Todas las personas en su mayoría, se encuentran apegadas a la vida y anhelan vivir de manera longeva y agradable. Pero curiosamente, en México, no se le pide a la vida, sino que desde hace siglos surgió la masiva y asombrosa congregación a la Santa Muerte, cuyos fieles dicen sanarse y recibir bendiciones de la parca. Veamos:
Una muerte para adorar
Una estatuilla con menos de 15 centímetros, es la figura que todo el pueblo mexicano conoce para adorar, pero otros momentos para atacar. La Santa Muerte es una imagen rezada desde empresarios y policías, hasta prostitutas y ladrones. Muchos de estas creencias nacen de misterios prehispánicos donde se sacrificaba animales y poblaciones enteras solo para que los dioses Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, pudieran ayudar a la humanidad a encontrar el camino sagrado y la seguridad de no morir, sino de triunfar sobre la vida y la muerte. Así vemos que la Santa Parca nos acerca a un pasado oscuro y tenebroso, donde nos encontramos de frente con “la muerte azteca” y su inframundo lleno de misterio y terror.
Decían las antiguas profecías de los desaparecidos aztecas, que estos dioses de la muerte y principales jueces del Mictlan (la región de los muertos), hacían conducir al muerto por brizas de aire mezclado con obsidiana puntiaguda, por oscuros desiertos llenos de alacranes venenosos y monstruos hostiles en forma de cocodrilos. Si pasaban esto debían atravesar un río con ayuda de un perro, que era sacrificado para ayudar al difunto en su travesía. Cuando el difunto llegaba al sitio de Mictlan, los dioses le daban una exoneración, para que así lograra vivir en paz y felicidad por siempre.
Actualmente no sabemos el número al que ascienden los creyentes de este personaje ancestral, aunque las cifras estadísticas aproximan más de 30 millones de personas que rinden culto, desde el sur de Estados Unidos hasta Panamá. Pero muchos no saben por qué este personaje ha sido visto como el salvador, protector y soldado de todo aquel que le pida algo.
Una muerte más allá del bien y del mal
Una viejita de la colonia Iztapalapa en Ciudad de México, muy conocida por sus vecinos por sus artes oscuras, exclama con miedo y mucho respeto “que con la Santa Muerte no se juega”. Muchos de los juicios que dan los pobladores de esta ciudad, especialmente los escépticos, prefieren referirse a ella con el “quien sabe, pero con esas cosas es mejor no jugar”. ¿Por qué tanto miedo para hablar de este célebre personaje que tiene la forma cadavérica de una virgen cargando una hoz?
Los creyentes, especialmente en la ciudad de Tultitlan en el Estado de México, donde hicieron una estatua de más de 23 metros de esta santa, susurran que ella acepta todo lo que se le pida, pero a cambio hay que pagarle. Si las personas no le pagan ella se toma la justicia por sus manos. Lo bueno es que se le puede pedir cualquier cosa, desde el bienestar de la familia, hasta la muerte de un enemigo.
Algunas anécdotas sobre las peticiones mencionan que ella cura los enfermos. Un caso de una niña que tenía una trombosis de la que nadie aseguraba que se pudiera recuperar, hizo que su madre y su hermana llevaran un recado a la Santa Muerte, luego de que una familiar les contara las posibilidades de ser sanada por esta oscura figura. Efectivamente compraron la señora y su hija una estampa de esta virgen y prometieron darle algo valioso a cambio de la salud de la niña. No pasó más de un día y la niña se recuperó, aún ante el escepticismo de los doctores que veían el caso como imposible. Desde ese día ellas cumplen su promesa, van y llevan prendas de ropa y dinero a las personas más pobres de la ciudad. La niña nunca volvió a sufrir un ataque de trombosis y el lugar que ocupaba la Virgen de Guadalupe, fue remplazado por la oscura figura blanca.
Muchos casos como estos son contados por las calles mexicanas, pero también nos encontramos con casos más oscuros, donde se intenta poner un listón negro a la figura y la foto de alguien a quien se le quiere matar, así la persona improbablemente vuelva a ver y muera.
Pero dicen que para ese tipo de acciones se tiene que dar algo muy querido a la Santa Muerte, como la noble sangre de un niño o de alguien sin pecado. Obviamente no puede confirmarse la efectividad de la Santa Muerte que no diferencia el bien del mal. Pero si podemos tener luces sobre las extrañas muertes a las que son sometidas las personas maldecidas por los informes clínicos de las víctimas. Algunas terminan asfixiándose, otra se vuelven locas y se matan con pastillas y muchas otras no mueren pero la vida se les vuelve una desgracia.
Aquí vemos cómo las personas adoran a un ser capaz del mayor bien y el peor mal, una inofensiva figura que denota unos ojos oscuros y un poder tan fuerte sobre los creyentes y no creyentes, capaz de los mayores miedos. Esta santa nunca ha sido aceptada por la Iglesia Católica, incluso ha sido descomulgada por todos los crímenes que se le atribuyen.
Los católicos dicen que esa figura es más vudú que cristianismo, pero lo que ellos no entienden está sobre el bien y el mal. Es el poder de los antiguos aztecas que intenta auxiliar a los creyentes agradeciendo todas las muertes que se le dieron en el pasado.
Fuente de imágenes: 1: imagenesdelasantamuerte.com, 2: sanlamuerte.net, 3: mlm-s2-p.mlstatic.com