno metálico requiere presiones altísimas para existir, por lo que no es una solución viable. Lo que se busca es una forma conocida como hidrógeno metálico metaestable, que podría existir en condiciones ordinarias (es decir, a una atmósfera terrestre) y cuya existencia es por ahora 100% teórica.
Imagen: neofronteras.com