Tras estar durante siglos bajo el domino del Imperio Otomano, el Medio Oriente realizó una rebelión generalizada durante la Primera Guerra Mundial (impulsada por influencia británica, pues el país estaba interesado en debilitar a los otomanos, que eran aliados alemanes) que llevó a la aparición de varios estados relativamente independientes en lo que hoy es Arabia Saudita. En este periodo ya se había consolidado el poder de la corona saudí en algunos territorios, pero la mayor parte de los mismos se hallaban bajo el “Reino de Hejaz”, gobernado por el otrora gobernante de La Meca Hussein Bin Ali. Sin embargo, la corona saudí (en cabeza de Ibn Saud), que había ganado el apoyo de los nómadas de la región en 1902, tenía otros territorios bajo su control y era un contendiente importante a gobernante de la región.

Y bueno, toda esta historia es para contar que dentro de estos nómadas, que apoyaron a los saudíes desde 1902 se encontraba un grupo conocido como los Ikhwan, un grupo muy influenciado por el wahabismo, la corriente más radical del islam, y particularmente belicoso y hábil en el campo de batalla.

Y, como imaginarán, profundamente tradicionales.

Cuando finalmente Ibn Saud consiguió el control de la Península en 1927, el monarca comenzó a pensar en modernizar y desarrollar a su país. Pero los Ikhwan tenían otra idea: debían mantener sus tradiciones y expandir el wahabismo al resto de los países árabes.

La Rebelión

El resultado, como imaginarán, no podía ser otro que la guerra.

Los Ikhwan desatendieron las órdenes de Ibn Saud y comenzaron a atacar por su parte los dominios británicos de la región. Ibn Saud, consciente del peligro que representaba una intervención británica, comenzó a rechazar estas acciones, y el asunto había escalado a una guerra completa para 1928. Los Ikhwan no solo estaban asolando regiones vecinas, sino que su fanatismo y lealtad al Islam los hacían un grupo muy popular entre diversos sectores populares y tradicionales. Ibn debía cooptarlos o derrotarlos de manera definitiva, no había otra opción.

Y así, en 1929 se libró la batalla que llevaría al final de esta confrontación, en Sabilla. Una batalla muy particular, por ser la última batalla de la Historia en la que uno de los bandos luchó a lomo de camello.

Batalla de Sabilla

No tenemos muchos detalles de la Batalla… porque no fue particularmente dramática. Pero lo que sí sabemos es que en medio de su defensa a ultranza de la tradicionalidad, los Ikhwan se negaron a usar armas modernas.

Parte de lo que los había alejado de Ibn Saud era que este buscaba desarrollar la economía, y como tal había invertido en redes de teléfono, carreteras, vehículos y otras tecnologías modernas que de acuerdo con estos nómadas eran antitéticas al Islam. Y como estas, también lo eran las armas de fuego, por lo que estos guerreros luchaban únicamente con espadas y lanzas. El 29 de marzo de 1929 ambos ejércitos se encontraron en el campo de batalla.

Por esta razón, nadie se sorprendió cuando los soldados saudíes, que aparte eran más numerosos (30.000 contra 10.000 de los Ikhwan) tuvieron una resonante victoria que terminó con la muerte de la mayor parte de los líderes rebeldes. Los restantes serían derrotados en el transcurso del año, y para 1930 la rebelión había terminado.

Pero los supervivientes Ikhwan aún tenían mucha popularidad y Ibn Saud se vio obligado a darles puestos en el ejército (con el objetivo de evitar una futura rebelión). Y en parte por esto Arabia Saudita, desde el principio, ha estado sometida a los mandatos de los radicales religiosos, y en los 1960’s de nuevo el Wahabismo surgió en el país y comenzó a expandirse más y más en el mundo islámico, financiado con los abultados bolsillos saudíes.

Y en parte importante, por eso la región está hoy como está.

Fuentes:

1. https://en.wikipedia.org/wiki/Saudi_Arabia
2. https://en.wikipedia.org/wiki/Ikhwan_revolt
3. https://en.wikipedia.org/wiki/Ibn_Saud

Imágenes: 1: revolvy.com, 2: thepublici.blogspot.com