La historia contemporánea ubica la llegada del Budismo a Occidente en el siglo XIX.
En pleno apogeo, los imperios coloniales europeos decimonónicos vuelven su vista hacia las culturas asiáticas. En principio se trata de un atracción meramente intelectual, surgida a la luz de los testimonios de los exploradores, quienes regresaban de tierras asiáticas, maravillados del tono místico y exótico de estas culturas.
Comienza entonces la traducción y el estudio de manuscritos asiáticos que llevan al descubrimiento de una filosofía religiosa que deja de lado lo material, para colocar su acento en el corazón y la mente humana: El Budismo.
En América, la llegada del Budismo se sitúa en 1870, cuando la búsqueda, por parte de Estados Unidos, de mano de obra barata para la construcción de obras de envergadura, trajera a Hawai y a la costa oeste norteamericana una importante inmigración de chinos y japoneses, quienes llegaron a estas tierra con sus creencias, las cuales encontrarían buena receptividad.
El Budismo deja entonces de ser en América una simple curiosidad de intelectuales, para convertirse en una práctica religiosa en extensión. De allí en adelante, se ha afianzado en todo el continente americano, desde Canadá hasta Tierra del Fuego.
No obstante, hallazgos literarios del siglo XVIII, parecen indicar que esta cronología no es del todo exacta, y que el budismo se encontraba en tierras americanas desde hace siglos, siendo sus primeros conocedores los Mayas, Aztecas y Zapotecas, radicados en México y Guatemala.
Hui Shen y los 20.000 Li
Este importante descubrimiento, que pondría en jaque no sólo la fecha exacta de la llegada del Budismo a América, sino cuál fue verdaderamente la primera cultura en visitar el continente americano, está basada en la afirmación de una rama del Budismo, sobre la existencia de unos archivos de la dinastía Liang (502-557), conocidos como Liang-ssu-kung-shi, que cuentan el viaje hecho, en siglo V, por el monje budista Hui-Shen, quien desembarcó en Fusang, tras atravesar el gran mar del Este (el Pacífico).
Según los estudios cartográficos de Zatta y L´isl, quienes se basan en el popular ensayo del sinólogo francés Joseph de Guinnes: Le Fou-sang des chinoise est-il l´amérique? publicado en 1761, si se ubican en un mapa las distancias recorridas y registradas en el Liang-ssu-kung-shi, por Hui-Shen, las cuales dan cuenta de 20.000 li (antigua unidad china de longitud) el país de Fusang estaría ubicado al norte de California (territorio actual de Estados Unidos, pero originalmente de México) y el sur de Canadá, en la Columbia Británica.
La medida de longitud Li varió en el tiempo, pero para la dinastía Han (medida que probablemente duró por siglos) un Li equivalía a 415,8 metros. Siguiendo el testimonio de Hui-Shen, 20.000 li serían equivalentes a unos 8.316 kilómetros, acercándose mucho a la distancia real entre China y la Columbia Británica que es de 8.600 Kilómetros.
Mapa del siglo XVIII, donde la Columbia Británica aparece denominada como «la Fusang de los chinos»
La tierra del Fusang
Otro importante dato que viene a confirmar la visita de Hui-Shen a territorio americano es la existencia de un mapa francés del siglo XVIII (1792) que nombra a la región de la Columbia Británica como «La Fusang de los chinos».
Así mismo, se encuentra el relato del antiguo historiador Sima Qia, quien daba cuenta de una misión que a órdenes del primer emperador chino viajara a la isla mítica de Fusang, ubicada «en el lugar por donde el sol sale por el este» para encontrar el mágico del Fusang-árbol.
De acuerdo a lo descrito, en Liang-ssu-kung-shi por el misionero budista Hui-Shen sobre la tierra del Fusang:
«En esa tierra hay muchas plantas fusang de forma ovalada, similar a las hojas de la paulownia y frutos comestibles de color rojo-púrpura, como peras. El lugar era rico en cobre y vestigios de oro y plata, pero no de hierro. Las tribus nativas en Fusang eran civilizadas, y viven en comunidades bien organizadas. Producen papel con la corteza de las plantas fusang para escribir y la tela es producida a partir de las fibras de la corteza, que se utiliza para trajes o taparrabos. Sus casas y cabañas eran construidas con madera de morera roja. Los frutos y brotes tiernos de las plantas son su fuente de alimentos. Cazan ciervos para la carne y leche, al igual que los chinos crían ganado en casa, y producen queso con leche de venado».
Estudiosos creen que la descripción hecha por Hui-Shen coincide con las características y costumbres del pueblo Maya. Incluso piensan que la planta Fusang a la que el misionero refiere se trata de la planta del maguey, la cual servía a los habitantes originarios de México para muchas funciones.
Otros especialistas en la materia discrepan afirmando que probablemente se trata de la pita, planta originaria de México, aunque esta sólo tiene una de los usos descritos por Hui-Shen: su corteza era utilizaba por los Mayas para hacer ropa. Algunos prefieren la tesis de que Fusang se refiere al maíz, mientras otros más creen que se trata del algodón.
El debate sobre el significado del nombre del Fusang-árbol y la ubicación de la tierra del Fusang es amplio, y aunque la mayoría insiste en que esta tierra al otro lado del mar chino del este se refiere a México, hay también quienes se decantan por territorios como Japón, las Islas Fiji e incluso Perú.
Buda y su viaje a América
Sin embargo, tal vez lo más importante del relato registrado en el Liang-ssu-kung-shi sea la conversión de los habitantes de Fusang al budismo.
El Liang-ssu-kung-shi cuenta cómo Hui-Shen y los cinco monjes budistas originarios de Gandhara (actual Afganistán) que lo acompañaban en su misión, aconsejaron a la gente de Fusang a cambiar sus apegos al mundo material. Según la historia, la gente de Fusang no sabía nada del budismo, pero los monjes les enseñaron dibujos y escritos de la doctrina budista, logrando que la gente de Fusang cambiara sus costumbres.
En este sentido, cierta rama del budismo, sobre todo latinoamericano, afirma que Hui-Shen desembarcó en lo que hoy se conoce como Los Ángeles, y que sus peregrinaciones hacia el este llegaron hasta Arizona y Nuevo México. Posteriormente, atravesó México, Guatemala y la Península de Yucatán, hecho que puede rastrease en las culturas Mayas, Aztecas y Zapotecas, donde ha sido identificado como el héroe de estas culturas: Quetzalcoatl, Kukuklan y Wixipecocha.
Dicha afirmación se basa en hallazgos documentales como por ejemplo los encontrados en la enciclopedia china San Ts´ait´u hui donde se puede apreciar la ilustración de un hombre de Fusang ordeñando una llama, animal no conocido en Asia y originario de América, y que aunque actualmente no se ordeña, para algunos es prueba inequívoca de que Hui Shen sí visitó América y peregrinó por el continente llevando las enseñanzas del Budismo a sus civilizaciones.
Así mismo se cree que Guatemala fue bautizada así, por Hui-Shen, en honor a Sidarta Gautama (nombre de Buda) y que etimológicamente proviene del vocablo Gautama (apellido de Buda) y mälä (corona, guirnalda). Aunque muchos lingüistas afirman que el nombre de Guatemala proviene realmente del vocablo Quauhtlemallan, que significa «lugar de muchos árboles», lo que para algunos parece relacionarse con el árbol Fusang, árbol divino del este, desde cuyas ramas emprendía su viaje por la tierra uno de las diez aves del sol.
De esta forma, de manos de Hui-Shen y los cincos monjes, el Budismo habría llegado por primera vez al continente americano, en el lejano siglo V, para ser conocido y practicado por sus habitantes originarios miles de años antes de que los reyes católicos apoyaran a Cristóbal Colón en la expedición que lo llevara a tierras americanas.
Fuente de imágenes: 1. Planetaholistico.com; 2. Wikipedia.com; 3. elmundodegallasalva.es